Nos ponemos en situación: domingo desierto en Bilbao. La nada más absoluta en la city a partir de las nueve de la noche, y encima yo ¡con hambre! En esto que pasamos por delante de La Mary, y me dice mi inocente acompañante:
-"¿Cenamos aqui? Tiene buena pinta- pobre iluso...
Me quedé un momento parada, pensando que no iba a volver a La Mary, pero mi parte buena (increíble, ¡¡tengo de eso y todo!!) me decía que le diese una segunda oportunidad a la franquicia. Entramos a las 21h30 y el local estaba con algunas mesas a punto de acabar y otras aun sin servir, un par de personas por delante, pero el comedor de al lado vacio.
-"Queriamos una mesa para dos"-"Chicos teneis que esperar media hora"
A pesar del cartel tamaño póster que indica "NO SE HACEN RESERVAS" nos reservaron mesa para media hora después. Al salir, pasamos por un lateral del local, y vimos con asombro que parte del restaurante tenia las mesas montadas y estaban vacías. ¿Para qué nos hacen esperar, si hay espacio? Empezamos mal. Al de media hora volvemos, y una camarera (que por cierto parecía extranjera) muy simpática, nos acerca la carta, y veo con sorpresa que no disponen de todos los platos, así que qué mejor manera (y elegante a la par) que tachar a boli BIC (cristal escribe normal, jajaja) y a mano alzada aquellos platos que ya no tienen. Vamos dos, están haciendo todo lo posible por que no me guste esta nueva visita.
Tras unos minutos, nos decidimos por la ensalada de pollo al pesto y taco de foie para compartir como entrantes. La ensalada venia acompañada de unos brotes de soja, con una buena ración de pollo a la plancha y una salsa de pesto con piñones, que la verdad tapaba el sabor de todo lo demás, pero tenia buen gusto. Vale, sumamos un punto a La Mary por la buena ensalada.
Pasamos al foie, que lo teniamos arrinconado en la micromesa en la que nos instalaron: un bloque de tamaño hermoso con lascas de sal por encima, algo de crema de módena para decorar y un cuenco con mermelada de higos o ciruelas, no supe descifrarlo. Acompañando al foie, siete (sí, 7) rebanadas de pan tostado con aceite, que nos resultaron escasos para la cantidad de foie.
-"Disculpa, ¿nos puedes traer más pan para el foie?-"¿No os he puesto pan? Un momento, vengo ahora"(Aparece la camarera con un cesto con dos bollos de pan, que podían ser perfectamente de la última vez que estuve en La Mary)-"Perdona, queriamos pan para el foie, ¿no puede ser como el que nos has servido antes?"-"Ya se lo he dicho varias veces al cocinero, pero dice que es la cantidad que pone."-es lo que tiene ser una franquicia, que hasta las tostadas están contadas (siete, exactamente)
El punto que habían ganado con el foie, lo perdieron con el pan. De segundo, entrecotte a la pimienta, que para mi eso de entrecotte no tenia ni el nombre: carne llena de nervios, grasa, y hecha demasiado. Ahí flló nuestra amable camarera, en no preguntar cómo queríamos la carne, así que comerse el zapato que nos sirvió era muy poco apetecible. Menos mal que no era para mí, y mi querido acompañante, se lo comió alegremente.
"Pulpitos encebollados con patata panadera" dicho así suena bien ¿verdad? Pues eso creía yo, hasta que vi aparecer una fuente ovalada con una masa de patata en el fondo, con una mezcla de cosas con tentáculos, cabecitas de pulpo por una parte, patas por otra, y todo ello revuelto con cebolla. La apariencia era pésima, el olor horrible, y al probar uno, casi me mareo. En resumen: pulpitos de lata recalentados en el microondas, con el consiguiente sabor a pescado pasado y encima en caliente. Imposible siquiera de pinchar con el tenedor por si acaso se difundía más el olor. Menos cinco puntos para La Mary.
Cuando vino la camarera, y vio mi plato sin tocar (en realidad me comí ¡tres pulpitos!) y me preguntó si no me había gustado, puso una media sonrisa, que intuí que era algo así como "a mi tampoco", que chica, eso ¡se avisa! (aquí me acordé de Igor Cubillo, de "Lo que coma Don Manuel". Sólo me quedaba desquitarme de ese horrible plato con un postre, viendo que el que tenia enfrente andaba de lo más satisfecho con el menú ("chica, los primeros platos no estaban mal, los segundos la verdad que daban pena, pero ¿qué quieres por este precio?") así que me fui al postre con más chocolate y derivados: brownie de chocolate con nueces y helado de vainilla con canela. Pues lo de siempre, un bizcocho más bien seco, con nueces de gran tamaño (minipunto por las nueces), y helado soso de vainilla. Al menos se me fue la imagen de los pulpos revueltos con la cebolla quemada.
LA MARYhttp://www.lamaryrestaurant.comPlaza Arriquibar, 3. Bilbao
A la carta, algo mejora en algunos platos, pero no es para tirar cohetes. El servicio sigue siendo escaso (así hacen beneficios, con calidad pésima de los alimentos, y tres camareros para un comedor enorme), menos la chica que nos atendió la mayor parte del tiempo, los otros dos eran algo ariscos.Cosas sencillas y precocinadas tipo las ensaladas y el foie, incluso podría salvar algunos postres, no están mal, pero el resto directamente podían con el mismo boli BIC ir tachando todos los platos de la carta. Una cosa es que sea una franquicia, que tengan unos precios ajustados, que tengan poco personal por que están empezando...y otra muy distinta es servir esos platos. Desde luego, por mí, no me pillan en una tercera, pero lo mas probable es que tenga que volver a acompañar a alguien (por dioooooxxx que no sea así!!!!)
Ensalada de pollo al pesto + foie + entrecotte a la pimienta + pulpos encebollados + brownie + dos botellas de agua = 50€ (49 con algo, no recuerdo)
El comedor vacío, y nosotros esperando. Normal, con tres camareros, imposible atender a todos.
La carta tachada a boli.
Ensalada de pollo al pesto, bastante decente.
El foie y los siete enanitos. Ah no, que eran siete trozos de pan.
El foie, muy bueno.
Maraña de pulpos, patatas y cebolla. Buena pinta desde luego, no tienen.
¿Entrecotte? a la pimienta. Si os fijais, hay granos de pimienta. Es lo único que nos quedó claro de la escasa salsa.
Brownie con helado.