Uno de los temas que desde hace un tiempo me interesan, y que posiblemente debe haber sido estudiado por la psicología y la psiquiatría, es la manipulación de las masas. Hace casi 76 años, en octubre de 1938, Orson Welles realizó una dramatización de la mundialmente famosa obra de H.G. Wells. Aunque al inicio de la representación ya se avisó que todo era una dramatización, el hecho de que muchas personas sintonizaran la radio cuando ésta ya había comenzado llevó al pánico masivo.
Desgraciadamente, cosas como estas siguen pasando en la actualidad. Aunque no se avisa anteriormente, tampoco hace falta tener carrera para darse cuenta de la burda manipulación que se hace demasiado a menudo de los hechos que se narran en todos los telediarios, aunque en la actualidad, esta clase de manipulación se ha multiplicado por mucho gracias a Internet y a las posibilidades que este medio ofrece, aunque lo peor de todo es que hay no pocas personas que ni se molestan en ir más allá de lo que les cuentan en aquellos medios que siguen. Simplemente siguen la premisa de que "si lo ha dicho fulanito, es porque será verdad", y si además está en concordancia con aquello que piensas, pues será más verdad.
Por otro lado, tenemos la posibilidad de que, debido a los filtros por los que pasa una noticia que hace que ésta acabe siendo algo muy diferente a cómo ha pasado realmente. Quiero decir que, en la actualidad, los medios de comunicación llegan a muchas más personas que a las que podría llegar hace 75 años. Tenemos la televisión con decenas por no decir cientos de canales gracias a la TDT y las plataformas digitales, la radio y, por encima de todo, internet. Todo eso me recuerda al chiste del malogrado humorista Eugenio, y es que, en estas ocasiones, coincidireis conmigo en que es mejor reir que llorar.