Reproducimos la interesante entrevista realizada por el
programa de radio En Perspectiva de Espectador.com de Uruguay con motivo del
viaje de José Antonio Ferrer Benibelli para llevar a cabo dos conferencias en
el Ateneo de Montevideo. La primera titulada “El francmasón, hombre de la
Ilustración” y la segunda “La Iglesia Católica y la Masonería”.
Ferrer
Benimelli tiene 78 años, nació en 1934 en Huesca (España). Es licenciado en
Filosofía y Letras con especialización en Historia por la Universidad de
Zaragoza y desde fines de los años 60 es profesor de ésta. En esa universidad,
dirige el Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española.
Podéis
ver el Video de la
entrevista o leer su transcripción en:
Católicos y masones, actualidad de un enfrentamiento entre fe y librepensamiento
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX se
suscitaron duros enfrentamientos entre la Iglesia Católica y la Masonería, en
un momento en que Uruguay daba el paso de separar el Estado de la Iglesia. Esa
disputa tuvo consecuencias en la formación de nuestra nacionalidad e
idiosincrasia. A nivel internacional, esa guerra venía por lo menos desde 1738,
cuando el Papa Clemente XII emitió la encíclica "In Eminenti". ¿Cuál
es la situación hoy en día? Para conversar sobre este asunto, En Perspectiva
entrevistó a José Antonio Ferrer
Benimeli, especialista de larga trayectoria en los temas de Iglesia y Masonería
y escritor de 47 libros vinculados esta última.
Entrevistador
EMILIANO COTELO (EC):
EC - La
relación entre la Iglesia Católica y la masonería siempre ha estado cargada de
tensión y hasta de cierto misterio.
Durante siglos, los diferentes papas católicos consideraron negativamente a los
masones. Llegaron a incluso a tratarlos de criminales. Esa oposición tan
radical parece haberse moderado en algo en nuestro tiempo. Pero ¿qué tipo de
relación hay, si es que hay alguna, entre estas dos instituciones tan
arraigadas en el mundo, y particularmente aquí en Uruguay? ¿Se puede ser
católico y masón? ¿Ha habido curas masones?
Esta mañana recibimos en En Perspectiva a José Antonio Ferrer Benimeli, un
especialista de larga trayectoria en los temas de Iglesia y masonería que esta
semana se encuentra de visita en nuestro país para ofrecer dos conferencias,
una hoy y otra el jueves de noche en el Ateneo de Montevideo.
Ferrer Benimeli tiene 78 años, nació en 1934 en Huesca, España. Es licenciado
en Filosofía y Letras con especialización en Historia por la Universidad de
Zaragoza y desde fines de los años 60 es profesor en esa casa de estudios. En
esa universidad, además, dirige el Centro de Estudios Históricos de la
Masonería Española.
Según la información disponible en internet, usted ha escrito 47 libros
relativos a la masonería, pero además ha colaborado en otros 200 libros y lleva
más de 400 artículos publicados. ¿Esos números son correctos?
J. A. FERRER BENIMELI (JAFB):
Creo que quedan cortos.
EC - ¿Por qué ha encarado esta
especialización, por qué se ha concentrado de esa forma en la masonería? ¿Qué
es el Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española?
JAFB - Empezando por la segunda parte, el Centro de Estudios Históricos de la
Masonería Española es una institución universitaria a la que pertenecemos 120
profesores de universidad y algunos profesores de enseñanza media o de centros
de investigación, como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y se
constituyó hace 25 años con la finalidad de estudiar una asociación de la que
todo el mundo hablaba y de la que se sabía tan poco. Y estudiarla desde un
punto de vista histórico, no desde un punto de vista polémico ni apologético,
que es en lo que más se ha insistido a lo largo de la historia. Si analizamos
la bibliografía, en concreto la última que publicamos, que consta de 20.000
títulos, veremos que hay una parte que es totalmente apologética y otra que es
totalmente antimasónica, y lo que nos interesaba era, desde la óptica
universitaria, intentar acercarnos a la verdad de esta institución que ha sido
tan tergiversada, tan polémica y que sigue siendo tan desconocida y sigue
suscitando tanto morbo en torno a ella.
