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La lectura de Garfunkel sobre lo que pasó en la AFA

Publicado el 23 octubre 2011 por Marianofusco

La lectura de Garfunkel sobre lo que pasó en la AFA

 

El empresario Matías Garfunkel también quiso agregarle una lectura al esperpento mediático que pasó la semana pasada en la AFA, en el diario Tiempo Argentino:

“En las últimas décadas, la Argentina ha sufrido, por propia incapacidad de su dirigencia política y por su sistemática violación de las normas que rigen sus instituciones, un proceso de degradación que ha colocado a los medios de comunicación en un rol que no les corresponde y del cual sus propietarios han sacado provecho en infinidad de casos en beneficio personal. Tal es el caso del Grupo Clarín con TyC o el Grupo Uno, del empresario Daniel Vila. Lo dicho por los medios es considerado “palabra santa”. Pareciera que los argentinos hemos perdido de vista palabras como “Constitución”, “leyes”, “reglamentos” o “estatutos”, dependiendo del caso en que se trate.

Y esto, obviamente, no es culpa de la ciudadanía en general sino de unos pocos formadores de opinión malintencionados en particular. Y en muchos casos, de lo que los gobiernos y gobernantes de turno han permitido. Desde los militares con Papel Prensa y la señora Ernestina de Noble al lado del dictador Videla en la foto de la final del Mundial ’78, hasta la paupérrima presidencia del doctor Carlos Menem, que entregó por temor, presiones o simplemente corrupción, Canal 13 y Radio Mitre a Clarín y tantas otras emisoras y empresas telefónicas a sus lacayos, permitiendo con eso la continua degradación de los medios de comunicación y de sus empresarios. Se publicaron dos libros que describen muy bien ambas épocas: Nunca Más, de la CONADEP, y El banquero, de Susana Viau.

Así, entre incrédulos y absortos, hemos visto hace pocos días cómo el proceso de renovación de autoridades en la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) fue convertido en cuestión de horas en un gran show mediático, en el cual el propietario de un medio de comunicación se autoproclamaba nuevo presidente de la AFA, abusando de las necesidades y de la humildad de distintos clubes de fútbol del interior del país. Esto sería casi como ver a Duhalde, que se proclama presidente en los canales de televisión, argumentando que ganó con los votos de los menores de 18 años, que no están facultados por la ley para votar.

Indudablemente, la AFA necesita un proceso de cambio. Su presidente, al igual que lo establece la Constitución argentina, no debería tener más acceso que a una reelección y su designación debería federalizarse y democratizarse. Caso contrario, caeremos en la misma situación paradigmática: el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe en forma absoluta. En eso, creo, coincidimos todos los argentinos. Como en todo ámbito de la democracia, el fútbol no debería estar ajeno a ello. En especial si tenemos en cuenta que influye en el estado de ánimo de tantos argentinos.

Pero los procesos de cambio, que históricamente se han producido con gestas patrióticas, no pueden producirse hoy mediante una transmisión televisiva continuada, porque entonces estaríamos ante la presencia de otro gesto relevante de degradación de las instituciones.

La AFA se rige hoy mediante un estatuto que en la reelección de Julio Grondona fue cumplido sin alteraciones. Por ello, su designación al frente del organismo que rige el fútbol es absolutamente legal e inapelable.

En consecuencia, en los próximos cuatro años se deberán establecer los mecanismos que aporten ideas, gestiones o acciones para la democratización del ente madre del fútbol argentino. Si no generamos ese cambio gradual y democrático, seremos cómplices por omisión de que nada cambie. Y si pretendemos que ese cambio se produzca forzando puertas, gritando o creando patotas serviles, seremos seres tan barrabravas como los personajes que pretendemos erradicar de nuestros estadios y de nuestro fútbol.

Los argentinos estamos en un proceso histórico de revisión de nuestro pasado reciente y de valoración por los Derechos Humanos. Este proceso está logrando, con la ley y la Constitución en la mano, que los genocidas militares terminen el resto de sus días en la cárcel.

En ese contexto, quienes cumplen un rol dirigencial o son formadores de opinión deben entender y hacer entender –de una vez por todas– que la violencia, el patoterismo y el desprecio por nuestras organizaciones nos han sumido en históricas crisis institucionales.

A partir de entonces, y sólo desde ese punto de partida, podremos dar vuelta la página y lograr cambios. Modificaciones que comparto plenamente, pero que no podemos endilgarle a un dirigente de fútbol que –más allá de que compartamos o no su pensamiento– fue reelecto por 46 votos a favor y ninguno en contra bajo el reglamento que establece el estatuto de la AFA.

La reelección de Grondona marca, inexorablemente, un quiebre en la historia del fútbol argentino. Y abrirá, seguramente, un proceso de renovación y cambios en el cual todos, desde el lugar que nos toque, debemos integrarnos para conseguir la federalización de la AFA y las modificaciones a su estatuto que muchos deseamos. Pero ese proceso deberá tener como punto de partida el diálogo y el consenso, y no un show mediático conducido por el dueño de una cadena de medios, que sólo nos remontará a momentos de divisiones, enfrentamientos y violencia que tanto mal le han hecho a nuestro país”


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