Circulando de correo en correo, ha llegado hoy a mi buzón este documento. Lo reproduzco sin autorización de su autora, a quien no conozco, si a alguien le incomoda o infrinjo alguna norma, que me lo comunique y lo retiro inmediatamente.
Siempre he pensado que es ilógico que la lactancia materna produzca caries. Desde el punto de vista evolutivo, si nuestros antepasados han mamado 4 años o más, y los dientes "de leche" como su nombre indica coexisten con la lactancia, no tiene ningún sentido que la leche materna sea cariogénica.
Me sorprende que algunos profesionales de la odontología achaquen las caries a la lactancia "prolongada", con lo escasa que esta es todavía en la sociedad.
Al respecto, Gemma escribió un post muy bien documentado en su blog, y ahora contamos con este documento redactado por la odontóloga Irene Iglesias Rubio, que compartimos a continuación:
LACTANCIA MATERNA Y CARIES
Todos
sabemos de los beneficios de la LM para la salud del niño, de la prevención de
muchas enfermedades (diabetes, obesidad, asma…), además de la sensación de
afecto y protección que proporciona al niño. También conocemos los beneficios
sobre la madre, ya desde el mismo momento del parto pero también a largo plazo.
La OMS
recomienda amamantar mínimo 6 meses y hasta los dos años, pudiendo prolongar la
lactancia cuanto deseen madre e hijo.
Sin
embargo, muchos profesionales consideran que las caries infantiles se deben a
la “lactancia prolongada”, haciendo creer que esto es una moda, y que propicia
el desarrollo de las caries de la infancia temprana. Muchos, de hecho,
confunden caries de la infancia temprana con “caries del biberón” y para ellos
es exactamente igual amamantar que dar el biberón. Vuelven la vista hacia
el hecho de que el destete natural en la especie humana ocurre entre los 2 y
los 7 años, y que todo lo que sea destetar antes de los dos años es un destete
precoz. ¿Podría ser que en esta ocasión la naturaleza se haya equivocado?
¿Podría ser que la naturaleza provea de dientes a los niños y sin embargo la LM
los destruya poniendo en riesgo la salud y la vida de los niños?
Fijémonos
en los animales: ¿hasta cuándo maman los animales? En su ambiente natural hasta
que les parece oportuno. ¿Tienen caries los cachorros? No. Los veterinarios ven
caries en animales cuya dieta se ha “humanizado”, con dueños que les
proporcionan alimentos que no son propios para animales
Hablemos
de las caries.
Para
encontrar una respuesta, veamos qué son las caries: llamamos caries al proceso
destructivo del diente que tiene lugar como consecuencia de la
desmineralización de la superficie dental. Esta desmineralización ocurre debido
a que las bacterias se alimentan de los restos de glucosa que se quedan
depositados sobre la superficie dental. Las bacterias metabolizan la glucosa y
como producto eliminan ácidos, que son los que van destruyendo el esmalte,
primero produciendo una mancha blanca, que se puede remineralizar, y luego
penetrando ya en el diente. Por tanto para que haya caries tienen que concurrir
varios factores:
1.- que haya dientes: cuando aún no ha
erupcionado ningún diente no se puede producir una caries. Aún así se insiste
en que se limpien las encías con una gasita.
2.- que haya bacterias: sólo con que haya
azúcar pegado en los dientes no se provoca caries. A un diente sumergido en un
azucarero no le pasa nada. Pero las bacterias están, y no aparecen por
generación espontánea: ¿de dónde proceden las bacterias que inician y hacen que
progresen las caries? Pues de la madre y de los cuidadores: el hecho de probar
la comida nosotros primero antes de dársela al bebé, el soplar la comida para
que no queme y el dar besos en la boca al niño, sobre todo si la madre ha tenido o tiene caries activas en el último año está
demostrado que es un factor de ALTO riesgo para la aparición de caries en niños
menores de 3 años, ya que inoculamos involuntariamente las bacterias en la
boca del niño.
Por
otra parte, las bacterias sobreviven de
los azúcares que introducimos en la dieta: nuestra dieta actual está
plagada de azúcares refinados que ni nos damos cuenta que comemos. Los alimentos con más de un 14% de azúcar
son de ALTO riesgo de caries. Cuando un niño empieza con la AC ¿qué
comenzamos a ofrecerle? Normalmente plátano, papillas, galletas, zumos. Todos
estos son alimentos de alto riesgo. Los dientes recién erupcionados tienen el
esmalte aún sin terminar de mineralizar, por tanto son mucho más susceptibles a
los ácidos. En ese momento precisamente es cuando más debemos evitar el
contacto directo con sustancia azucaradas como zumos.
3.- el tiempo durante el cual las bacterias
están adheridas al diente es fundamental: no es lo mismo comer un donuts y
luego un puñado de frutos secos que al revés. Los alimentos duros realizan una
labor de arrastre y ayudan, junto con la saliva, a eliminar los restos más
pegajosos. Terminar de comer con un pedazo de tarta no es lo mismo que con un
trozo de queso. De la misma manera, no es lo mismo que el ataque de las
bacterias tenga lugar 5 veces al día que 17. El tiempo en el que el riesgo es
mayor son los primeros veinte minutos
tras haber comido. En esos primeros minutos es cuando hay que lavarse los
dientes. Pero la frecuencia con la que nos expongamos al riesgo es importante,
así como el tiempo de contacto, aumentado en alimentos más pegajosos.
