Revista Opinión

La maldición de la tarjeta SUBE

Publicado el 24 julio 2013 por Hernanhaines
En una familia tipo es muy común que cada uno de sus miembros cuente con una tarjeta SUBE, máxime si los hijos están en el colegio secundario y deben tomar subte o colectivo todos los días.
Seguramente, los integrantes de la familia tipo hayan sacado su SUBE cuando el gobierno anunció su lanzamiento masivo y la gente durmió en las estaciones de trenes y en Plaza de Mayo, entre otros.
Posiblemente, los integrantes de la familia hayan intercambiado sus tarjetas o se las hayan prestado entre sí.
También puede haber ocurrido que alguno de los miembros de la familia tipo haya extraviado su SUBE o la haya doblado y no tuvo más remedio que recurrir a las monedas para viajar en colectivo (recordar que el viaje con monedas cuesta el doble que con la tarjeta kirchnerista).
Desde hace un tiempo, algunos kioscos comenzaron a vender tarjetas SUBE a 15 pesos cada una. 
Según el vendedor, es necesario registrarla antes de los 30 días, pero la primera pregunta que surge es a nombre de quién lo hago si no recuerdo si perdí la mía o la de mi hijo.
Finalmente, los quioscos dejaron de vender la SUBE y ahora sólo se consigue en unos pocos locales autorizados (la mayoría de los anunciados en la web oficial ni siquiera saben que figuran allí) que, además, tienen horarios reducidos.
En fin, como siempre en la Argentina, ahora se contrabandean las tarjetas SUBE. Unos pocos las venden, a escondidas y contraseña mediante.
¿Por qué no copiarán los buenos ejemplos existentes en otras partes del mundo?

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