Revista Ciencia

La inutilidad de los derechos humanos

Publicado el 06 enero 2015 por Rafael García Del Valle @erraticario
<img src="//i0.wp.com/www.erraticario.com/wp-content/plugins/send-to-kindle/media/white-15.png" alt="" title="" width="" height="" data-recalc-dims="1">Send to KindleEn la introducci&#243;n al libro de Nuccio Ordine,&#160;La utilidad de lo in&#250;til,&#160;el autor expresa rotundo&#160;que, en tiempos de crisis econ&#243;mica, no todo est&#225; permitido, y que la crisis no puede justificar la destrucci&#243;n de&#160; las pr&#225;cticas humanas y solidarias:&#8230;los bancos y los acreedores reclaman implacablemente, como Shylock en El mercader de Venecia, la libra de carne viva de quien no puede restituir la deuda. [&#8230;] El derecho a tener derechos &#8211;para retomar un importante ensayo de Stefano Rodot&#224;, cuyo t&#237;tulo evoca una frase de Hannah Arendt&#8212; queda, de hecho,&#160; sometido a la hegemon&#237;a del mercado, con el riesgo progresivo de eliminar cualquier forma de respeto por la persona.Hay un breve ensayo firmado por Julia Honkasalo en el que la autora busca las semejanzas entre el informe en que, en 2009, Irene Khan, secretaria de Amnistia Internacional, ya denunciaba este desprecio por los derechos humanos que se escond&#237;a tras la crisis econ&#243;mica, y el pensamiento de Hannah Arendt quien, sesenta a&#241;os atr&#225;s, ante la Declaraci&#243;n Universal de los Derechos Humanos, critic&#243; su absoluta falta de realismo: est&#225;n basados en una abstracci&#243;n, el &#8220;Hombre Universal&#8221;; para que pudieran ser aplicados, har&#237;a falta otra clase de pol&#237;tica, de pol&#237;ticos y, en realidad, de seres humanos.Escribe Honkasalo que&#160;&#8220;una gran parte de los problemas se&#241;alados por Amnistia Internacional y Human Right Watch tienen que ver precisamente con las mismas debilidades que Arendt se&#241;al&#243; en las d&#233;cadas de 1940 y 1950&#8221;: la fragilidad humana. La cr&#237;tica de Arendt radica en que el &#225;mbito pol&#237;tico termina buscando su finalidad en supestos externos, supra-pol&#237;ticos, como Dios, la naturaleza o la historia universal.Seg&#250;n ella, necesitamos distinguir entre &#8220;humanidad&#8221; como un concepto pol&#237;tico y &#8220;humanidad&#8221; como un concepto natural. Esto es porque de otra manera arriesgamos reducir la pol&#237;tica a la naturaleza. Aqu&#237; vemos que el problema se reduce a la cuesti&#243;n de establecer cu&#225;l es la base de la pol&#237;tica. Arendt es muy cuidadosa en se&#241;alar que los derechos humanos como un concepto natural no pueden ser el fundamento de la pol&#237;tica. La pol&#237;tica no puede tener un fundamento natural, ya que los seres humanos no son iguales debido a algunas caracter&#237;sticas naturales que posibiliten una igualdad. Por el contrario, ellos se transforman en &#8220;humanos&#8221; e &#8220;iguales&#8221; al convertirse en miembros de una comunidad pol&#237;tica que garantiza derechos para sus integrantes. Esta es la raz&#243;n por la que Arendt sostiene que el m&#225;s b&#225;sico sustento para los derechos humanos debe ser el derecho a pertenecer a una comunidad pol&#237;tica.Es la comunidad la que otorga el derecho a tener derechos que reclama indignado Ordino y que recomienda esc&#233;ptica Arendt. Contin&#250;a Honkasalo:El problema de los derechos humanos en el sentido tradicional, es que estos son derechos que est&#225;n basados en el modelo de ciudadan&#237;a. S&#243;lo aquellas personas que ya son miembros de una comunidad pol&#237;tica pueden poseer derechos. Por otro lado, el principio de soberan&#237;a tambi&#233;n le entrega al