Revista Opinión

La licenciatura no vale nada

Publicado el 25 septiembre 2010 por Jesús_martínez
En la sociedad española, la licenciatura ya no vale nada. Desde hace años, los estudios superiores están tan devaluados que ya no sirven para diferenciar entre dos aspirantes a un puesto de trabajo. Cualquiera que tenga dinero suficiente para sufragarla y no esté empeñado en no lograrlo, tiene un título de licenciado guardado en su casa. ¿Y cuál es el efecto inmediato? Pues la respuesta está en la ley de oferta y demanda: si hay muchos donde elegir y poco que ofrecer, la recompensa se convierte en irrisoria. 
La licenciatura no vale nadaY es por esa razón por la que en España se viven situaciones surrealistas y dolorosas como que un Ingeniero Superior en Informática esté cobrando 700 míseros euros al mes haciendo tareas de programación o que un licenciado en Turismo esté sirviendo por un sueldo mileurista raciones de calamares en un bar del centro de una localidad costera. No en vano, el 44 por ciento de los universitarios se emplea en trabajos que no requieren tanta formación, a pesar del desperdicio de conocimientos y talento.
En esta ‘burbuja de la licenciatura’ tiene lugar algo que nadie se podía imaginar hace tan sólo treinta años: los jóvenes, que viven en una seudoesclavitud en pleno siglo XXI, llevan su desesperación hasta las últimas consecuencias y se plantean borrar definitivamente de sus currículos esa titulación. Sí, sí… Llega a ser, incluso, contraproducente en la aspiración a un empleo. Lo relata una joven en una de las informaciones de la serie ‘(Pre)parados’ del diario EL PAÍS con la que se interna en el calvario sufrido por los recién llegados al mercado laboral.
No sólo es un problema de formación, que existe y que hay que atajar en la universidad española, sino también del empresariado español. Vivimos en un mercado laboral que requiere poco nivel formativo y es ahí donde hay que incidir. La necesidad de trabajos cualificados es signo de desarrollo y éste no ha sido conseguido en todos estos años. Ese debe ser el reto.
Mientras, la frustración de los jóvenes (que deberían oponer mayor resistencia y luchar por lo que lo que es suyo: el futuro) es una losa. Es lamentable ver cómo dos licenciaturas (ocho años y mucho esfuerzo y dinero) son prescindibles en un currículum. Demuestra dónde vivimos y lo que realmente estamos construyendo. Aún se está a tiempo de cambiar de rumbo...

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Te recomiendo que leas también la serie de reportajes de '(Pre)parados' de EL PAÍS,  a pesar de las críticas recibidas de sus propios colaboradores.

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