Es muy difícil saber a ciencia cierta la esperanza de vida que tenían los hombres de la Prehistoria. Sí se puede afirmar es que la mayoría de ellos morían antes de cumplir los treinta años. Al prácticamente inexistente cuidado de la salud, se juntaban las difíciles condiciones de vida, así como el gran riesgo que corrían al cazar.

En la Grecia clásica y la antigua Roma la edad media de vida tampoco llegaba a los 30 años, situándose en una media de 28 años. Aunque el cuidado de la salud ya existía, los hombres morían en batallas y luchas algo que, forzosamente, bajaba la media. Por otra parte, muchas mujeres morían durante un parto.
En la América previa al descubrimiento de Colón, la esperanza de vida también rondaba los treinta años. Algo parecido ocurría en la Europa medieval.
No fue hasta el siglo XIX cuando la esperanza de vida mundial creció de forma bastante llamativa, situándose en una media de 40 años. Pero si ha habido un siglo en la historia en el que el hombre ha visto aumentada su longevidad, este ha sido el XX. En el siglo XX, con el descubrimiento de la penicilina y la mejora de las condiciones de salubridad, el ser humano moría a una edad media de 65 años.