4.- Y
finalmente, los factores de resistencia
individual del paciente como la cantidad de saliva (reducida en ciertas enfermedades, o con el uso de
medicamentos como corticoides comúnmente utilizados para el asma), un esmalte
deficiente de forma congénita, una anatomía irregular de la superficie dental y
otras circunstancias individuales pueden predisponer al niño a tener más
caries. Aquí la higiene dental, el aporte de flúor y la conveniencia o no de
colocar selladores oclusales juegan el papel más importante, pues estas medidas
está demostrado que disminuyen drásticamente el número de caries presentes.
Entonces,
¿qué papel juega en todo esto la LM?
Vamos a
ver qué factores juegan a favor de la LM en cuanto a la boca:
.- Al
mamar el niño aprende a respirar por la nariz, lo que hace que se estimule el
crecimiento del tercio medio de la cara.
.- La
lactancia hace que al mamar la mandíbula se desplace hacia atrás y adelante,
disminuyendo el retrognatismo mandibular fisiológico del recién nacido.
.- Los
bebés cuanto más tiempo son amamantados menos se chupan el dedo o recurren a
chupetes: hay una relación inversa entre el tiempo de lactancia y los hábitos
bucales nocivos.
.- El
bebé es capaz de controlar la longitud del pezón, su flexibilidad y el flujo de
líquido, cosa que no puede hacer con tetinas ni chupetes.
Y
concretamente, en cuanto a la caries:
.- El pezón se coloca al final de la boca,
en el límite entre paladar duro y paladar blando. No toca los dientes, cosa que sí sucede con los biberones.
.- Si
el pezón no es ordeñado no sale leche de forma continua. Aunque el bebé se duerma con el pezón en la boca, la leche no sigue
saliendo. No se queda leche desbordando la boca. En el mismo acto en que el
pezón se exprime, la leche es ingerida. Con el biberón sí existe ese riesgo, y
de hecho es el mayor peligro
.- La
lactosa es el azúcar que tiene la leche. Este azúcar se metaboliza en los dos
monosacáridos que lo componen gracias a la lactasa, una enzima que se sintetiza
en el intestino delgado. De esta forma en la boca no hay glucosa, las bacterias
no obtienen glucosa de la lactosa en la boca, sino que la obtienen de otros
azúcares como la fructosa. El riesgo pues es debido a la alimentación
complementaria, no a la LM. En cualquiera de los casos, la lactosa es el azúcar menos cariogénico que existe.
.- La leche
materna contiene enzimas e inmunoglobulinas que inhiben el crecimiento de las
bacterias que producen caries así que, de hecho, la leche materna previene la caries.
.- La
leche materna en realidad hace que se deposite calcio y fósforo en el esmalte. No causa una disminución significativa en
el pH, al contrario de lo que piensan muchos dentistas. La leche humana no
es cariogénica a menos que haya algún otro azúcar fermentable introducido por
la dieta.
En un
paciente que no mama, y más en los niños, el ver que el niño está “todo el día”
comiendo induce a pensar que está sufriendo un ataque ácido detrás de otro. Al
dormir disminuye la producción de saliva con lo cual el arrastre de restos de
comida se reduce al mínimo, y de hecho cualquier resto se queda adherido al
diente hasta la mañana siguiente. Esto supone aumentar muchísimo el riesgo de
caries. El niño que se duerme sin cepillarse los dientes es el perfecto
candidato para tener caries. El dentista siempre ha de insistir en que
hay que cepillarse los dientes antes de
irse a dormir, tanto niños como adultos. Pero el niño que mama es
diferente. No es un adulto chiquitito. No funciona igual. No es extrapolable.
Si simplemente el único cambio en la conducta de la madre y el niño es
suspender la lactancia, no va a mejorar ni a disminuir el riesgo de caries.
Mamar por la noche no supone de ninguna manera el mismo riesgo que dejar el
biberón colgado de la boca del niño por la noche.
Entonces
¿Por qué me hijo tiene caries? ¿Qué puedo hacer ahora?
Las
caries aparecen porque el equilibrio entre desmineralización y remineralización
se ha roto. La boca se ha convertido en un entorno ácido. Hay que ver por
qué. Hay que estudiar qué come el niño, cada cuánto, cómo están las bocas de
sus padres y cuidadores, si come alimentos protectores contra la caries o no, y
en cuyo caso introducirlos. Comprobar que la higiene bucal es buena y si es
necesario aportar flúor en la pasta de dientes o en barnices o como sea mejor
para él. Hay que estudiar muy pormenorizadamente todos los hábitos. Y mamar no
es un hábito. Ni bueno ni malo. Mamar es una necesidad. Cuando se hayan
controlado todos los factores externos anteriormente comentados, nos daremos
cuenta que la LM no juega un papel decisivo en el inicio ni el desarrollo de
las caries.
Es
importante ser conscientes de que un niño con caries de aparición temprana (las
que aparecen en menores de 3 años) es un niño con alto riesgo de caries, es
decir, con riesgo de tener tres o más lesiones cariosas al año. Pero es más
importante aún cuidar las piezas que no tienen caries, y de hecho eso es lo más
fundamental, crear un entorno en la boca que permita que el resto de piezas
libres de caries, incluyendo las que aún no han erupcionado, las definitivas,
sigan libres de caries.
Irene Iglesias Rubio.
Odontóloga.
Nº Col. 40005606.
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