Toda sierra que se precie debe tener bandoleros. Y la Sierra Norte de Guadalajara presume de algunos y en especial de Santamera, del que no hay constancia histórica pero si una hermosa leyenda.

Cuentan que el bandido operaba en el camino de las Encinas (sale de la fuente medieval de La Mierla) y en el cordel de las Merinas (hoy CM-1.004). Entre ambos (muy transitados en la época) tenía su guarida, la cueva de Santamera, que por el tamaño de su entrada (que disimulaba con piedras) y por la posición, más parecía una conejera.

Se dice que en cierta ocasión el bandolero atracó a un cura que no solo le negó la bolsa, sino que le recriminó su comportamiento y le invitó a volver al buen camino. Además le contó las muchas penurias que sufría por los males de la posguerra y lo difícil que era ejercer su ministerio. Tanto le lloró que Santamera le perdonó la bolsa, la vida,… y hasta le dio un duro de plata como limosna. Unos dicen que el cura era de Tamajón y otros que era monje en el Monasterio de Bonaval. A nosotros nos basta con la leyenda, que contamos a los visitantes.
Lar-ami
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