La libertad de escribir

Por María del Valle
Volver a escribir para reencontrarme con esa primavera de frases y palabras que el frío y húmedo invierno sepultó entre el humus otoñal.
Largos meses perdida entre el bosque de la vida para que un rayo de sol muestre un incipiente camino que, no por transitado, es novedoso y despierta mi curiosidad.
¿Qué aparecerá en él?
Una poesía, una prosa, un verso… quizás una crónica o un artículo periodístico de esos que hoy lucen distantes y extraños.
Escribir en clave de periodismo o escribir literatura refiere a lo mismo.
Una profunda necesidad de expresarse, crear y componer palabras para un hecho, una realidad o una emoción que pugnan por salir a la superficie buscando oxígeno y ese rayo de sol que los ilumine y los reproduzca.
Los sacudones a los que nos expone la vida primero paralizan y luego invitan tímidamente a hurgar ese interior resquebrajado como la seca tierra de verano.
Escribir es el desafío que empieza con la curiosidad de tomar el papel y el lápiz y, siguiendo esa pequeña e intrusa reflexión que aparece sin pensar en nada ni nadie, hace que todo aparezca más claro; es como el reencuentro con ese amigo a quien hace tiempo no vemos pero con quien el diálogo y la comunicación fluyen como si se hubiera interrumpido ayer.
Escribir es pasión, es reencuentro; escribir es darle rienda suelta a esa libertad que fluye por las venas transformando el rojo sangre en azul indeleble.
Escribir es crear en una sinfonía primaveral decorada con las luces de un otoño que se va.
Septiembre 2017