La semana pasada se acabó la segunda temporada de Agent Carter y yo sigo penando por ello, porque no tenemos renovación y de hecho las audiencias han sido tirando a penosas. Cosa que yo no entiendo, de verdad que no, ¡pero si mola un cojón! What’s wrong with you, american people? ¿Eh, eh? Tíos, que veíais ese espanto llamado Dos hombres y medio y no me veis a Peggy y compañía, ¡pues no hay quien lo entienda!
Steve también flipa con el tema de las audiencias.
Bueno, bueno, dejo mi brote y me concentro en la serie que será mejor.
Y es que esta segunda temporada ha molado un montón y hemos tenido una mezcla loquísima de ciencia, aventuras, juegos de espionaje y giros que ha funcionado muy bien. Ya lo dije cuando hablé de los primeros episodios, pero todo el asunto de la materia cero y de otras dimensiones me parece muy, muy interesante. Y, de hecho, ha dado muchísimo juego, gracias a esa villana tan increíble como ha sido Whitney Frost.
Terriblemente inteligente, lo que se tradujo en que fuera una incomprendida que tuviera que pasar por una chica guapa más para sobrevivir, Whitney se ha dejado llevar tanto por el poder como por su afán científico. Mientras que el doctor Wilkes luchaba contra la materia oscura que había en su interior y le aterraba lo que pudiera pasarle, Whitney abrazó lo sucedido e investigó hasta que acabó perdiendo la cabeza. Eso sí, a medida que lo hacía iba dando más y más miedito hasta el punto de que logró acojonar a Dottie, lo que yo no creía posible.
Precisamente por eso el último tramo no ha podido ser más tenso, sobre todo con las confrontaciones contra Whitney que iban subiendo el nivel hasta llegar a esa última trampa donde se deshacían de la materia cero. Whitney era alguien que podía matarlos sólo con tocarlos y a quien no podían herir… al menos con métodos tradicionales, que para eso tenemos luego a Howard Stark que nos inventa lo que sea necesario para salvar el día, por rara que sea la amenaza.
Por eso el final ha molado tanto, con todos unidos y trabajando juntos. Lo que, de paso, ha sido muy divertido: Howard siempre da muy buenos momentos cuando aparece, pero el trabajo de los tres científicos ha sido muy molón (Samberley ha sido un auténtico descubrimiento y ojalá salga más en esa tercera temporada que nos TIENEN que dar), al igual que cualquier colaboración de Jarvis que, al final, ha sido el más ingenioso y el que ha encontrado la solución al problema que tenían entre manos.
Y era algo que se merecía, sobre todo para confirmar que era más que un mayordomo y un chófer. Como le dijo Peggy, Jarvis era el más fuerte del grupo, sobre todo porque siempre anda cuidando y ayudando a los demás. Quizás Jarvis no es un súper científico, ni un espía entrenado, ni tiene poderes, pero eso no quita que sea avispado y que haga lo necesario para ayudar, aunque a veces sea un poco desastroso. Aunque por eso le queremos tanto. No, en serio, ya sé que siempre lo digo, pero estoy súper enamorada de este hombre y de la amistad que mantiene con Peggy.
Por favor, señores de la ABC, necesitamos una tercera temporada para volver a tener escenas entre estos dos porque son impagables. También podrían aprovechar para mostrar cómo Howard se casa, tiene a Tony y éste acaba en manos de los Jarvis, sobre todo tras que Ana haya perdido la capacidad de tener hijos (¡maldita seas, Whitney, ¿era necesario dispararla?). Por cierto, ese giro hizo que nos mostraran a Jarvis en una faceta totalmente nueva y que conociéramos un poco mejor tanto a Ana como la relación tan bonita que tienen.
La verdad es que esta temporada se han dedicado a explorar a los personajes y eso se les agradece: si con Whitney tuvieron el acierto de mostrar su historia para comprenderla, con el resto han ido explorando distintos aspectos de su personalidad. Desde Jarvis dejándose llevar por la venganza y sufriendo, hasta el mafioso Manfredi retratado como un hombre que únicamente quería ayudar a la mujer que amaba, pasando por Jack que ha tenido que enfrentarse a su propia decisión de Sophie, como quien dice.
Ya sabíamos que Jack no era un hombre fácil con más fallos que virtudes, aunque tuviera de éstas. Sin embargo, siempre acababa venciéndole el medrar. Por ejemplo, en la temporada pasada ayuda a Peggy y Sousa, nos mostraron un lado muy humano de él, pero luego no duda en llevarse el crédito del trabajo que hicieron los tres. Por eso, era un personaje un tanto impredecible en el momento en que se establecen dos bandos: el de Peggy y el de ese grupo de hombres poderosos representado por Vernon Masters, una especie de mentor de Jack. O podía tirarse por hacer el bien o por el poder que le ofrecía un antiguo amigo.
Al final se decantó por hacer lo correcto, por el bando de un grupo que como bien dice Vernon Masters está muriendo y va a desaparecer.
Y eso nos trae dos cuestiones por las que Agent Carter debería renovar por una tercera temporada, aunque sea para rematar: por un lado, está claro que cada vez se están acercando más a la fundación de Shield (la desaparición de la S.R.R. es algo evidente y la aparición de amenazas como la materia cero); y, por otro, está esa trama del dichoso pin, que es una llave (y que, no olvidemos, alguien le pidió a Dottie que robara) y que queda en el aire con el ataque a Jack y los papeles de Masters.
WTF?! ¡No nos pueden dejar así! Todo parece apuntar que Jack está muerto, pero deberían aclararlo y en caso de ser así, que Peggy y Sousa investiguen el caso y le hagan justicia. De hecho, a juzgar por la camaradería que han acabado teniendo los tres en los últimos episodios, creo que los tiros en una hipotética tercera temporada irían por ahí.
Pero, vamos, que deben atar tanto el cabo de Jack como el de Dottie. Jolín, que está muy interesante todo y mola mucho. ¡Quiero saber qué está pasando!
Eso sí, al menos nos dieron un final hollywoodiense, como el del título, en lo que respecta a Peggy y Sousa. Durante toda la temporada los hemos visto como los dos sentían algo por el otro, pero nunca se lo decían y, encima, tenían a otra persona. Si Sousa salía con la princesa Aurora, Peggy estaba muy unida al doctor Wilkes. Y lo peor del caso es que todos se dieron cuenta de que se querían, antes que ellos dos. Menudo desastre de personas. Pero, vamos, que por eso les queremos.
Y encima su tonteo del último episodio ha sido muy mono y muy divertido, con los dos demostrando que se quieren, pero sin hablar del tema. En serio, para dos personas tan listas, qué tontos son a veces.
Encima su última escena fue tan chula. Con Sousa sabiendo que Peggy le quería porque le salva de irse con la materia cero y poniéndola entre la espada y la pared para acabar besándola. Qué molona la escena, en serio. Es que, además, llevaba tanto tiempo deseando que ocurriera, ¡tanto tiempo! Pues básicamente desde la primera temporada y en este no hablaban y me desesperaba y... arg... Pero todo ha acabado bien y yo quiero verlos trabajando juntos y saliendo juntos en la tercera temporada.
Porque debe de haber tercera, ¿me habéis oído gente de Disney, Marvel y demás conglomerado para dominar el mundo? Son sólo unos diez episodios y así cerráis todo perfectamente y nos hacéis felices y tenéis que poner en el parón de Agents of Shield. Y, oye, si sois unos picajosos con el tema audiencia, pasadla a Netflix junto a Daredevil, Jessica Jones y cia.
¡Pero renovadla, contra! Que Peggy mola mil y va a mejor.