Artículo de opinión aparecido en Nueva Tribuna el día 10 de febrero.
Es incuestionable que en los últimos años hemos asistido a la espectacularización de la política. Determinados representantes de la vida pública asisten a los programas de televisión, no para debatir sobre la propuesta política de los partidos y los problemas de la gente, sino para intercambiar ocurrencias y pequeñas miserias con sus contertulios, profesionales ya, todos ellos, del espectáculo mediático.
Cuando el pasado 5 de febrero, Tania Sánchez (TS) hizo pública su decisión de abandonar Izquierda Unida, la expectativa levantada no fue para conocer las razones de su nuevo proyecto político; las y los informadores acudieron a la sala de prensa a escuchar la historia fabulada de una ex militante de IU. Poco o nada interesó la opinión que a IUCM le mereció la decisión de TS. Lo importante allí fue escuchar y difundir sus diatribas contra IU y dar pábulo a un relato de ficción: “Nos vamos a crear otro partido para impulsar la unidad popular”. La misma cantinela de siempre. “Fragmento la izquierda para luchar por la unidad”. Nunca fue tan fácil crear un partido. Es como si un grupo de amigos se reúne en el parque para programar una excursión a la pradera de San Isidro. Eso sí, una excursión televisada.
Pero, ¿qué pasó realmente? Algo más sencillo: TS lideró hace unos meses la campaña de calumnias y mentiras contra el mejor y más importante alcalde que tenía IU en todo el país; agitó, junto al actual regidor no elegido de Rivas, un informe de la Cámara de Cuentas de Madrid dominada por el PP y lo utilizó como prueba de acusación. El alcalde dimitió, la prueba resultó ser falsa y todos los grupos municipales por unanimidad, así se lo reconocieron a José Masa, el alcalde democrático.
¿Y a qué viene este preámbulo? Pues a que la que acusó es ahora acusada, y esta vez, no por una historia inventada, sino por unos hechos ya confirmados: durante años su hermano recibía la aprobación municipal para una subvención millonaria que avalaban ella y su padre. Yo no necesito conocer si va a ser o no imputada por un juzgado de Madrid, tras la querella presentada por el PP de Rivas. Ella sí. Por eso precipitó su abandono de IUCM, días antes de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid se pronunciara al respecto. Al dimitir como diputada regional por su huida de IU, su caso cambia de juzgado y pasarán meses hasta saber si es o no imputada. El tiempo necesario para reclamar, despejada temporalmente la incertidumbre judicial, un lugar en las listas de “unidad popular”.
Las primarias y las tertulias
Por supuesto, no se debe olvidar otro hecho -que no especulación- de trascendencia. TS ganó las primarias de IUCM para ser la candidata de esta formación a las elecciones autonómicas. Fue ratificada por la dirección regional, a pesar de las dificultades derivadas de su irregular y poco ética gestión cuando fue concejala de Rivas. Pero, consciente de su estrella, ella interpretó su triunfo en las primarias como pasaporte para cambiar la dirección y la política de IUCM. Lo vistió de convergencia, pero en el fondo pesaba más la desesperada necesidad de construir una historia comercial, de venta mediática, que le permitiese justificar su precipitado abandono de IU, como la negativa de “la vieja guardia, los responsables de la estafa de Bankia y los del viejo régimen a trabajar por la unidad popular”. Esas fueron las explicaciones de TS; nadie ha podido rebatirlas, porque a nadie de IUCM han tenido a bien llamar los mass media de la derecha que apoyan a Podemos. Excepcionalmente, algunas/os informadores advirtieron lo del inminente fallo del TSJM, como la causa de la acelerada decisión de TS, pero el espectáculo en los medios de comunicación era otro.
Y así resulta que la popularidad de la estrella, que no de la dirigente, acaba siendo más importante para los medios de comunicación que la política. Decía Francisco de Quevedo que “la soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió”. Viene a cuento esto, por la dinámica que desde hace unos años protagonizan los medios de comunicación, de manera singular, los audiovisuales, y las/os tertulianas/os en su afán por buscar el espectáculo. Preparan debates, sí, pero no para estimular la opinión crítica del espectador/a, sino para construir pequeños mandarines de la imagen, que lo mismo hablan de la crisis económica que de una aventura amorosa o familiar. Y hacen mal los representantes políticos que ignoran las leyes del espectáculo. Sobre todo quienes, en un ejercicio de particular soberbia, creen situarse al margen o por encima de sus propios partidos, abrazando peligrosamente su autodestrucción. Es una regla no escrita, que quienes hoy aplauden se cansan y un buen día piden tu cabeza.
Cuesta aceptar lo que vemos. Con frecuencia uno no puede sino resignarse ante tanta tropelía. Yo sé que en estos tiempos de mudanza, todo sucede deprisa, y no extrañaría ver a la más destacada de las amigas/os del parque formando parte de candidaturas con siglas (Podemos/Ganemos), pero sin las siglas prohibidas en ese tándem citado: IU. De esta forma, los convergentes de la exclusión tratarían de matar dos pájaros de un tiro: primero, un partido instrumental SIN la presencia de las siglas IU; segundo, una permanente actividad de descrédito de las mismas (desde dentro y desde fuera) a cargo de quienes saben de antemano que no apoyarán candidaturas de IU. Aparentemente un plan sin fisuras. Salvo que enfrente tendrán a una formación política dispuesta a pelear con coraje y talento para desenmascarar a los mandarines del espectáculo. Somos Izquierda Unida y su papeleta de voto (solos o en coalición) estará en todos los colegios electorales para recibir el apoyo de miles de ciudadanos y ciudadanas en los pueblos y en la comunidad de Madrid.
Fuente: Luis María González