Según un estudio reciente, el pescado, conocido desde hace tiempo por ser saludable para el corazón, cuando se hornea o se asa a la parrilla también protege contra el desarrollo de insuficiencia cardíaca. La investigación, que dio seguimiento a más de 84.000 mujeres posmenopáusicas durante un promedio de 10 años, halló que aquellas cuyas dietas incluían más pescado horneado y asado a la parrilla es decir, cinco o más raciones a la semana tenían un riesgo de insuficiencia cardíaca 30% más bajo, en comparación con las mujeres que comían menos de una ración al mes.
“Una relación directa entre el pescado y la insuficiencia cardíaca no es necesariamente intuitiva porque podría esperarse que proteja contra los ataques cardíacos”, comentó el autor principal del estudio, el doctor Donald Lloyd-Jones, un cardiólogo preventivo y director del departamento de medicina preventiva de la Facultad de Medicina Feinberg de Northwestern University, en Chicago. “Pero este no es el mecanismo que opera aquí y considero que eso es algo interesante. También es interesante que la forma en que se prepara el pescado sea tan importante como el tipo de pescado que se consume”.
El estudio aparece publicado el 24 de mayo en la revista Circulation: Heart Failure. Según el estudio, comer el pescado frito, lo que antes se asociaba con mayores riesgos de accidentes cerebrovasculares, se asocia con un mayor peligro de insuficiencia cardíaca, y una sola ración a la semana se asoció con un riesgo 48% mayor. Además, los pescados oscuros como el salmón, la macarela y la anchoa se asociaron con riesgos más bajos que los que representan ya sea el atún o el pescado blanco como el lenguado, el pargo o el bacalao. Según las investigaciones anteriores, los ácidos grasos omega 3 presentes en el pescado reducían los riesgos de enfermedad cardiovascular al disminuir la inflamación y mejorar la presión arterial, así como también la función del corazón y de los vasos sanguíneos.