Vista aérea de la ciudad romana de Ategua con edificaciones de época ibérica, romana y medieval. FOTO: EFE
La Junta de Andalucía va a invertir un total de 64.300 euros en las obras de consolidación arquitectónica en Ategua, que comenzarán esta semana, y que tienen como objetivo afianzar la seguridad del yacimiento, mejorar su accesibilidad, evitar el desplome de algunas de las estructuras y asegurar la integridad física de otras, señala una nota de prensa.Estas obras de conservación tienen cinco líneas generales de actuación: mejorar el firme del camino de acceso, en la actualidad muy deteriorado por las escorrentías de agua derivada de las lluvias de los años precedentes; refuerzo de la base del vallado con el fin de impedir la entrada de personas no autorizadas al yacimiento y reparación de la misma en las zonas que sea necesario; obras de emergencia sobre los cortes abiertos en los años 80; actuación en la zona sur del área conocida como “domus” y consolidación de los morteros piretales de la sala situada al sur frigidariun del conjunto termal.
El yacimiento conserva estructuras de las diversas épocas por las que ha atravesado, tales como la muralla ibero-romana, casas, cisternas y templo romanos, fortaleza y zoco islámico, en un claro ejemplo de superposición de ciudades históricas.
OCUPADA DESDE EL CALCOLÍTICO HASTA LA EDAD MEDIA
Ategua posee restos constructivos que constatan la ocupación del lugar desde el Calcolítico hasta la Edad Media, lo que lo convierte en un lugar privilegiado para la investigación arqueológica e histórica. La ciudad adquirió fama en la Antigüedad por su papel en la guerra civil entre Julio César y los hijos de Pompeyo, Cneo y Sexto, según relata el «Bellum Hispaniense», y fue conquistada por los cesarianos en el año 45 a. C.
Los restos constructivos más antiguos de Ategua pertenecen a la fortificación ibero romana, que defiende la totalidad de la cima de la loma y parte de las laderas. Por el lado suroeste, la muralla, edificada sobre un reborde granítico, se ve complementada por otra línea de fortificación situada un centenar de metros más abajo; esta última, que permanece enterrada y fue localizada por A. Blanco, es de más consistencia, 1.70 metros de espesor y es, como la primera de mampostería.