Revista Cultura y Ocio

La leyenda del trovador Macías

Por @asturiasvalenci Marian Ramos @asturiasvalenci
Cuenta la leyenda que en un pueblo de Galicia nació el trovador Macías que vivió una intensa vida dedicada a componer bellas poesías de amor.La leyenda del trovador MacíasNació una noche en la que, la lluvia y el intenso olor a tierra mojada, daba la bienvenida a un hombre que haría de este ambiente mágico y atractivo una fuente de inspiración que le serviría cuando estuviera lejos de su tierra gallega.Porque dicen los estudiosos que poco o nada se sabe de la infancia y primera juventud de este joven salvo que nació de familia noble y que fue educado en las letras y artes. No era un muchacho bello pero si atractivo y con una voz que parecía haberse forjado para el canto. Con un gran talento desde su juventud sus trovas emanaban fuerza, sentimiento y dulzura. Le encantaba escribir  poesía para luego cantarla acompañado siempre de su laúd.La fama de las trovas de Macías traspasaron las tierras norteñas hasta llegar al reino de Castilla. Requerido por Enrique de Aragón dejó con mucha tristeza territorio celta para pasar a convertirse en doncel del propio marqués de  Villena.Este era un gran paso para Macías porque estando al mando de Don Enrique sus poesías podrían llegar a la corte del rey Juan II.Y aunque era época de escasa riqueza porque estaban continuamente enfrascados en batallas y el pueblo pasaba grandes penurias, siempre existían grandes banquetes donde se derrochaba comida y alcohol. La leyenda del trovador MacíasNo faltaban los grandes torneos donde poder dirimir enemistades. Y, además, gustaba la nobleza escuchar a los mejores trovadores de las diferentes escuelas que existían en aquel momento.Macías comenzó a tener numerosos seguidores sobre todo entre las mujeresSus poemas con delicados sentimientos amorosos las cautivaban.  También grandes y fieles amigos. La leyenda del trovador MacíasPero al igual que era admirado e idolatrado por algunos, empezó a tener también algún que otro personaje celoso de su habilidad para atraer la atención de las personasAlgo que provocó que surgieran también enemigos que seguían sus actuaciones presos de la envidia y la rabia por ser siempre el centro de atención de aquellas reuniones.Como acontecía en aquella época, la gran mayoría de matrimonios se celebraban por puro interés económico y no sentimental. El de Don Enrique de Villena con María de Albornoz fue uno más.Cuentan que entre ellos existía un intenso odio que no se molestaban en ocultarAlgo que provocó que María se enamorara de Macías y que, además, fuera correspondida. El canto del trovador fue más hermoso desde aquel momento. Cantaba para ella poesías llenas de sentimiento pero también de intensa amargura. Y lo que comenzó como un simple juego terminó con encuentros apasionados de los dos enamorados que mantenían su amor en secreto. Y mientras Macías cantaba a su enamorada hermosas poesías de amor, Don Enrique se hallaba preocupado por aumentar su poder a través de territorios nuevos para conquistar. Se obcecó con el maestrazgo de la Orden de Calatrava. Algo que le quitó el sueño durante meses. Debía ser suyo costara lo que costara. Aunque sabía que solamente podría ser el gran maestre si estaba soltero o viudoAsí que, desde aquel momento, sus noches en vela las pasó ideando algún plan para deshacerse de María, su mujer. Quiso el destino cruel que Don Enrique se fijara en Macíaspara tal fin. Lo mandó llamar a un lugar apartado y le propuso entusiasmado su propuesta…El trovador estuvo a punto de desvanecerse al escuchar tal atrocidad. No podía creer que estuviera hablando de su amada…¿Cómo podía atreverse aquel mísero hombre proponerle que matara su propia fuente de inspiración y parte de su vida? Por supuesto, y aunque Macías solo fue capaz de negar con la cabeza, hizo entender a don Enrique que no iba a secundarle en su rastrero plan.Aquello hundió al trovador en la desesperación y en la tristeza porque sabía la influencia que tenía el marqués y que, antes o después, conseguiría alguien que le realizara la parte más sucia de su proyecto.Matías y María siguieron viéndose en secreto pero el trovador fue incapaz de contarle nada a la muchacha por