Revista Cultura y Ocio

La Maquila

Publicado el 21 marzo 2012 por Dean
La MaquilaLa compañía de Amancio Ortega logra un beneficio neto de 1.932 millones de euros en 2011, el 12 % más que en 2010. Pero ¿qué hay detrás de estos beneficios?
Niños sin posibilidad de ir a la escuela, con jornadas de trabajo interminables y horarios de miseria; mujeres sin contrato y sin seguridad social que hacen a veces más de 150 horas extras al mes; familias indígenas expulsadas de sus tierras…
Detrás de la moda que consumen las sociedades opulentas se esconde una oscura historia de injusticia y opresión.
Desde finales de los años 90, numerosas organizaciones internacionales han estado denunciando el oscuro trasfondo que se oculta detrás del negocio de las grandes industrias textiles. Muchas empresas occidentales producen sus prendas en países del Tercer Mundo y explotan sin compasión a los trabajadores de India, Marruecos, Honduras, Bulgaria, Camboya, Tailandia, Indonesia o Turquía. Los más afectados por esta violación de los derechos humanos suelen ser las mujeres y los niños, que se convierten en mano de obra esclava a la que se contrata en condiciones inhumanas.
La cara más amarga de la explotación laboral femenina y por otra, los entresijos de las empresas de confección españolas, que presionan duramente a sus proveedores –generalmente empresas de países tercermundistas, con salarios bajísimos y condiciones laborales sumamente precarias– con tal de renovar sus prendas de moda en cada temporada.
En las fábricas de Tánger, las jornadas son de 12 o 13 horas diarias en temporada alta, a veces incluso de 16. Una joven embarazada de 7 meses trabajaba 10 horas sin que el patrón la dejara ir al baño, una verdadera tortura, pero no se puede permitir el lujo de abandonar el trabajo.
Los empleos precarios, los sueldos insuficientes, las horas extras obligatorias y no remuneradas, la prohibición de sindicatos y las malas condiciones higiénicas y sanitarias derivan de las estrategias globales de supermercados, grandes almacenes y marcas de ropa.
El grupo Induyco, principal compañía de abastecimiento de ropa de El Corte Inglés, ha recortado en ocasiones hasta sólo 5 días los plazos de entrega a sus proveedores marroquíes. En el caso de Inditex (Zara), los plazos son de los más cortos del mercado (Zara renueva cada 20 días sus escaparates).
En la provincia china de Guangdong, una de las regiones industriales de mayor crecimiento del mundo, las trabajadoras hacen más de 150 horas extras al mes y el 90% no tiene acceso a la seguridad social.
En las maquilas de Honduras, las trabajadoras ganan sueldos que apenas sirven para cubrir un tercio de sus necesidades básicas, según reconoce el propio gobierno del país. Un sueldo insuficiente y que degrada sus derechos no las aleja de la pobreza. Las empresas no tienen justificación para aprovecharse de estas trabajadoras.
El FMI y el Banco Mundial fomentan la explotación laboral. Muchos Gobiernos, alentados por el FMI y el Banco Mundial, atraen a los inversores ofreciendo bajos costes y mano de obra flexible.
No estaría de más recordar que estas compañías obtienen unos beneficios fabulosos. Según la agencia EFE, el empresario textil Isak Andic, fundador de Mango –la cadena española de moda que se ha expandido en los últimos años por más de medio centenar de países– ha entrado este año a formar parte de la lista de multimillonarios que elabora la revista Forbes, con un patrimonio estimado de 1.600 millones de dólares. Con Andic, son ocho las grandes fortunas españolas que forman parte del selecto grupo de millonarios del planeta con más de 1.000 millones de dólares. Además, no es el primer empresario textil, pues el primer puesto lo ocupa el fundador de Inditex (propietario de marcas como Zara y Máximo Dutti), Amancio Ortega, con un patrimonio de 9.200 millones de dólares.No sólo las firmas españolas se mueven en este terreno ambiguo de estrategias dudosamente éticas. La multinacional italiana Benetton, famosa por sus escandalosas campañas publicitarias teñidas de supuestas referencias humanitarias, se encuentra en el punto de mira de numerosas organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Hace unos años, una investigación realizada en Turquía con el fin de controlar la explotación laboral infantil demostró que una empresa subcontratada por Benetton en Estambul empleaba asiduamente a niños de entre 9 y 13 años para la confección de ropa. El diario italiano Corriere della Sera publicó unas fotos en las que se podía ver a los niños cosiendo pantalones para Benetton, en Estambul.
Ahora es en la Patagonia donde se libra la más reciente batalla legal que tiene a Benetton por protagonista. Esta multinacional es dueña de más de 900.000 hectáreas en Argentina, la mayoría de ellas situadas en el sur, en la Patagonia. Estas tierras pertenecían a los pueblos originarios que habitaron la Patagonia muchísimo tiempo antes que Benetton o el Estado Argentino existiese. Algunas familias mapuches han estado tratando de vivir y trabajar en esas tierras y se niegan a reconocer a Benetton como propietario de las mismas, pero han sido llevadas a juicio por la Compañía de Tierras del Sur Argentino (CTSA), una empresa que, según aseguran organizaciones argentinas, tiene un sólo cliente, el propio Benetton, con el que actúa como una verdadera maquiladora, exportando lana cruda hacia Europa a precios mínimos gracias a los beneficios impositivos y al bajo costo de la mano de obra del país.
Sigamos consumiendo hasta morir sin importar las consecuencias.
La Maquila

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