Obesidad era una palabra que raramente escuchábamos cuando eramos niños. De hecho, no recuerdo cuando fue la primera vez que la escuche. Aunque si me acuerdo que la asociaba a Estados Unidos. De hecho fueron los primeros en mostrarnos lo que era, y sobre todo a que punto se podía llegar si no se hacía algo para evitarla. Aunque en aquel momento se veía muy lejos de nosotros. Ahora es algo que convive en todos los colegios de España.
¿Hasta donde vamos a llegar?
Cada cierto tiempo, se publican una serie de noticias alarmándonos de los peligros y de como se está extendiendo a modo de epidemia la obesidad infantil. Seguramente, durante los próximos meses, no vuelvas a ver nada sobre el tema, hasta que salte una noticia impactante.
En ésta ocasión, se trata de un niño Colombiano, el que ha hecho saltar todas las alarmas sobre los problemas de peso en la infancia. Antes de hablar sobre él debemos decir que es simplemente un extremo. Una forma de hacer campaña. Aunque en muchos casos, nos hace alejarnos en mucho de la realidad. Asumiendo que eso de la obesidad, es algo que pasa a pocos niños, y que los demás, solo están rellenitos comparados con los que los periodicos toman como ejemplo.
Obviamente el caso que se ha tratado en todos los periódicos del mundo, no es habitual, y
estoy seguro que no es tan solo culpa de los padres o una alimentación mala. El bebé en cuestión, ha alcanzado los 20 kilos de pesos a los 8 meses de edad. Totalmente fuera de cualquier percentil (conocer los percentiles), incluso asumiendo los de niños con problemas de peso. Mi intención, no es que la gente se impacte y se lleve las manos a la cabeza. Ya que éste es un caso especial. Lo que no quiere decir que no haya un problema de obesidad infantil. Lo hay y es mucho más preocupante de lo que nos imaginamos.El ritmo al que crece la obesidad infantil, es alarmante, y si se mantuviera éste crecimiento durante un par de décadas, en un futuro, la obesidad sería la norma y no lo raro.
Las claves de la obesidad infantil.
Desde que saltaron las primeras alarmas en Estados Unidos, se han creado infinidad de estudios y documentales que intentan desvelar las claves del problema. Y todos llegan a la misma conclusión. La mala alimentación. La cultura de la comida basura. Como los cambios de hábitos en la sociedad, el poco tiempo para comer, la comida con sabores fuertes que tiene una gran parte de grasas, azúcar y todo tipo de química que en muchos casos desconocemos que llevan.
Y no voy a ser yo quien lleve la contraria a la culpa de la alimentación y a los alimentos perjudiciales a pesar de sabrosos. Pero, quiero romper una lanza a favor de las grandes empresas de comida rápida y de mala calidad para nuestros niños. Es cierto que ellos fabrican el arma que está impactando contra nuestros niños. Pero, no nos olvidemos de quienes permiten a los niños jugar con ese arma. Y que en muchos casos somos nosotros los que se la damos de una forma natural.
No debemos olvidarnos de la responsabilidad de los padres. Cierto que la mala comida tiene mucha culpa, si no existe no hay obesidad. Pero, somos los padres, los responsables de la educación de nuestros niños. Somos nosotros los que debemos darles las nociones y la oportunidad de conocer. La alimentación es básica en los niños. Ya que marcará su futuro y por supuesto su salud. Con lo que no debemos nunca intentar inculcar a nuestros niños los buenos hábitos. Cual es nuestro mayor problema para hacer ésto. Que para educar, lo debemos hacer con el ejemplo. Y como lo vamos a hacer, si nosotros los adultos, somos la primera victima de la comida basura. Lo que invalida todo lo que podamos decirles sobre la alimentación, así como lo que puedan escuchar en el colegio en una charla. Siempre puede más lo que el niño ve día a día en su casa. Y todo empieza por ahí. Si queremos cambiar algo en la obesidad infantil. Debemos empezar por nosotros y por supuesto hacerlo concienciados.