no preocuparla más. Sus cantos se tornaron aún más tristes y desoladores lo que provocaron que algunos de los más fieles amigos del trovador comenzaran a sospechar que algo muy grave estaba ocurriendo a Matías.Tan solo tardó Don Enrique unos días en encontrar a unos bandidos que, a cambio de unas monedas, secuestraran a María. Lo hicieron durante una noche llevándola a un bosque lejano. Allí, la despojaron de sus ropas y la golpearon con furia.Con la sangre que manó del cuerpo mancharon algunos de sus ropajes y los abandonaron sobre unos matorrales.A María la subieron en un carro y se la llevaron muy lejos de allí. La encerraron en el castillo de Arjonilla, en la provincia de Jaén. Era propiedad del marqués. La dejaron inconsciente en el calabozo más apartado y oscuro que existía allí. Por supuesto, sus carceleros ya habían sido sobornados para mantener en secreto la identidad de esta nueva prisionera.La leyenda del trovador MacíasFue el propio Enrique el que ordenó a primera hora del día siguiente buscar a su mujer que, al parecer, no había estado en sus aposentos la noche anterior.Era mediodía cuando unos cazadores encontraban las ropas ensangrentadas de María. Dada la voz de alarma numerosos grupos buscaron el cuerpo de la mujer. Nadie lo encontró.Don Enrique estaba viudo…Por eso fue nombrado Maestre de la Orden de CalatravaMacías, el trovador, componía poesía tras poesía en un delirio frenético. El rumor del amor entre los dos muchachos comenzó a extenderse tanto que llegó a oídos del propio Enrique…Y por si fuera poco, la mente cruel y sucia de este hombre vio la posibilidad de culpar al propio trovador de la muerte de su mujer.…Claro, la había matado por celosApresaron a Macías y lo condenaron a prisión. Pero la crueldad y venganza no terminó con este hecho. Al trovador enamorado se lo llevaron al mismo castillo donde se encontraba su amada. Lo encerraron muy cerca de ella. A pan y agua. A oscuras y encadenado. Y sin su laúd.No tardaron en darse cuenta los dos amantes que volvían a estar juntos aunque separados. Mientras a María se la escuchaba sollozar durante parte del día, Macías dedicaba bellos versos de amor que intentaban animarla diciéndola todo lo que la amaba.Era un amor tan puro que hasta los propios carceleros derramaban lágrimas en muchas ocasiones y les intentaban ayudar dándoles más raciones de pan y agua que a los demás presos.La leyenda del trovador MacíasIncluso los habitantes de Arjonilla se acercaban a escuchar al trovador por el que sentían un cariño muy especial.Obtenido todo lo que se había propuesto, el maestre de Calatrava quiso un día regocijarse de la desgracia humana. Así que, sin avisar, se presentó en el castillo de Arjonilla.Quedo extrañado cuando al acercarse a los muros vio a un grupo de personas sentadas en la hierba al lado de una de las rejas de los calabozos.La leyenda del trovador MacíasY es que, en ese momento, Macías estaba cantando sus versos de amorPreso de la ira porque él mismo se dio cuenta que, lo que pensaba que iba a ser un castigo para los dos amantes había supuesto algún tipo de liberación, cogió su lanza y sin mediar palabra a los carceleros entró en la celda de Macías y le atravesó con toda su fuerza el corazón. Todos los habitantes de Arjonilla lloraron en su entierro. Y además, quisieron que su cuerpo descansara en la ermita de Santa Catalina.Los propios carceleros dejaron libre a María para que pudiera acudir. Cuentan que la muchacha se convirtió en un despojo humano. Era una mendiga que parecía haber perdido toda cordura. Todas las tardes se la veía sentada en la hierba al lado de la celda de Macías moviendo su cuerpo como si escuchara las melodías de su amado.Por la noche dormía encima de la lápida de Macías al lado de unas flores silvestres que siempre arrancaba del campo.Pero una tarde, María no acudió como siempre al castillo de Arjonilla. Todos supieron donde buscarla…Y encima de la losa del trovador, donde alguien había escrito un epitafio, la encontraron muerta. Aquí yace Macías, el enamorado”.En su rostro demacrado se dibujaba una dulce sonrisa y en su mano todavía llevaba las flores que le dedicaba a su trovador todos los días…votar

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