Revista Deportes

La leyenda del gol

Publicado el 13 junio 2011 por Santiago Tuñez

La leyenda del golEs el día después de la despedida de Martín Palermo en la Bombonera. El día en que rostro, surcado de lágrimas, domina las pantallas de los canales. El día, en fin, en que su nombre se hace tinta y papel en diarios de la Argentina y la aldea global. A su estilo, cada uno de ellos elogió al Titán. Con anécdotas, fotos del pasado e historia desconocidas. Desde este blog, les dejo extractos de un artículo publicado en El País. La pluma de Diego Torres sintetizó, de la mejor manera, el recorrido de Palermo por el mundo futbolero. Ese camino distinto. Inigualable. Unico.
(…) En 2000, Palermo era conocido como El Loco. Era un chico excéntrico al que nadie parecía tomar muy en serio. 11 cursos después, con 37 años, es una leyenda viviente del fútbol argentino. Un futbolista misterioso, tan vulgar fuera del área como sensible para interpretar con genio creativo los caminos que conducen al gol. Ayer por la noche, en La Bombonera, después del partido contra Banfield (1-1), Palermo se despidió del fútbol. La hinchada de Boca participó entregada de uno de los homenajes más bellos que se han vivido en una cancha argentina.
(…)Su torpeza para manejar la pelota inspiró todo tipo de suspicacias desde que debutó en el Estudiantes de la Plata en 1992. Uno de sus primeros entrenadores, Miguel Ángel Russo, intentó ser sincero con él: “No estás para ser jugador. Estás para cortar el césped”. Su traspaso al San Martín de Tucumán, de la Liga Nacional B argentina, se frustró por detalles administrativos. Hasta que en el torneo Apertura de 1995 comenzó a destaparse su extraña habilidad para meter goles. Goles con la zurda, con la derecha, con la cabeza, algunos maravillosos. Jugó en Boca, pasó por el Villarreal y el Betis alternando lesiones con desorientación, y regresó a Boca. Al cabo de su aventura, Palermo hizo mucho más de lo que su padre, Carlos, había imaginado. Marcó 297 goles en 608 partidos. Se convirtió en el goleador histórico de Boca y en un verdugo implacable de River. Entre medias, Joaquín Sabina le compuso un guiño musical: Dieguitos y Mafaldas.


 


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