EC - Usted en particular, por lo visto,
ha dedicado prácticamente su vida a este tema.
JAFB - Toda la vida no, pero 50 años sí. Cuando empecé a hacer mi tesis
doctoral sobre esta cuestión –y esto enlazaría con la primera pregunta del porqué
me he dedicado más o menos, no de una forma monográfica, puesto que ha habido
otras líneas de investigación a lo largo de mi vida–, en nuestra universidad se
estaban estudiando los políticos aragoneses del siglo XVIII y en concreto me
dije: “¿Y por qué no abordas la historia del conde de Landa?”, el primer
ministro de Carlos III, del que se decía que había sido masón y fundado la
masonería en España. Y empezamos, pero a los pocos meses llegué a la conclusión
de que ni había fundado la masonería ni había sido masón, con lo cual me
encontré un tanto desarbolado en mi tesis doctoral y tuve que buscar una
deriva, y puesto que ya estaba introducido en el tema, me dediqué a trabajar
sobre todo en el archivo secreto Vaticano y en otros 120 archivos de Europa cuáles
fueron las motivaciones, las primeras condenas pontificias de esta institución.
Entonces incidí hasta el siglo XVIII, cuando se agota se pasa al siglo XIX y
del siglo XIX se pasa al XX y del XX al XXI, y aquí estoy, en ese cepo
enganchado en esta investigación.
EC - Aquí en Uruguay, a fines del siglo XIX, pero sobre todo a comienzos del
XX, se dio un proceso de separación de la Iglesia Católica y el Estado. Un
proceso que incluyó medidas como la obligatoriedad del matrimonio civil, la
supresión de toda alusión religiosa en los actos de toma de posesión de las
autoridades o, quizás la más importante, la instauración de la laicidad en la
educación pública. Según el escritor Fernando Amado, que ha publicado dos
libros muy exitosos sobre masonería en Uruguay hace poco, ese proceso de
separación entre Iglesia y Estado fue el origen de los encontronazos más duros
que ha habido entre Iglesia y masonería en nuestro país. De todos modos en el
mundo el enfrentamiento es muy anterior a aquellas fechas, ¿no?
JAFB - Data del año 1738.
EC - Muy cerca del nacimiento de la
masonería.
JAFB - Sí, que fue en 1717. Ese fue el punto de partida del estudio de mi tesis
doctoral que versó sobre esta cuestión.
EC - Cuando usted alude a 1738…
JAFB - Es la bula de Clemente XII, la primera condena pontificia.
EC - Instituye “la excomunión de todos los católicos que pertenecían o pretendían
ingresar a la sociedad secreta conocida como masonería”. Así dice
textualmente.
JAFB - La bula no dice eso, eso es posterior o es una interpretación
histórico-periodística de ella. El contexto es un poco más complejo. Ya en 1735
las autoridades protestantes de Ámsterdam y de La Haya prohíben las reuniones
de masones. En 1737 lo hacen las autoridades protestantes de Berna y de
Ginebra, o el jefe de la Policía de París, el cardenal […], que era el primer
ministro de Estado. Pero podríamos seguir año por año, 1738 las ciudades
hanseáticas, 1742 la emperatriz María Teresa de Austria, 1748 el […] de
Constantinopla, el rey Carlos III de Nápoles en el 51, su hermano Fernando en
España… Podríamos llegar hasta 1798 con el zar Pablo II.
No prohíben la institución, sino las reuniones de masones, porque en aquella
época los gobiernos eran absolutistas y una institución –y este fue el problema
fundamental– que se creó al margen de la autoridad según la legislación de la
época, que era el derecho romano, incurría inmediatamente en ser sospechosa de
ir contra la tranquilidad pública. Porque entonces el monarca, el rey tenía los
tres poderes, era legislador, era prácticamente todo; incluso imponía la
religión de sus súbditos […], los reyes luteranos imponían el luteranismo, los
anglicanos el anglicanismo, los católicos el catolicismo.
