Este año estoy utilizando dos agendas a la vez. Durante la revisión del 2014 me di cuenta de que no es tan fácil recordar todo lo que ha pasado a lo largo de un año. La agenda normal llena de reuniones y tareas es un recuento de lo que he vivido, y al mismo tiempo oculta muchos avances que se hicieron fuera del horario programado y algunos aprendizajes sorprendentes.
Así que este año llevo dos agendas: la agenda de batalla y la agenda de avances y aprendizajes.
Una agenda para planificar y organizar
Mi agenda del día a día es el calendario de google (gcal), sincronizado entre el ordenador y el móvil. En realidad es un simposio de diferentes agendas, resaltando en diferentes colores mis compromisos personales (lila), los compromisos relacionados con la plataforma jurídica (azul), con ValeDeOro o Grinti (verde), y con mi pareja (amarillo). Es un plan de batalla para asegurar que no se me escape ninguna reunión y ninguna cita.
Hay actividades que no están recogidos en esta agenda. Algunas de estas actividades las podría rescatar de mi lista de tareas o de mi herramienta de seguimiento de trabajo online: escribir un post, preparar el nuevo curso del plan estratégico, dar apoyo a una afiliado novata, son actividades que no están recogido en la agenda, porque no tienen una hora exacta asignada. Aún así, son importantes para mis avances.
Una agenda para recordar y celebrar
Así que este año llevo me doy el lujo de una segunda agenda: una agenda semanal de mi pintor favorito Hundertwasser, tan grande y bonita que me daría pena de llevarla en el bolso. Para mi es una agenda retrospectiva. No la utilizo para planificar, sino para recordar.
Cada noche apunto lo que he hecho hoy para acercarme a mi objetivo del 2015. A veces es una sola cosa: preparar el boletín del fin de semana. A veces es todo un proyecto: lanzar mi página profesional en inglés. Y hay días que fue solo una llamada con un proveedor o un email respondiendo las preguntas de una afiliada novata.
Me he dado cuenta que esta agenda se está convirtiendo en un poderoso arma… de planificación. Mientras al inicio había días en las que no pude anotar ni una sola cosa, ahora empiezo el día con esta agenda en mente. Ya por la mañana pienso en qué puedo hacer hoy para poder escribir algo en la agenda por la noche, algo que valga la pena de estar registrado en una agenda tan bonita, escrito con mi mejor pluma.
Pensar que un día no tenga nada que anotar casi me da vergüenza, así que acabo haciendo algo todos los días, por pequeño que sea.
Empezar el día con el final en mente
Curiosamente, la agenda retrospectiva me ayuda a cumplir con el compromiso que tengo conmigo misma. Me ayuda a concentrarme, a ignorar las distracciones y a cumplir con mi propio plan estratégico.
Y además, finalmente he encontrado la forma de utilizar una agenda Hundertwasser como se merece.