Revista Religión

La maravilla del error

Por Frabreum @FRABREUM

La maravilla del errorEstoy segura de que si hiciera una encuesta online en este momento y lespidiera que le pusieran “Me gusta” a la frase “A mí también me gusta fallar”,nadie le daría un click. ¿Me equivoco? Al menos yo no lo haría. No me gustafallar, no me simpatizo cuando me equivoco, es más, me llamo la atención y mecorrijo inmediatamente. Soy severa y exigente conmigo misma; no me gusta darmecuenta que no tomé las medidas necesarias para no cometer un error y cuandohiero a alguien, me siento aún peor. Así soy yo, aunque no me guste muchasveces (la mayoría de las veces, la verdad)
Como soy así, muchas veces creo que Dios funciona de la misma maneraconmigo, es como si pensara que Él mueve su cabeza asintiendo negativamente porlo que hice o dejé de hacer. Y en todos los años de conocer a Cristo que llevo,aún esta idea aparece como un fantasmita en los momentos de prueba odificultad.
Por lo mismo, he tenido que aprender a mirar el lado positivo de misequivocaciones y desaciertos. Sí, existe ese lado. Aunque sea MUY difícil decreer  y a veces de encontrar.
Muchas veces me he preguntado porqué seguimos equivocándonos si esoprovoca heridas en nuestra alma y corazón, me respondo inmediatamente que apartir de esas experiencias, formamos nuestro carácter y nos preparamos para lavida. Pero yo creo que hay más, y que hay una razón muy positiva de porquéseguimos “metiendo la pata”, como se dice en mi país.
Una de las formas en que Dios nos demuestra Su amor es a través delperdón y la gracia que derrama en nosotros, ¿verdad?. Cuando sentimos esa clasede amor, una aplanadora puede pasar sobre nosotros y seremos capaces de hacerlefrente y volver a ponernos de pie (mucho más delgados, por cierto). Sinembargo, para mí, hay algo maravilloso en el equivocarse. Sí, leíste bien.Escribí MARAVILLOSO. Déjame profundizar en esto.
Cuando vivimos una larga vida cristiana, muchas veces naturalizamos lasoportunidades y posibilidades que otorga el evangelio  y que en algún momento impactaron nuestravida. Cuando esto ocurre, el regalo de la vida eterna y todas las garantías queCristo nos da se vuelven un “pack” que parecemos adquirir cuando le permitimosa Jesús vivir en nuestro corazón.
Lo que ocurre cuando fallamos, cuando nos equivocamos y nos arrepentimosde haber hecho algo contrario al plan de Dios, es maravilloso. Y lo es, porquerecordamos lo frágiles que somos y que NADA nos diferencia de la gente que notiene una relación personal con Cristo. Nada excepto la cruz….
En esos momentos, cuando nos sentimos profundamente arrepentidos, cuandonos duele el corazón por haberle fallado a Dios, es donde debemos tener losojos bien abiertos y observar al mundo con los mismos ojos con que nos mira elPadre, esos ojos de amor y no de juicio. Esos ojos que son capaces deaceptarnos por completo y de separar lo que hacemos, de lo que somos. Nunca teolvides que también el pecado, el error, es una forma de acercarnos al corazónperdonador de Dios y volver a encantarnos, a enamorarnos. Cuando dejamosnuestra “divinidad” y vemos nuestra naturaleza humana emerger a la superficierecordamos quiénes somos de verdad, qué somos capaces de hacer y la inmensa“capa” de gracia que Dios debe poner sobre nosotros para que exista gente quenos ame, que nos respete y que, incluso, nos admire por alguna cualidad oatributo personal.
La próxima vez que sientas que fallas y te equivocas, piénsalo de estamanera:“lo maravilloso (aunque suene muy loco) de pecar, es que recuerdo que nohay nada distinto entre yo y el resto de las personas que me rodea; sólo Sugracia, Su amor incondicional y Su perdón eterno me hacen ser tremendamentebendecido/a y seguir adelante, porque sé que al final del camino Él siempreestará esperándome, aunque a veces yo tome el camino más largo, de todas formasllegaré y Él  aguardará por mí”.
Autora: Poly Todo
Escrito para www.destellodesugloria.org

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