Esta asociación, la masonería, nace en un contexto
inmediatamente posterior a las guerras de religión. En nombre de Dios se había
matado tanto gente, y esto lo podemos comprender hoy día quizás mejor con la
experiencia fundamentalista de tantos países, y nace con una idea de
tolerancia, de búsqueda, de fraternidad, de libertad entre personas que piensan
de forma diferente no solamente en el terreno político, sino en el terreno
religioso, en el terreno cultural. Este fue el origen y esto es lo que les crea
complicaciones, porque se crean al margen de la autoridad.
EC - Tengo aquí expresiones del papa Pío
VIII, alrededor del año 1820: “Son
asociaciones secretas de hombres facciosos, enemigos declarados de Dios y de
los príncipes, que emplean todo su esfuerzo en desolar la Iglesia, en
trastornar los Estados, en perturbar todo el universo, y que, rompiendo el
freno de la verdadera fe, abren el camino a todos los crímenes”.
JAFB - Sí, hay muchas expresiones, pero estamos hablando ya del siglo XIX. Hay
un salto entre el siglo XVIII y el siglo XIX, en el siglo XIX después de la
Revolución francesa la masonería va a ser identificada, falsamente, con las
sociedades que luchan y maquinan contra los poderes civiles legítimamente
establecidos. Y en concreto en Roma el poder civil legítimamente establecido
era el rey de Roma, era el papa, que al mismo tiempo era el jefe de la Iglesia.
Por eso hay aquí hoy una vinculación, de la misma forma que en el XVIII el papa
empieza su prohibición siguiendo el ejemplo de los otros gobiernos “yo también
prohíbo las reuniones de masones”. Después de la Revolución francesa ya no se
prohíben las reuniones de masones sino que se prohíbe la institución, que se
identifica con las ideas del liberalismo, con las ideas de libertad, con las
ideas de democracia, de constitucionalismo, que son opuestas al absolutismo que
se mantiene en la Europa, por revolucionaria. En la Europa absolutista del
Congreso de Viena, el zar de Rusia, el emperador de Austria-Hungría, los
principados de Italia, el rey de España, es decir, los países absolutistas,
frente a los que han descubierto ya la libertad como es el caso de Francia,
como va a ser muy pronto el caso de todas las repúblicas hispanoamericanas.
Y el masón defiende la libertad, la libertad individual, entonces es muy fácil
en este caso dar el paso, y así fue, la masonería no solamente defiende la
libertad, sino que defiende también la libertad de los pueblos, y por eso
liderará los movimientos no solamente de insurgencia sino de independencia de
los pueblos o estará muy identificada. La pregunta aquí sería si la masonería
se introduce antes o después de la independencia. Cuándo se constituyen las
grandes logias, 1862, 1856 aquí en Uruguay. Creo que la respuesta está clara,
aunque hubiera algunos personajes que pudieran colaborar antes en esa política.
EC - A partir de su exposición está claro
qué es lo que la Iglesia Católica rechazaba en la masonería. Pero ¿cómo era
este enfrentamiento visto desde el otro lado? ¿Qué rechazaba la masonería en la
Iglesia Católica, por dónde venía el enfrentamiento por el lado masón? En los
hechos, efectivamente.
JAFB - En sus orígenes, incluso hoy día en la mayor parte de las masonerías…
Porque estamos hablando de masonería en singular y habría que hablar de
masonerías en plural, porque no es lo mismo la masonería en Estados Unidos, en
Gran Bretaña, que la masonería en Francia, en Italia o en España, ni en España
es lo mismo la masonería del siglo XIX que la masonería del siglo XX. Entonces
este es un matiz que conviene insistir.
En las constituciones de la masonería en el artículo 2 se exige para ser masón
creer en Dios y en la inmortalidad del alma, y se insiste en que cada masón
tiene que ser fiel a su religión. El que en la masonería o en las logias se
admita a hombres de diferentes religiones no significa ni sincretismo ni nada
que sea contrario a la propia religión. Haciendo una trasposición
terminológica, en algunos sitios se le llama a eso ecumenismo. Pero en el siglo
XVIII eso no se podía entender, porque los católicos no podían ni siquiera
reunirse con los no católicos, incurrían en la pena de excomunión. ¿Y por qué
los masones son condenados con la excomunión? Porque en la bula In Eminenti,
siguiendo el ejemplo de otros gobiernos, motivación política, pero como los
masones se reúnen o permiten en sus logias que haya no católicos, entonces
incurren en la pena de excomunión porque los católicos no podían reunirse con
no católicos.
