El fútbol es uno de los pocos deportes en el que sin jugar mejor que el rival un equipo se puede quedar con todo. También es un deporte en el que la jerarquía de los jugadores reemplaza cualquier dificultad que puede presentar el rival. Esas dos cosas fueron las que tuvo Lanús en el Clásico del Sur ante Banfield, al que le ganó por 2 a 1 y le asestó otro golpe a un Taladro que empieza a complicar seriamente su permanencia en Primera.
El visitante empezó tratando de jugar los primeros minutos en campo granate, buscando inquietar el área de Marchesin. Pero los de Schurrer demostraron su gran poder ofensivo cuando a los siete minutos, y en la primera de peligro, apareció Braghieri con un cabezazo para dejar inmóvil a un Lucchetti que tampoco hizo mucho por evitar la apertura del marcador. Banfield pareció no acusar recibo y fue a buscar el empate. Pero llegó Pavone y con una vaselina extraordinaria estiró ventajas y casi que sentenció la historia a los 13 minutos. Sí, a los 13 minutos, porque a pesar de que el Taladro estaba mostrando una de sus mejores imágenes en el torneo no inquietaba en nada a un local mucho más armado.
Barranca abajo. Así está Banfield que mirá de reojo la Promoción.
Jerarquía. La misma palabra que dijimos que le sobra a Lanús a nivel individual es la que le falta a Banfield en su plantel. Porque el Taladro fue y fue, pero cuando no chocaba con el gran partido de Goltz y las manos de Marchesin lo hacía con sus limitaciones. El descuento de Ferreyra fue una pequeña luz de esperanza entre tanta luz granate. Tarde porque ya el destino del partido estaba definido desde el minuto 13…
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