Mis amigos Arturo y Bruce me llamaron para ir a comer por ahí, el plan ya pintaba bien por la compañía. Dejándonos llevar por nuestro instinto y más por las masas, terminamos entrando a comer en este restaurante, y dimos en el clavo. La camarera que nos atendió nos sugirió tomar el menú; ella iría trayendo platos y nosotros iríamos tomando todo aquello que nos trajera. Sirvió varios entrantes: ensalada, carpaccio de carne, distintas pastas, postre…todo muy bueno por un precio que ronda los 24€ por cabeza, algo caro para lo servido pero nada caro para lo vivido.