EC - Pero la masonería o algunas logias masónicas ¿nunca hicieron la guerra a
la Iglesia Católica?
JAFB - Sí, por supuesto. Por eso digo que hay que ir deslindando el panorama.
En el siglo XVIII no hay problema, es más, yo he publicado 5.000 sacerdotes
católicos que pertenecieron a la masonería en el siglo XVIII, incluso después
de las condenas pontificias, porque según su propia conciencia allí no había
nada que atentara.
EC - En Uruguay en particular se da como
un hecho que el padre Dámaso Antonio Larrañaga, estrecho colaborador del
general José Artigas, un cura, era masón.
JAFB - Sí, pero ya estamos en el siglo XIX, y en el siglo XIX hay una serie de
masonerías que en vez de involucrarse como las más tradicionales y herederas de
la fundación inglesa de 1717, que se fundamentan sobre todo en lo ritual, en lo
espiritual, en una espiritualidad masónica o una espiritualidad incluso de los
ateos, de los no creyentes en Dios, como se ha dicho en varias publicaciones
últimamente. Y hay otras masonerías en el siglo XIX, especialmente en los
países europeos, en Francia, en España, en Italia, que se involucran más en los
problemas sociopolíticos, y entonces sí que hay ahí una íntima unión con estas
políticas laicistas o que dan una importancia mayor a lo que ocurre que a la
propia formación, porque la masonería de hecho es una escuela de formación del
hombre. Pero hay otros que dicen “no, pero salgamos de nuestro propio mundo
personal, involucrémonos en el mundo que nos rodea”.
Yo eso lo experimenté hace unos años en una zona bastante pobre de Brasil donde
había una logia centenaria y me comentaron: “Aquí ha habido una escisión porque
un grupo de masones no entendían que nos reuniéramos vestidos de negro, con
guantes, con todo el rito y que a nuestro alrededor estuvieran las favelas”.
Entonces hubo un grupo que se marchó a una favela y ahí construyó su propia
logia con unos ladrillos, con suelo de tierra, con unas sillas que cada una era
diferente, crearon un dispensario, una escuela y se dedicaron a buscar agua
porque ni siquiera había agua en esas favelas. Dos formas de concebir la
masonería, como exclusivamente formación de sí mismo o como compromiso social
con el entorno.
Entonces algunas masonerías del siglo XIX, del siglo XX e
incluso de hoy día están más involucradas con estos problemas sociales y
políticos, y por eso no es de extrañar que defendieran la separación de la
Iglesia y el Estado en el siglo XIX. Pero es que luego en el siglo XX es el
Concilio Vaticano II el que defiende la separación de la Iglesia y el Estado.
Así que a veces por adelantarse a los tiempos uno sufre ciertos castigos, por
ser pionero.
EC -
¿Y eso fue lo que entiende usted le pasó a la masonería?
JAFB - A algunas masonerías sí que les pasó.
EC -
¿Hoy cómo es la relación entre masonería e Iglesia Católica? ¿La Iglesia sigue
considerando a la masonería una secta?
JAFB - Todo depende de lo que entendamos por Iglesia. Sí,
hay documentos que siguen hablando de secta; desde el punto de vista de la
historia creo que no es acertada esa expresión, porque ¿qué es una secta? Secta
es una falsa religión en la óptica de la Iglesia Católica, y desde el momento
en que la masonería no es una religión, difícilmente puede ser una secta. El
punto de partida puede ya plantearnos dudas o incluso incomprensiones.
