Sitúese
en el contexto de un aula, sea cual sea el tramo educativo, incluido el
universitario. Cuando usted oye la expresión “resolución de problemas”, ¿en qué
piensa? Evidentemente, lo primero que le viene a la cabeza son las Matemáticas
y quizás en menor grado disciplinas como la Física o la Química. Dejando de
lado que muy probablemente los alumnos de ese aula rara vez se enfrenten con
problemas matemáticos, sino más bien con “ejercicios” diseñados para admitir un
solo camino y una única solución, lo cierto es que desde muy temprana edad
aprendemos que los problemas son “esas molestias” que corresponden a las
Matemáticas cuando, en realidad, cualquier área de conocimiento puede plantear
problemas. En definitiva, un centro educativo presenta un considerable paquete
de procedimientos específicos de las distintas disciplinas, pero rara vez
cuenta con un Procedimiento General para la Resolución de Problemas.
Esta
misma situación, salvando las distancias, se reproduce en el contexto de la
gestión de una empresa. Existen procedimientos y protocolos productivos,
logísticos, comerciales, etcétera, así como aquellos que parecen ser comunes a
todas las áreas del negocio, pero es prácticamente imposible encontrar un
Procedimiento General para la Resolución de Problemas. En otras palabras,
parecen no existir los problemas y, menos aún, aquellos que pueden afectar a varias
áreas o, al menos, esa es la conclusión que se extrae.
Sin
embargo, déjenme plantear una nueva cuestión: ¿Qué tienen en común proyectos de
calidad, desarrollo de nueva línea de negocio, innovación o simplemente mejora
continua?
Efectivamente,
son acciones que responden a una necesidad planteada en términos de oportunidad
o problema.
Entonces,
¿por qué no cuenta la empresa con una metodología estandarizada para hacer
frente a esas situaciones? ¿Por qué se prefiere introducir metodologías
específicas que, sin embargo, coinciden totalmente en su discurrir operativo
salvo por los términos técnicos que emplean? ¿Es eficaz, productivo, motivador?
De
igual forma que es básico saber leer, escribir así como las operaciones
matemáticas básicas, una empresa debiera considerar elemental que todas las
personas que trabajan en ella conocieran y dominarán una metodología
corporativa para la resolución de problemas que les permitiera desplegar
equipos multiárea con eficacia y rapidez cada vez que la situación lo exigiera,
independientemente de la cualificación, ubicación física o naturaleza de la
situación.
¿Cuál
es el punto de partida de toda acción encaminada a la generación de valor en
base a la resolución de un problema o el desarrollo de una oportunidad,
independientemente de la apariencia final que adopte, innovación, mejora,
reingeniería, calidad o desarrollo de negocio ?: EMPRENDIMIENTO INTERNO.
Las
personas de la organización no sólo deben presentar un perfil específico como
veíamos en el último post, necesitan también un lenguaje común que les permita
comunicarse e interactuar de forma efectiva. Ese lenguaje común no es otra cosa
que una METODOLOGÍA CORPORATIVA PARA LA RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS Y DESARROLLO DE
OPORTUNIDADES.
La
introducción, aprendizaje y progresivo dominio de esa metodología es una de las
mejores inversiones que una empresa puede realizar. Sus retornos son
prácticamente inmediatos, así como la notable reducción de la partida dedicada
a la consultoría externa que, sin llegar a desaparecer, debiera racionalizarse
en función del enorme fondo de conocimiento práctico y potencial intelectual
que atesora la empresa. Es cierto que siempre es bien recibida una perspectiva
externa, neutra y “no contaminada”, pero hemos llegado al extremo de admitir
que quienes menos conocen el negocio son aquellos que lo practican, viéndose
obligados a recurrir a agentes externos que para cuando se ponen al día, el
problema simplemente ha caducado o ha impactado con sus correspondientes
consecuencias. Efectivamente, una política activa de Emprendimiento Interno es
la estrategia de la anti consultoría externa, si no de forma radical, sí al
menos racional.
¿Qué
metodología es la más adecuada?
En
esto ocurre como en Farmacia, contamos con alternativas para todos los gustos
aunque las necesidades sean prácticamente las mismas.
¿Qué
debemos pedirle a una metodología para que pueda convertirse en el
procedimiento estándar corporativo?
· INTEGRACIÓN · VERSATILIDAD · FACILIDAD DE INTERIORIZACIÓN · EFICACIA CONTRASTADA
✪ INTEGRACIÓN
Debe ser un procedimiento operativo que pueda ser válido para todo tipo de expresiones relacionadas con el cambio y la generación de valor, es decir Innovación, Calidad, Reingeniería, Mejora Continua, etcétera. Una metodología en definitiva que contemple el conjunto de fases operativas comunes a todas ellas:
ANALIZAR è DETECTAR è IDEAR è DESARROLLAR è EJECUTAR è AJUSTAR
✪ VERSATILIDAD
Debe ser una metodología versátil, capaz de articular por igual un pequeño proyecto de sección, un proyecto multiárea de dimensión media o un macro proyecto corporativo de carácter estratégico. Su empresa necesita modularidad y no un pandemónium metodológico que acabará por sumirla en la baja productividad y eficiencia.
✪ FACILIDAD DE INTERIORIZACIÓN
Hablamos de una metodología “corporativa”, es decir un procedimiento que debe ser conocido por el conjunto de las personas de la organización, desde el operario directo a la alta dirección. En consecuencia, debe admitir diversos grados de conocimiento, dominio y complejidad, pero que en su estructura básica debe resultar sencillo de aprender y dominar. Recuerde que en estos temas, la simplicidad es la mejor muestra de sabiduría. Una estructura compleja más que dominio y conocimiento, puede ser la mejor prueba de que quien la presenta tiene las cosas todo menos claras.
✪ EFICACIA CONTRASTADA
El mercado está saturado de remedios milagrosos, pero sólo unos pocos funcionan y ello no depende necesariamente del precio a pagar. Exija eficacia contrastada, pruebas sólidas de que esa maravilla que le presentan se ha experimentado en un número razonable de casos y ha funcionado de forma satisfactoria. Todo lo demás es humo y en estos temas abundan las nieblas pertinaces.
Ciertamente, puede parecer que aspiramos a algo inexistente, pero este tipo de modelos metodológicos existen y, sobre todo, funcionan. Sin animo de hacer auto publicidad, Y. Innovación despliega una metodología denominada I.D.E.A.R. que cumple con el conjunto de requisitos señalados a base de haber evolucionado progresivamente desde su versión original allá por el año 1992. Y, sobre todo, recuerde… En estos tiempos de crisis y turbulencias, nuestra primera reacción es el ahorro y la contención, pero a medio plazo, esta estrategia es una sentencia de muerte anunciada. Se puede aspirar al ahorro y la contención, pero basada en la generación de valor oculto que requiera un riesgo asumible, controlado y, sobre todo, ganador en términos de retorno inmediato. Las personas son la primera parte de la formula, dotarles de un lenguaje común en forma de metodología es la segunda y proporcionarles un contexto común en el que reunirse y trabajar es la tercera y última que veremos en la próxima entrega.
