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La leyenda de los amantes de Bausen

Publicado el 04 septiembre 2020 por Rmartin
La leyenda de los amantes de Bausen

          Hoy, nuestra leyenda, se desarrolla en un pequeño pueblo del Val d’Aran, en el precioso Pirineu de Lleida.

   Inquieto por conocer algo más del tema y aprovechando para pasar un fin de semana en esos encantadores parajes, me dirigí a Bausen, lugar donde tiene lugar la leyenda. Una vez allí no me fue difícil entablar conversación con uno de los, poco menos de 60 habitantes del lugar. Era un varón de unos 70 o 75 años, que se encontraba al calor de los rayos de sol, de aquel hermoso día de primavera, en la puerta de la Iglesia de San Pedro ad Vincula.

Pronto entramos en el tema, y muy serio me dijo: “No se confunda, no es una leyenda. Fue un hecho real”.

Yo estaba sospechando que, en realidad, era un hecho real, y su pronta contestación me lo confirmó plenamente. Demostrándole el máximo interés, le pedí que me contara como se habían desarrollado los hechos.

La leyenda de los amantes de Bausen

El relato de Josep

“Era en los primeros años de 1920, cuando dos jóvenes del pueblo, Teresa y Sisco, se enamoraron. Ya sabe usted cosas de la edad que hace hervir la sangre. No crea, es algo que yo también sentí en mi juventud. Ese amor de la pareja fue el tema de conversación de todos los vecinos del pequeño pueblo que, era entonces y sigue siéndolo ahora, habían quedado cautivados.

Tras un corto noviazgo, decidieron casarse, para lo cual se dirigieron al párroco, para ponerle en conocimiento de tan buena nueva. Por aquel entonces la Iglesia tenía mucho poder y hacía las cosas a su manera, que, no siempre, defendían los intereses de sus feligreses. De esta manera, el párroco del pueblo les exigió una considerable cantidad de dinero, aún a sabiendas que no podrían hacerlo frente, para obtener la dispensa -un permiso especial de Roma, que costaba un dineral-, ya que estaban emparentados, aunque este fuera un parentesco lejano. Las suplicas de los jóvenes, no fueron atendidas por el párroco que les recomendó que no siguieran con esa relación.

La leyenda de los amantes de Bausen

Ante esa situación -yo hubiera hecho lo mismo- decidieron que eso no les iba a separar, que querían vivir juntos y seguir con su amor. Pasaron los años. Años en los que la felicidad reinó en la pareja. Fruto de la unión nacieron un hijo y una hija. Pero llegaría un aciago día de 1916, y Teresa enfermó de neumonía. Enfermedad que se la llevó con tan solo 33 años.

         El párroco, que no les había perdonado, tampoco accedió a darle a Teresa, santa sepultura en el cementerio del pueblo, por ser una “pecadora”. Esto, junto a la desesperación de Sisco, provocó una solidaria y unánime reacción, de los vecinos de Bausen. Cavaron una fosa y la enterraron en el cementerio civil. Sisco y sus dos hijos se exiliaron a Francia, al estallar la Guerra Civil. Por circunstancias Sisco no pudo descansar junto a la que fue su esposa, como tampoco sus hijos, ya fallecidos. Hoy son sus nietos los encargados de depositar flores frescas en la tumba. También cada año, como hace más de 100 años, los vecinos han acudido al lugar construido por sus antepasados, recordando la historia de amor, y la muestra de solidaridad de que es capaz la gente, ante las desgracias ajenas.
La leyenda de los amantes de Bausen

Le diré que es, sin duda, la tumba más famosa de toda la Val d’Aran. No existen noticias de otro camposanto igual en España, por como se levantó y por tener una única ocupante. El apacible lugar es conocido como El Coret, y está situado al final de un camino de montaña que desemboca en una planicie poblada de acacias. El lugar no puede ser mejor, ya que desde allí se puede contemplar el Vall de Toran. Ningún símbolo religioso y dos dedicatorias: Recuerdo a mi amada Teresa que falleció el 10 de mayo de 1916 a la edad de 33 años, y A nuestra querida madre”.

Con la voz presa de una intensa emoción Josep, se quedó callado. Yo al verle así no sabía como reaccionar, y no quise preguntarle el motivo. Solo se me ocurrió darle una palmada en el hombro y decir: “Ánimo Josep, vamos a tomar un café, para animarnos”.

Por Ramón Martín




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