EC -
¿Cómo se define la masonería? Tengo aquí un folleto de la propia institución, y
dice: “La masonería es una asociación universal, científica, filosófica y
progresista que agrupa a todos los seres humanos que se sienten unidos por el
vínculo de la solidaridad, resultante de los principios de amor a la humanidad
y a la verdad. En ella se estimula y practican: 1) el estudio de la moral, de
las ciencias y de las artes para mejorar la condición social del hombre por
todos los medios lícitos, y especialmente por la instrucción, el trabajo y la
abnegación; 2) la tolerancia, ejercida para hacer más sólidos los lazos de
unión entre los semejantes, extinguiendo los antagonismos de nacionalidad, de
opinión, de razas y de intereses partidistas; 3) el librepensamiento, sin
deprecio de ninguna idea, en la seguridad de que es el raciocinio humano lo que
rige los destinos del mundo. La masonería reconoce la existencia de un
principio creador superior, ideal y único cuya interpretación es personal y
absolutamente libre para cada hombre. La idea de un único y común origen de los
seres humanos es el fundamento en el que se basan los conceptos sociales de
igualdad y fraternidad, y, consecuentemente con ellos, el derecho de los
pueblos a ser libres y gobernados democráticamente”.
JAFB - Más que una definición, es una declaración de
principios. Las definiciones tienen que ser cortas. Es una declaración de
principios, y en este caso se adapta en muchos puntos a lo que dicen otras
masonerías.
EC - Y
luego cuando se la define como institución aparece expresamente la precisión
que usted formulaba hace un rato: la masonería no es una religión.
JAFB - Exactamente. En cada país no es que haya una
masonería, sino que puede haber incluso varias masonerías. Por ejemplo en
Francia incluso hoy en día hay hasta 15 masonerías diferentes, como en España,
entonces cada masonería puede tener una orientación más particular o más
concreta. Esta me figuro que es la que refleja la masonería de aquí de Uruguay,
la actual. Entonces es correcto, y como usted verá allí no hay ningún
enfrentamiento con la Iglesia, aunque hay algunos principios que puedan ser
interpretados por la Iglesia de otra forma. Sobre todo cuando se habla de
librepensamiento, que tiene toda una trayectoria y que es necesario saber
comprender y situar en cada momento de la historia y en cada país.
Pero viniendo a cuál es la situación hoy día, la
masonería durante muchos años estuvo prohibida, y no solamente prohibida, sino
condenada con la pena de excomunión por la Iglesia Católica. Esto se recogía en
el primer Código de Derecho Canónico de 1917. Este Código de Derecho Canónico
recopilaba toda la legislación previa que habían dado los diferentes papas a lo
largo de la historia, y especialmente los previos a la fecha de 1917. Esos
papas son Pío Nono y León XIII. Solamente estos dos pontífices, que son los que
están involucrados en la lucha del Vaticano contra los patriotas italianos que
están intentando unificar la península italiana y que son los que más se oponen
a esta, porque el papa Pío Nono, sobre todo, estaba convencido de que si no
tenía un poder temporal tampoco podía tener un poder espiritual. Entonces la
defensa de los estados pontificios frente a los ejércitos de Víctor Manuel o de
Garibaldi por el sur que están intentando conquistar y unificar Italia.
Aquí ya tenemos otro problema a añadir, que es el
problema político de la unificación. Por eso no es de extrañar que Pío Nono y
León XIII, solamente ellos dos, que son los protagonistas de ese problema,
dieran 2.200 documentos condenando a la masonería, por la identifican con los
carbonarios, con las sociedades patrióticas, con todos aquellos que están
luchando por la unificación italiana. Y no es de extrañar que el código que se
promulga inmediatamente después recoja toda esa situación. ¿Qué nos dice el
Canon 2335? Que los que dan su nombre a asociaciones que maquinan contra la
Iglesia y los poderes civiles legítimamente establecidos incurrirán en la pena
de excomunión ipso facto, cuya pena está reservada al Sumo Pontífice, excepto
en los casos de muerte.
Aquí están hablando de masonería que se identifica con
sociedades que maquinan contra la Iglesia y los poderes civiles legítimamente establecidos.
El papa era el poder civil legítimamente establecido y era la Iglesia, según
esta legislación. Y estamos por lo tanto identificando una institución con un
problema político-social o político-militar italiano del momento.
