La marca del terror: al Qaeda (II): el protagonista
Por Lparmino
@lparmino
El presidente de EE.UU., Obama, y su equipo siguen
la captura y muerte de bin Laden
Fotografía: Pete Souza - Fuente
Han sido necesarios casi diez años para que los servicios de inteligencia de Estados Unidos diesen con uno de los hombres más buscados en la historia actual. Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York, toda la agenda internacional y diplomática se ha visto supeditada a los nuevos compromisos adquiridos en nombre de una lucha contra el terror encabezada por EE.UU. y sus aliados. El fenómeno terrorista mudó y se convirtió en una de las principales amenazas para el nuevo orden provocando un fuerte reajuste de las políticas diplomáticas y de defensa de la mayoría de los gobiernos del mundo. Aquella fecha significó el comienzo de una nueva era que ponía punto final a una idílica época de prosperidad tras el colapso soviético. Sin embargo, un solo hombre pondría en marcha de nuevo la historia: Osama bin Laden. Osama bin Laden en su refugio en Pakistán
Fotografía: U.S. Federal Government - Fuente
A principios de mayo de 2011, un equipo de las fuerzas especiales de la marina norteamericana asaltaba un complejo residencial fortificado en Abbotabad, una localidad al norte de Islamabad (Pakistán). Un chivatazo puso sobre la pista del terrorista internacional más buscado a los servicios de inteligencia de los EE.UU., la CIA. El comandante en jefe del Ejército de los Estados Unidos, el presidente Barack Obama, dio luz verde a la operación de comandos, si bien todavía no se puede precisar si el objetivo primario era capturar a bin Laden o simplemente acabar con él. Carlos Fresnada relató para El Mundo (edición digital del 2 de mayo de 2011) los pormenores de la meditada operación militar. En su artículo llega a citar fuentes de la Fox según las cuales “los soldados de élite le dieron a bin Laden la oportunidad de rendirse”. Lo cierto es que un certero disparo en la cabeza acabó con la vida del millonario saudí, una de las peores pesadillas del Gobierno de EE.UU. desde aquel 11 de septiembre.Fernando Reinares esboza una primera aproximación a las implicaciones que la muerte de bin Laden tendrá en el confuso y complejo panorama del terrorismo global (ARI, 83/2011, publicado el 5 de marzo de 2011). Pese al triunfo que supone para la nueva estrategia antiterrorista de Obama, sin duda la muerte del líder carismático de al Qaeda no presume, ni mucho menos, el final de la amenaza terrorista en las diferentes y variadas formas que ha ido adoptando a lo largo de esta década bajo el patrocinio de bin Laden hasta crear ese entramado “polimorfo y con múltiples focos” al que se refiere Reinares.Osama bin Laden
Fotografía: FBI - Fuente
Hoy en día, muchos grupos de presión norteamericanos, especialmente vinculados a las posturas más conservadoras del país, han llegado a poner en duda la muerte del terrorista saudí. Es el caso de Judicial Watch, grupo que había solicitado la publicación de toda la documentación gráfica que probaría la muerte de bin Laden según explicaba María Ramírez para el diario El Mundo (2 de mayo de 2012). Su muerte, de hecho, resolvió los duros contratiempos legales que hubiese supuesto su detención y traslado a territorio estadounidense, resolviéndolo por la vía expeditiva del disparo certero y el cuerpo arrojado al mar para evitar futuribles santuarios del islamismo radical. El asesinato de bin Laden ponía fin a largos años de trabajo, en muchas ocasiones caminando peligrosamente por el filo de la legalidad (Es muy recomendable el artículo de José María Irujo publicado por El País el 26 de abril de 2011 sobre los métodos empleados por la inteligencia estadounidense en el campo de detención de Guantánamo).Página Web del FBI con bin Laden como el criminal más buscado
Fotografía: FBI - Fuente
Bin Laden era un viejo conocido de los servicios secretos estadounidenses. Nacido en Arabia Saudí en el seno de una acaudalada familia empresarial de origen yemení, recibió una exquisita educación que incluía temporadas de estancia en Europa. Según algunos testigos, en cierto modo introvertido y algo tímido, durante su juventud en Arabia estuvo en contacto con los círculos más extremistas del islamismo radical basados en ideologías wahhabistas de extremado rigor y puritanismo. En 1979 marchó a Afganistán para luchar contra el invasor soviético y a todas luces parece que recibió adiestramientos y financiación de la CIA (lazos desarrollados en un artículo de M. Chossudovsky publicado en globalreserch.ca el 30 de septiembre de 2011). El final de la Guerra Fría, la invasión iraquí de Kuwait y la corrupción imperante en muchos de los gobiernos árabes, considerados meros títeres de las agencias norteamericanas, recondujeron las miras de al Qaeda (La base), organización terrorista creada por el propio bin Laden en 1988, hacia los intereses estadounidenses y sus aliados (se puede consultar una extensa biografía de Osama bin Laden en la página Web del Centro de Estudios y Documentación Internacionales de Barcelona – CIDOB).Osama bin Laden se ha convertido, ya desaparecido del escenario internacional, en uno de esos controvertidos personajes de la historia que deambula entre el mito hagiográfico, soportado por incondicionales y detractores a partes iguales, y la realidad todavía demasiado implicada en los hechos como para ofrecer un semblante objetivo del actor. Si bien es verdad que todavía su papel real en el entramado terrorista de al Qaeda está por dilucidar (algunos consideran a bin Laden como mera figura mediática mientras que los verdaderos diseñadores de las estrategias de terror serían otros protagonistas), no se puede obviar que el nombre de bin Laden, sean en la forma que sea, siempre quedará irremediablemente asociado a la historia y a una nueva era.Luis Pérez ArmiñoLa marca del terror: al QaedaI .- Los orígenesII .- El protagonista