Estado el derecho de privar la ciudadan&#237;a para estas personas. As&#237;, es la misma estructura estatal la que produce personas ap&#225;tridas dentro del Estado. Cada vez que se producen personas ap&#225;tridas, ellos son privados de derechos porque ya no pertenecen a ning&#250;n lugar. Por ejemplo, en el caso de los refugiados, depende de la hospitalidad del pa&#237;s &#8220;anfitri&#243;n&#8221; si quiere o no aceptarlos. As&#237;, las personas ap&#225;tridas incluso no pueden reclamar derechos porque ellos no tienen instituciones ni mecanismos para apelar. Nuevamente, como en la d&#233;cada de 1940, hoy en 2009 una gran parte de la responsabilidad de proteger los derechos humanos de los refugiados es puesta sobre los hombros de las ONG&#180;s y de las organizaciones de ayuda internacional.Puesto que la potestad de proporcionar o no derechos depende de la voluntad de cada Estado naci&#243;n, siempre se ha estimado necesaria una estructura pol&#237;tica mundial que los comprometa como soluci&#243;n a la falta de respeto de los Derechos Humanos. Pero, ay&#8230; todo hombre que alcanza el poder tiende a abusar de &#233;l, que dijo Montesquieu. Hace falta un poder que frene al poder, dicen los padres de la idea de separaci&#243;n de poderes. Y ese complejo mundo de las ciencias pol&#237;ticas se devana los sesos buscando la soluci&#243;n al problema de la convivencia humana. El universo se sostiene sobre una tortuga; &#191;y la tortuga? Pues, hombre, sobre otra tortuga&#8230;Arendt nunca crey&#243; en el &#233;xito de esta idea. Detr&#225;s de todo poder, hay seres humanos. La universalidad de los derechos est&#225; condenada a fracasar por la fragilidad, la accidentalidad e imprevisibilidad de la condici&#243;n humana y, por consiguiente, de las instituciones en que se desenvuelve y expresa tal condici&#243;n.La cr&#237;tica de Arendt se resume, en palabras de Honkasalo, en que:&#8230;aferrar los derechos humanos a una estructura que en cualquier momento puede abandonar a estos mismos derechos &#8211;que sin embargo prometi&#243; garantizar a todos los seres humanos&#8212;, es un peligro para la democracia. Lo que esto significa es que los derechos deben ser tomados como productos de los discursos humanos que tienen un trasfondo hist&#243;rico y un contexto espec&#237;fico, no como manifestaci&#243;n entregada por Dios o por cualidades naturales.Al respecto, cuenta Slavoj Zizek en Viviendo el final de los tiempos que fue&#160;Confucio &#8220;el primero en bosquejar claramente lo que se tiene la tentaci&#243;n de llamar el escenario elemental de la ideolog&#237;a&#8221;, esto es, el mito por el que se legitima un nuevo sistema de poder: &#8230;consiste en reivindicar la autor&#237;a (sin nombre) de alguna importante tradici&#243;n. Se hac&#237;a referencia a un tiempo original en el que esta tradici&#243;n todav&#237;a reinaba por completo [&#8230;], en contraste con el periodo actual, que aparec&#237;a como el tiempo de la decadencia, de la desintegraci&#243;n de los lazos sociales org&#225;nicos, de la creciente brecha entre las cosas y las palabras, entre los individuos y sus t&#237;tulos o papeles sociales.Pero esta alusi&#243;n a la tradici&#243;n suele ser una creaci&#243;n m&#225;s que una transmisi&#243;n, &#8220;una necesaria ilusi&#243;n estructural&#8221; que haga referencia a un orden natural superior sobre el que sustentar las acciones de los hombres.Este mandato est&#225; basado en la idea de que el Cielo est&#225; ante todo preocupado por el bienestar de los humanos y de la sociedad humana; para poder alcanzar ese bienestar el Cielo instituye el gobierno y la autoridad. El cielo da su mandato a una familia