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La lógica superó al morbo

Publicado el 08 diciembre 2011 por Marianofusco

La lógica superó al morbo

Al menos por ahora, el principal atractivo de esta Copa Argentina es, sin lugar a dudas, ver cómo responden los equipos grandes a la hora de enfrentarse contra otros clubes de una dimensión enormemente inferior. Sea cual sea el conjunto en cuestión, el morbo se hace presente en cualquiera de estos partidos por la simple razón de que al menos para los más grandes hay mucho por perder en estas primeras rondas de la copa.

Y en el partido hoy, ese morbo estaba alimentado a más no poder por dos hechos particulares. El primero era por la simple presencia de River Plate en cancha, pero el segundo y quizás más importante, era la posibilidad de ver a Ariel Ortega enfrentándose una vez más ante el club de sus amores. Casualidad o no (Almeyda calificó al sorteo como “muy raro”), volvió a quedar demostrado como los caminos del Burrito y de River están destinados a cruzarse una y otra vez.

Pero, lamentablemente para el espectáculo, ninguno de esos condicionantes pudo surtir algún efecto en el desarrollo del partido. Si bien en la última parte del encuentro el Dragón apretó al Millonario con más ganas que juego, cada vez que River se lo propuso dejó bien en claro la gran diferencia que hay entre ambos planteles y gracias a una hermosa combinación entre Cavenaghi y Domínguez se impuso 1-0 en la noche sanjuanina.

Poco pudo hacer el Burrito para ayudar a Defensores de Belgrano. Si bien fue uno de los pocos que intentó realizar algo diferente dentro de la cancha, el físico le está pasando factura por el desgaste lógico de la edad y ya no logra sacar la diferencia que tanto lo caracterizó hasta hace algunos años. Ya sin esa explosión, ahora se para unos metros más atrás y busca asistir en todo momento a sus compañeros. Como hoy no pudo hacerlo en ningún pasaje del partido, su equipo se vio tremendamente perjudicado y generó mu poco de mitad de cancha hacia adelante.

Lo de River fue apenas discreto. Quizás confiado por la ya mencionada diferencia de jerarquía, una vez que logró la ventaja mínima casi que no volvió a enfocarse en realizar otro gol y fue por eso que terminó sufriendo ante un valiente Defensores. Los de Almeyda regularon el esfuerzo y a pesar de que casi lo pagan caro terminaron saliendo bien parados de un partido que se tornó más difícil de lo esperado.

Todo lo generado en la previa quedó atrás y, a diferencia de lo que muchos esperaban o deseaban, la lógica se impuso por sobre el morbo. Si bien en unos días pocos recordarán este partido, es muy probable que sin darnos cuenta hayamos observado un encuentro que pasará a la historia. Por más raro que suene, el 7 de diciembre del 2011 quedará grabado a fuego como el día en que River y su último gran ídolo se cruzaron por última vez en un partido oficial.


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