La luz de las velas
- ¿Por qué no enciende la vela? – sugirió Shi Kuang.- ¿Cómo se atreve un súbdito a bromear con su señor? – exclamó el duque enojado.
- Yo, un músico ciego no me atrevería – protestó Shi Kuang –. Pero he oído decir que si un hombre es devoto al estudio en su juventud, su futuro es brillante como el sol matinal; si se aficiona al estudio en su edad media, es como el sol de mediodía; mientras que si comienza a estudiar de viejo, es como la llama de la vela. Aunque la vela no es muy brillante, a lo menos es mejor que andar a tientas en la oscuridad.
El duque estuvo de acuerdo.
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