o a un individuo para que gobierne sobre otros seres humanos con justicia e imparcialidad; los gobernantes tienen que hacer que el bienestar de su pueblo sea su principal preocupaci&#243;n. Cuando los gobernantes o una dinast&#237;a fracasan en gobernar de esta manera, el Cielo acaba con su mandato y se lo otorga a otro.Los legalistas chinos, por su parte,&#8230;ya formularon una visi&#243;n que m&#225;s tarde propondr&#237;a el liberalismo, es decir, una visi&#243;n del poder del Estado que, en vez de descansar en las costumbres y convenciones del pueblo, le somete a un mecanismo que hace que sus mismos vicios trabajen a favor del bien com&#250;n.As&#237;, si el hombre es malo por naturaleza, esa maldad innata es la que permite endurecer el sistema de leyes y justificar la acci&#243;n totalitaria. Adem&#225;s, el sistema legal ser&#225; siempre tan complejo que permite tomar, sin posibilidad de enmienda, la decisi&#243;n m&#225;s conveniente desde el punto de vista del gobernante.En resumen: la verdad de la ideolog&#237;a no cuenta; lo importante es &#8220;c&#243;mo funcionan los mitos y rituales ideol&#243;gicos, su papel para mantener el orden social&#8221;.El orden se basa, desde el principio de los tiempos, no tanto en la distinci&#243;n entre lo que est&#225; permitido y lo que est&#225; prohibido como en la regulaci&#243;n de tales prohibiciones, de manera que siempre habr&#225; excepciones por las cuales justificar, conforme a la ley, la violaci&#243;n de la ley.Para ponernos m&#225;s cultos si cabe, Zizek recurre a Santo Tom&#225;s para explicar lo dicho. Se trata de la &#8220;universalidad con excepciones&#8221;, mediante la cual se busca resolver la brecha entre la ley universal y su aplicaci&#243;n concreta.&#160; La universalidad, al ser abstracta, tiene que ser tergiversada para servir al pragmatismo de las circunstancias particulares.&#160;Por ejemplo, para resolver la contradicci&#243;n entre la sociedad feudal y las ense&#241;anzas cristianas:La soluci&#243;n de Tom&#225;s de Aquino era que aunque en principio la propiedad compartida es preferible, eso solo se aplica a humanos perfectos; para la mayor&#237;a de nosotros, que habitamos en el pecado, la propiedad privada y la diferencia de riqueza son naturales e incluso es pecaminoso reclamar el igualitarismo o la abolici&#243;n de la propiedad privada en nuestras sociedades, esto es, pedir para gente imperfecta lo que solamente corresponde a la gente perfecta.Hegel, por su parte, hablar&#237;a de &#8220;universal concreto&#8221;, concepto que, se&#241;ala Zizek, difiere del &#8220;universal con excepciones&#8221; en que, mientras &#233;ste es una cuesti&#243;n de imposibilidad de aplicaci&#243;n de lo abstracto, aqu&#233;l evoca de forma sutil que hay algo err&#243;neo en el universal que exige su modificaci&#243;n. Por ejemplo, en el caso de la pena de muerte como ley permitida en sistemas legales del &#8220;primer mundo&#8221; civilizado, pero que no es aplicada gracias a infinidad de prerrogativas que permiten escurrir el bulto y no tocar el principio abstracto que la legitima.As&#237;, observamos dos aspectos de una misma imposibilidad: la &#8220;universalidad con excepciones&#8221; tomista justifica la defensa de la ideolog&#237;a establecida a pesar de su inviabilidad, mientras que el &#8220;universal concreto&#8221; est&#225; tomado desde una perspectiva cr&#237;tica, una conciencia del error inmanente a la ideolog&#237;a.Todo lo dicho se resume en que toda sociedad, organizada inevitablemente bajo una ideolog&#237;a, incluida la ideolog&#237;a que pretende no ser una ideolog&#237;a, necesita su c&#243;digo oculto, sus leyes no escritas, brutales