Revista Cultura y Ocio

La leyenda del Preste Juan

Por Selva Del Olvido

Hablábamos en el último artículo de la mezcla de realidad y leyenda que existía en la visión del mundo por parte del hombre medieval. Señalábamos la necesidad de conocer los mitos o imaginarios comunes para lograr hacernos una idea de la mentalidad de las gentes de esta época y así poder llegar a entender su comportamiento. Por todo ello las narraciones fantásticas, consideradas como verdaderas por las gentes de la época, son tan significativas y, sin duda alguna, la imagen del Preste Juan es una de las leyendas más conocidas de época medieval.
Efectivamente, en todo el Occidente medieval se difundió la idea de la existencia de un monarca cristiano que gobernaba en un fantástico reino situado en el remoto Oriente. Este señor de tierras maravillosas era, supuestamente, descendiente de uno de esos magos de Oriente que habían adorado al niño y poseía, al mismo tiempo, autoridad real y eclesiástica sobre sus súbditos.
El origen de la leyenda se encontraría en el siglo XII, en una serie de referencias de cronistas de la época pero disponemos, incluso, de diversas “cartas” (por supuesto totalmente falsas) que, supuestamente, este rey habría enviado al Papa e, incluso, al emperador bizantino. Documentos estos, que sirvieron para excitar aún más la imaginación de las gentes de la época.
Sin duda alguna, la leyenda del Preste Juan puede enmarcarse en esa tendencia medieval a fantasear sobre lo que se encontraba más allá de las fronteras del territorio que era bien conocido en la época. Oriente había sido tradicionalmente, además, tierra de exotismo y riquezas; un mundo que permitía hacer volar la imaginación de las gentes de la época. La máxima expresión de esta imagen podemos encontrarla en el célebre Libro de las Maravillas del Mundo de Marco Polo, para el que el Preste Juan habría sido un rey cristiano que habría mantenido bajo tributo a los mongoles hasta que estos se rebelaron bajo la dirección del mismísimo Genghis Khan.
El reino del Preste Juan que aparece marcado en numerosos mapas de época medieval en lugares tan distantes como India, Etiopía y otras muchas localizaciones fue buscado insistentemente a lo largo de toda la Baja Edad Media. Fueron, precisamente, leyendas como estas las que favorecieron que algunos hombres audaces se atrevieran a salir de los márgenes impuestos por el mundo medieval, ampliando, así, las fronteras de éste.

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