Revista Cultura y Ocio

La marca del terror: al Qaeda (I). Los orígenes

Por Lparmino @lparmino

La marca del terror: al Qaeda (I). Los orígenes

El World Trade Center tras los ataques del 11 - S
Fotografía: Andrea Booher / FEMA News Photo
Fuente

Todas las visiones idílicas del final de un siglo sangriento y violento, como lo fue el XX, y el comienzo de una nueva era de paz y prosperidad saltaron por los aires un 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Ese día quedó anclado en la memoria colectiva y en las retinas de todo el panorama internacional mediante las sorprendentes imágenes, ya icónicas de la nueva modernidad y repetidas hasta la saciedad gracias a la globalización y democratización masiva de los canales de comunicación, de los dos titanes, símbolos de todo lo que Occidente representa, hundidos por el fanatismo de un pequeño grupo de terroristas que había convertido un puñado de vuelos comerciales en armas de destrucción masiva. En nuestra sociedad, la occidental, de la sobre abundancia de información y, lo que resulta más preocupante, donde abundan los analistas y las editoriales de opinión, en algunos casos de excelente rigor pero en la mayoría de las ocasiones de escasa base, surgió con fuerza un nuevo concepto que enterraría profundamente sus raíces en el imaginario occidental colectivo, el nuevo terrorismo global o internacional, curiosamente asimilado con una sola referencia: el terrorismo islamista radical nominalizado en la marca al – Qaeda.

La marca del terror: al Qaeda (I). Los orígenes

Vehículo militar soviético abandonado en Afganistán
Fotografía: Teddy Wade, U.S. Army - Fuente

La fiera se nos fue de las manos. En el año 1979 las tropas de la antigua Unión Soviética invadían Afganistán. Era una de otras tantas tensiones sin resolver entre Moscú y Estados Unidos que, sin embargo, las dos potencias trataban de resolver en lo que consideraban sus respectivos patios traseros. Y allí, la inteligencia de Washington, de la mano de las autoridades pakistaníes, consideró que le mejor forma de frenar las ansias imperialistas del enemigo “rojo” era la creación de un grupo armado cuya causa fundamental era un islamismo radical y violento y que tenía en común con Washington un fuerte sentimiento anti – comunista. Con financiación estadounidense y pakistaní, Afganistán se convirtió en brutal campo de entrenamiento para miles de islamistas extremistas cegados por una visión sumamente tergiversada de las lecturas coránicas, llegados desde todos los puntos del Islam mundial.

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Osama Bin Laden
U.S. federal government - Fuente

Finalizada la guerra y derrotados los soviéticos, Afganistán quedó bajo el control fundamentalista de los talibanes, caldo de cultivo excelente para el islamismo intransigente. Su líder iba a ser Osama bin Laden, un acaudalado saudí entregado a la lectura sesgada de un Islam violento y excluyente, que había llegado al país en 1979 al amparo de la Yihad contra el comunista. El millonario controlaba un importante grupo de combatientes islámicos extranjeros que habían acudido a la Guerra Santa proclamada contra los ateos comunistas agresores de sus hermanos afganos. Finalmente, en el año 1988 se creada al – Qaeda (la red), grupo basado en tesis neo – salafistas, versión rigurosa del Islam que considera la violencia más extrema como método más que justificado para ser empleado contra todo aquello o contra cualquier agente, persona, institución o gobierno que puediese suponer un impedimento en la aplicación rigurosa de los preceptos coránicos. El objetivo “terrenal” de la organización, de acuerdo a Fernando Reinares (“Conceptualizando el terrorismo internacional”, ARI, nº82, 2005) era la creación de un gran califato “desde el extremo occidental del Mediterráneo hasta el sudeste asiático”.

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Soldados estadounidenses en Afganistán (2007)
Fotografía: Staff Sgt. Michael L. Casteel, U.S. Army
Fuente

Hubo un hecho histórico de especial trascendencia para entender la estrategia terrorista de al – Qaeda en el conflictivo panorama internacional de principios del siglo XXI. En 1990, las tropas iraquíes de Sadam Hussein invadían Kuwait, pequeño Estado del golfo Pérsico pero de enorme importancia en el entramado económico y financiero derivado del lucrativo negocio del petróleo. Inmediatamente, bin Laden ofreció su ayuda a la monarquía saudí para luchar contra el ejército de la República de Iraq (al fin y al cabo, bajo los designios de un gobierno dictatorial de inspiración socialista y laicista), asistencia militar rechazada. Las autoridades de Riad prefirieron dejar el asunto militar en manos de las tropas estadounidenses, un gran revés para el islamismo extremo de al – Qaeda. Tropas infieles habían ocupado territorio sagrado para los musulmanes. A partir de ese momento, al – Qaeda declaraba la Yihad o “guerra santa” contra las infieles potencias occidentales, que habían mancillado los lugares sagrados del Islam, y contra los gobiernos corruptos musulmanes sometidas a los dictados occidentales.
En ese momento se inició la estrategia de internacionalización y globalización del horror. A partir de entonces, el terrorismo sufriría un rápido, vertiginoso y mortífero cambio de paradigma frente a las versiones clásicas del terror, desmontando todas las estrategias anti – terroristas y convirtiendo la ya famosa “lucha contra el terror” o contra el “eje del mal” en fundamento último del panorama político internacional del siglo XXI.Luis Pérez Armiño

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