Revista Diario

La luz aterra

Por Seles
  La verdad es que no me he pronunciado por estos lares por miedo. Sí, suela un poco absurdo, pero es un hecho. Sé que es mi rincón de las delicias, donde puedo expresar mis pensamientos más locos y absurdos sin temor a ser juzgada, ya que si lo soy tampoco es que sea algo que me haga llorar.   Lo que tenía era miedo de los ojos que juzgan. Constantemente me encuentro con fantasmas del pasado que son tan fríos como el hielo, y sé que ellos de tanto en cuando intentan acceder al alma de las personas que se fueron de sus vidas. A veces lo hacen por curiosidad, otras por envidia, y otras por regocijarse y usar a los otros como ejemplo de lo que no se debe hacer.   Es absurdo, pero no quería que supieran nada de mí. No quería que supieran cómo van mis proyectos, cómo ha mejorado o empeorado mi pluma, y qué libros o música leía o dejaba de leer.   Internet es un lugar lleno de incertidumbre. No quería formar parte de las vidas de nadie ni de pasada, y... es complicado de explicar. Son emociones que no he leído y, por lo tanto, no sé expresarlas con palabras.   Supongo que ya he superado esas ideas de que nadie debe conocerme y, simplemente, pienso que a nadie de mi pasado le va a interesar. Espero que sea así.   Y si no lo es, espero que se de la vuelta pronto para no volver de verdad.   Nunca más.

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