Por andar por la vida
que me ha tocado en suerte…
Yo me compré una máscara
de perenne sonrisa.
Por eso en las mañanas:
“Buenos días”, “buenos días”
a todo el mundo digo
con la sonrisa siempre a flor de labios
Pero… cuando llega la hora verdadera
que me encuentro conmigo, con mi alma,
en mi aposento a solas, en las noches,
me libero de las cosas que usé durante el día.
Mi máscara primero, mi vestido,
zapatos y pañuelo haciendo juego.
Y en plena intimidad conmigo misma
me siento libre de roer mis penas.
El corazón me pide a gritos liberarse
y lloramos los dos nuestra amagura,
nuestra larga tristeza.
Y lloramos los dos todas las noches,
y luego, en las mañanas…
“Buenos días”, buenos días a todos
con la sonrisa siempre a flor de labios.