Revista Psicología

La Maternidad como Rebeldía

Por Yanquiel Barrios @her_barrios
La Maternidad como Rebeldía

Seguramente muchos de los que leyeron el título de este artículo, pensarán que hablaré sobre los embarazos adolescentes. Sin embargo, en esta ocasión no abordaré ese tema.

En esta ocasión me gustaría decir, que toda maternidad sana, tiene algo de rebeldía intrínseca en ella.

Como vimos en el primer capítulo de esta serie que comenzó en el mes de Mayo, la maternidad, tal como la proyectan las publicidades, los medios y los saberes populares, está planteada desde un lugar enajenante, alienante. Por lo tanto, siempre que hablemos de maternidades sanas, hablaremos de maternidades rebeldes. Gente que hace las cosas a su modo.

La serie argentina "La vida según Roxy", muestra de manera genial la cantidad de ideales asfixiantes que la sociedad les impone a las mujeres que son madres. La vida de Roxy se debate entre tratar de ser una buena madre, llevar adelante una casa y sostener una pareja. Todo esto, recibiendo discursos llenos de mandatos por parte de la gente más diversa.

Mencionamos ya, que hoy en día los ideales femeninos y los ideales de la maternidad tienen que ver con mujeres que pueden todo. No solo deben ser perfectas limpiadoras y cocineras, también deben ganar buen dinero y tener carreras brillantes. Ambos ideales son alienantes. (Nota: Y cuando existen padres abandónicos hay una idealización de la madre que "tuvo que ser padre y madre". Tema para otro día, pero es una justificación a la explotación y a la carencia de derechos).

Para ejercer una maternidad desde el deseo, se debe quebrar con estos ideales y reconciliarse con la idea de que no siempre pueden cumplirse. No siempre a las mujeres nos va bien en la carrera. No siempre las mujeres tienen ganas de atender a los hijos.

Ahora bien ¿qué hacer con los niños cuando el deseo de la madre no pasa por cuidarlos? La función materna debe ser ejercida por una comunidad. El cachorro humano, no necesita solo de una madre dulce y cariñosa y de un padre cercano que lo lleve a pasear. El humano necesita saber que existe en grupos. Si enseñamos a nuestros niños a depender siempre de la misma persona, aprenderán que son desvalidos y no son nada sin el otro. Muchos buscan parejas desde este lugar, porque tuvieron madres incapaces de poner su deseo en otra cosa, por lo que vivían con el niño una relación patológica y mutuamente demandante. Los niños necesitan relacionarse con otras personas, quedarse en casa de otras personas. Aprender que hay quienes piensan y sienten diferente de lo que vive en su casa.

El recelo hacia el otro nos ha encerrado en vidas individuales. Los padres que pretenden que los chicos siempre estén en casa porque allí "están cuidados", no sólo se auto-engañan y limitan sus vidas por tener que estar siempre dependiendo de las necesidades de los niños, sino que limitan a los niños en su función social y de salida hacia el mundo.

Para ser buena madre, paradójicamente, hay que permitirse ser un poco "mala madre". Es decir, hay que permitirse tener espacios a los que los niños no accedan. Suena muy obvio en la teoría, pero se sorprenderían al escuchar cuantas mujeres se sacrifican en el altar de los ideales de maternidad entregando todo su tiempo y energía a esta función de cuidado de los otros. El sujeto desaparece detrás de la madre. Esto es lo que la sociedad idealiza, La Madre, es La Mujer. Anteverse a quebrar con estos mandatos suele costarles muy caros a quienes se atreven a romperlos. Deberán soportar críticas y estigmatizaciones por parte de muchos. Pero vale la pena. Por las mujeres y por los hijos.

Erich Fromm menciona en su libro "El Arte de Amar" que lo que necesita un niño, más que nada, es una madre que sea feliz. Una madre que no sólo lo desee a él, sino que haga fluir su deseo por otros lugares. Lacan diría que el deseo de la madre le señala al niño la salida hacia el mundo. Le enseña que él no es todo lo que la madre quiere o necesita, que hay otras cosas allá afuera de ese vínculo cálido y amoroso.

Las maternidades ejercidas a disgusto, "porque es lo que hay que hacer", "porque ese es el lugar de la mujer", son realmente infelices. Crean ambientes de amargura, sometimiento y tensión. El deseo de maternidad, para ser sostenido, debe darle espacio a otros deseos. La mujer no debe desaparecer detrás de la maternidad. Tampoco detrás del trabajo. Las mujeres somos sujetos, que desean cosas diferentes todo el tiempo. Alienarse a un deseo es matarlo. Sí sólo se está intentando ser buena madre, pronto se dejará de serlo.

Hasta aquí nuestra serie sobre la maternidad. Ha sido un gusto compartir con ustedes. Los espero en la próxima columna.

*Artículos anteriores de esta serie

Ser mamá... ¿Civilizada, Sana o Revolucionaria? La maternidad como (un) proyecto de felicidad

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