EC -
Pero mucho más cerca en el tiempo, hace pocas décadas, yo he escuchado hablar a
católicos, quizás católicos con una ubicación ideológica a la derecha, de la
conspiración judeo-masónica, por ejemplo.
JAFB - Judeo-masónico-comunista.
EC -
En algunos casos la conspiración judeo-masónico-comunista. Estoy hablando del
siglo XX.
JAFB - Sí, se lo puedo explicar muy bien porque tengo un
libro titulado “El contubernio judeo-masónico-comunista”. Es un reflejo de una
mentalidad de extrema derecha que necesita culpabilizar a alguien para poder
salvarse ellos mismos.
Quisiera cerrar el tema de la situación jurídica actual.
El Canon 2335 desaparece con la promulgación del nuevo Código de Derecho
Canónico, que tiene lugar en 1982, y el Canon 2335 va a ser sustituido por el
1374, que dice: “Los que dan su nombre a asociaciones que maquinan contra la
Iglesia incurrirán en una pena justa, y aquellos que las dirigen en la pena de
entredicho”. Es decir que han desaparecido las palabras “masonería” y
“excomunión” y la expresión “los que maquinan contra los poderes civiles
legítimamente establecidos”. Es decir lo que era una situación concreta del
siglo XIX en el siglo XX ha desaparecido.
EC -
¿Y cómo se traduce en términos prácticos esa nueva norma?
JAFB - Si hay masonerías que maquinan contra la Iglesia
incurren en esa pena, pero si hay masonerías que no incurren difícilmente
pueden caer.
EC -
Pero por ejemplo, en el libro de Fernando Amado “En penumbras. La masonería
uruguaya 1973-2008”, un libro del año 2008…
JAFB - Hay que añadir la reacción que luego hubo y la
nota de prensa que salió en L’Osservatore Romano a continuación. Supongo que se
refiere a eso.
EC -
No, me refiero a que aparecen declaraciones de monseñor Pablo Galimberti,
obispo de Salto, que entiende, a propósito de la posibilidad de ser masón y
católico: “No es posible, tal como la masonería hoy se presenta debo decir que
la Iglesia Católica ya ha tenido su pronunciamiento en cuanto a que son
concepciones filosóficas diversas y antagónicas”. Y cuando le preguntan si le
daría la comunión a un masón, contesta: “No, no le daría la comunión. Porque yo
creo que él mismo se ha colocado en una zona en la cual está afirmando su
pertenencia a una asociación cuyos principios filosóficos a lo más que llegan
simbólicamente es a un Supremo Arquitecto, pero la Iglesia no sostiene a un
Supremo Arquitecto como una cuchara con un ojo”.
JAFB - Es una interpretación que respeto como espero o
desearía que él respetara otras interpretaciones. Yo le podría citar otras
muchas de otros obispos o incluso cardenales que no son tan radicales ni
coinciden, sino más bien diría que están en otra situación muy diferente.
EC -
¿Usted dice que dentro de la Iglesia Católica la norma vigente promulgada por
el Vaticano se interpreta de maneras diferentes?
JAFB - Siempre ha sido así, ¿no? De todas formas la norma
jurídica está muy clara, la norma jurídica no habla de masonería ni habla de
filosofía de la masonería. Y esta interpretación que me acaba de leer todo lo
basa en una interpretación filosófica, pero ¿de qué masonería habla? ¿Y de qué
filosofía, si la masonería no tiene filosofía?
EC -
Por lo tanto, si venimos al año 2012, en el que nos encontramos, ¿cómo define
usted la relación entre la Iglesia y la masonería? ¿Hay que hablar de
“relaciones”?
JAFB - De relaciones y de iglesias, porque ¿quién es la
Iglesia? En cada diócesis la Iglesia es el obispo, ¿no? En Brasil hay 360
obispos. No sé si necesita más explicación. Yo tengo experiencias de Brasil de
estar dando conferencias en diferentes ciudades, llegar a una ciudad y el
obispo decir que no fuera nadie a escucharme porque no, y al día siguiente el
obispo de la diócesis siguiente llamarme para que hable a los sacerdotes y a
las monjas de su diócesis en su propio palacio episcopal. Afortunadamente la
Iglesia tiene una variedad que es lo que la enriquece.