y despiadadas que todos conocen pero nadie reconoce, que son las que realmente hacen funcionar la sociedad y permiten desde&#160; la sombra que perviva la fantas&#237;a de valores en cuesti&#243;n.La &#233;poca del terror que sucedi&#243; a la Revoluci&#243;n francesa es un ejemplo de la incapacidad para trasladar la universalidad abstracta a circunstancias concretas; cualquier intento deriva en furia autodestructiva al comprender su impotencia.De hecho, la advertencia de Arendt en&#160;Los or&#237;genes del totalitarismo&#160;es que todo buen sistema totalitario se reconoce por su empe&#241;o en suprimir las diferencias y las contingencias humanas en nombre de la seguridad nacional y el bienestar del orden establecido, o establecido por el orden, pues esta parece la &#250;nica v&#237;a de incluir los ideales en el plano de esta nuestra materia.Aqu&#237; cabe incluir uno de esos chistes populares a los que recurre habitualmente Zizek. Se dice que Lenin pregunta preocupado:&#8220;&#191;Qu&#233; nos pasar&#225; si fracasamos?&#8221;; a lo que Trotsky responde m&#225;s preocupado a&#250;n: &#8220;&#191;Y qu&#233; suceder&#225; si triunfamos?&#8221;.Y es que todo gran relato sobre la historia &#8211;cristiano, liberal, hegeliano, marxista, fascista&#8212;no es m&#225;s que un intento por hacerse cargo de la complejidad del mundo y orientar su explicaci&#243;n hacia los fines de unos intereses concretos, escribe Sloterdijk en En el mundo interior del capital.El estado del bienestar tranquiliz&#243; al ser humano y le hizo creer que hab&#237;a progresado en eso de la &#233;tica y el respeto por la vida y tal. No se daba cuenta, hasta ahora, que s&#243;lo el excedente, las sobras, los desperdicios de la acci&#243;n del progreso, era lo que permit&#237;a mantener la ilusi&#243;n.Sin ese excedente, regresa la cruda verdad.&#160;No se trata de que en tiempos de crisis est&#233; o no est&#233; todo permitido. En realidad, siempre estuvo permitido todo.&#160;Es solo que, por estos lares, se pod&#237;a disimular. Como escribe Arendt en&#160;Los or&#237;genes del totalitarismo: Ninguna paradoja de la pol&#237;tica contempor&#225;nea se halla penetrada de una iron&#237;a tan punzante como la discrepancia entre los esfuerzos de idealistas bien intencionados que insistieron tenazmente en considerar &#8220;inalienables&#8221; aquellos derechos humanos que eran disfrutados solamente por los ciudadanos de los pa&#237;ses m&#225;s pr&#243;speros y civilizados y la situaci&#243;n de quienes carec&#237;an de tales derechos.Al final, &#8220;la &#250;nica &#8220;reconciliaci&#243;n&#8221; entre lo universal y lo particular es la de la&#160;excepci&#243;n universalizada: solamente la postura que vuelve a formular cada caso particular como una excepci&#243;n trata todos los casos particulares&#160;sin excepciones&#8221;. Toda ideolog&#237;a est&#225; condenada a fracasar por naturaleza puesto que es la relaci&#243;n entre individuos la que define las relaciones concretas, no los universales de la ideolog&#237;a.Probablemente, el generalizado menear la cabeza en alusi&#243;n a las deficiencias del personal pol&#237;tico oculta un descontento global que a&#250;n no ha tomado forma: apostar&#237;a directamente a que se trata de los estados aurorales de una toma de conciencia de alcance mundial sobre insuficiencias antropol&#243;gicas.[&#8230;] Se deber&#237;a examinar si la censura cr&#243;nica a la clase pol&#237;tica no ser&#225; la proyecci&#243;n de un malestar general de la cultura mundial, s&#243;lo que cristalizado ante la prominencia pol&#237;tica.(Sloterdijk,&#160;En el mismo barco)</span>

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