La lista de no-boda (por Arantxa)

Aparte de la lista de la compra a la que me enfrento quincenalmente, este año voy a abordar una que me hace especial ilusión. No es una lista de bodas, sino la de no boda por antonomasia, que no anti-boda. La lista que pondrá un amigo divorciado que estrena piso.

Se lo sugerí yo. Aunque es más práctico lo de la transferencia bancaria, no hay duda de que la lista de bodas tiene su encanto y esta otra tendrá su aquel. Por lo que supone para una persona que en breve recogerá las llaves de su nueva vivienda, tras haber pasado por un divorcio amargo, con descendencia incluida, la obligada vuelta a casa con papá y mamá (quien dijo home, sweet home?), alguna que otra caída sentimental y que espera como niño con zapatos nuevos que le den las llaves de su nueva vida. Nueva vida en una nueva cueva y por tanto, con paredes que pintar, armarios que llenar, una cocina que amueblar…

Le propuse, absolutamente en serio, ponerla en Musgo. “Algo pijo”, me dijo. Aparte de que no creo que las empleadas de la cadena estén acostumbradas a una lista así, sin azúcar, sin almíbar, sin rosa ni azul. Ni siquiera se si la firma lo admite, aunque es una idea absolutamente comercial, teniendo en cuenta, que, en bastantes ocasiones, el amor muere y ya nadie permanece atado ni con niños de por medio. Al menos dos de cada cinco matrimonios acaba en divorcio y el amor sólo es eterno mientras dura… Pero mientras permanece, que no acabe.

Volviendo a mi amigo, hará una fiesta de inauguración, y en vez de botella de ron o whisky, llevaremos algo para su nueva chocita. Yo me he pedido la mini-pimer, porque me trae buenos recuerdos de infancia y me da buen rollo, a cambio de que algún día me haga un bizcocho de chocolate que llame a la gula y eleve mi sentido del gusto.

Esta casa olerá a nuevo, porque lo es, pero en vez de la habitación para cuando lleguen los niños (el otro día vi una y me enterneció), tendrá un cuarto para cuando su hijo pase los fines de semana con él. No se si es menos conmovedor, pero es igualmente ilusionante.

Se trata de volver a empezar. Y cuando uno se atreve a ello, los demás sólo pueden darle impulso. Por cierto, descartada completamente la opción Musgo, siempre, siempre nos quedará Ikea. Dejemos la primera para los enlaces con final feliz, esto es, sin final.