EC -
Pero institucionalmente entre la Iglesia Católica y la masonería ¿hay vínculos?
JAFB - Todo depende de lo que se considere como vínculo.
La masonería no es una religión; al no ser una religión no tiene por qué tener
un vínculo con una religión concreta. Los vínculos son ya más personales, si un
masón tiene problemas de conciencia y es católico, lo lógico es que acuda o
bien a su párroco, a su confesor o a su obispo y que intente clarificar el
tema, porque esa es la norma. Lo que ocurre –y quiero decirlo para evitar luego
falsas interpretaciones– es que cuando se promulga este Código de Derecho
Canónico, el mismo día el entonces cardenal Ratzinger dio una nota de prensa en
L’Osservatore Romano diciendo que aunque en el nuevo Código de Derecho Canónico
no se mencionaba a la masonería, la actitud de la Iglesia permanecía invariable
respecto a esta institución y por lo tanto todos los masones estaban en estado
de pecado mortal y no podían acceder a los sacramentos.
EC -
¿Cómo se entiende eso?
JAFB - Es difícil de entender. Yo le podría hablar desde
el punto de vista histórico, no desde el punto de vista ideológico. Hay un
punto de partida que creo que es falso. En muchas de estas interpretaciones
eclesiásticas se identifica a la masonería con una religión, y no lo es. Esto
viene ya de una declaración de los obispos alemanes de los años 80, que es la
que luego se ha intentado introducir. Le voy a dar un dato: la víspera de la
promulgación del Código de Derecho Canónico, en la Comisión Pontificia de
Derecho Canónico, que estaba integrada por más de 50 entre cardenales,
arzobispos y expertos, se discutió si se mantenía o no la excomunión a los
masones, se estuvo discutiendo este tema. Un tema que llevaba 20 años, porque
el Código de Derecho Canónico tardó 20 años y le puedo decir que yo seguí paso
a paso porque incluso en alguna ocasión tuve que participar en alguna consulta.
¿Qué pasó en esa votación? Que los que pedían que se
mantuviera la excomunión perdieron la votación en una proporción de 30 y tantos
frente a 15 o 16. Por lo tanto en el nuevo Código de Derecho Canónico no se
habla de masonería ni de excomunión. Ahora, si usted me dice quiénes son los
que votaron a favor de que se mantuviera la excomunión yo le podría decir que
entre ellos estaba el cardenal Ratzinger, que es el que luego da la nota al día
siguiente. Y es la nota que hoy día se mantiene. Pero de entonces a hoy no se
ha vuelto a hablar de ese tema, excepto cuando las diferentes conferencias
episcopales de los países más involucrados con el tema de la masonería, como
podían ser Estados Unidos, Brasil, los países escandinavos, donde el cardenal
Sepe, que es el antecesor de Ratzinger en la Congregación para la Doctrina de
la Fe, había autorizado en el año 1972 que los católicos pudieran ser masones
de aquellas masonerías que no atentaran contra la Iglesia Católica.
Entonces no es cierto que la actitud de la Iglesia sea
invariable, hubo cambios, si se mantiene invariable el decreto del cardenal
Sepe y la norma que existía inmediatamente o la norma que existía en el siglo
XIX. Es complejo, sobre todo cuando lo ves desde la historia y analizando los
documentos y cómo se crean esos documentos, porque muchas veces el documento es
frío, pero cuando tú analizas en los archivos cómo se llegó a ese documento,
entonces puedes ver que la cosa no es tan sencilla.
EC - El doctor José Antonio Ferrer
Benimeli se encuentra en Montevideo invitado por la Gran Logia de la Masonería
donde va a brindar dos conferencias. Una de ellas es hoy a las 19 en el Ateneo
de Montevideo a propósito de “El francmasón, hombre de la Ilustración”, y la
otra será el jueves en igual horario y lugar, pero sobre este tema que hemos
estado charlando esta mañana “La Iglesia Católica y la masonería”.