"Érase una vez un pueblo donde las noches eran largas y la muerte contaba su propia historia. En el pueblo vivía una niña que quería leer, un hombre que tocaba el acordeón y un joven judío que escribía cuentos hermosos para escapar del horror de la guerra. Al cabo de un tiempo, la niña se convirtió en una ladrona que robaba libros y regalaba palabras. Con estas palabras se escribió una historia hermosa y cruel que ahora ya es una novela inolvidable". Quería comenzar mi reseña con estas mismas palabras que están escritas en la contraportada de la edición de bolsillo de este libro que me he leído, porque me parece que son las que mejor lo describen. Que puedo decir, había tenido el libro más de una vez entre las manos, y sabía que había recibido buenas críticas. Al leerlo, me he encontrado con una maravillosa novela, dura y cruel al narrar los horrores de la peor guerra que ha vivido la humanidad hasta ahora (la Segunda Guerra Mundial) pero también, llena de dulzura y de esperanza. Y todo gracias a una niña, una asombrosa niña de gran fortaleza de espíritu que llena su mundo de libros e historias, que no solo acabarán llenándola a ella, sino a todos los que le rodean. La historia esta además contada por una sorprendente narradora, cuya identidad no voy a revelar, pero que nos sitúa convenientemente fuera de la naturaleza humana, para observarla y analizarla desde el punto de vista de un espectador, parándonos a ver, y además en medio de las duras circunstancias de una guerra, lo mejor y lo peor de lo que somos capaces, y fascinándonos con ello como siempre que nos paramos a pensarlo.
En medio de la guerra, Liesel Meminger se separa de su madre, al ser dada en adopción a los Hubermman. Es en ese momento cuando una afición suya llamará la atención de nuestra narradora: la niña siente una fascinación por los libros, aunque no sabe apenas leer, y a menudo, suele robarlos. Es ahí donde Liesel descubrirá algo en lo que yo creo firmemente: el poder de las palabras. Su poder para persuadir a la gente, como hizo Hitler con una nación entera, llevándola a la guerra y la destrucción, o al contrario, en lugar de para extender el odio, su poder para unir a las personas, como le ocurriá a Liesel con su nuevo padre adoptivo, Hans, o con Max, el joven judío al que ocultan en su casa. Las palabras serán la base de su relación con ellos, y la niña aprenderá su importancia. Palabras para alejarse del horror, o para combatir el odio. Palabras para hacerse oir y contar tu historia. Mientras nuestra peculiar narradora nos cuenta la vida de Liesel y del resto de vecinos de Himmelstrasse, asistiremos a la revelación de lo importantes que son las palabras, y de cómo están deberían sonar siempre mucho más alto que las bombas. La ladrona de libros, Liesel, es un personaje con el que me sentido fácilmente identificada, sobre todo por su amor por los libros, y también la considero una heroína de gran fuerza interior. En cuanto al resto de personajes, se dejan querer fácilmente, sobre todo los padres adoptivos de Liesel, Rosa y Hans, su mejor amigo Rudy, y Max, el joven judío de los cuentos que seguro os encantarán. No dudo para nada en recomendaros este precioso libro, que cuenta una historia difícil y triste, pero llena de luz y de esperanza, una esperanza puesta en el valor de las palabras que nuestra sociedad parece estar olvidando cada vez más. Una novela sencilla, con alegrías y con tristezas, como la propia vida, que os cautivará y que a mí, personalmente, ha conseguido conmoverme. Se prepara una adaptación al cine, según acabo de enterarme, que al parecer y según me informa la conocida página Internet Movie Database, llegará a España el próximo 21 de marzo, y que no me voy a perder, aunque como siempre, auguro que el libro será mejor, pero quiero verla igualmente. Cierro la reseña con el trailer, ya disponible en youtube, y subtitulado en español, para que vayais abriendo boca y os animéis a leer este hermoso libro, que seguro que os encantará.