Palle Nielsen, The Model, 1968. Moderna Museet. Foto via Lalahiprism
Niño y abuela interactuando con plenitud en el smartplayground. Foto: via Kompan
Ante la imposición de este nuevo modelo es interesante echar la vista atrás y reflexionar sobre el desarrollo del concepto del espacio público destinado a un uso infantil. El modelo del Smart Playground parece estar muy lejos del Junk Playground que el arquitecto danés Carl Theodor Sørensen empezó a poner en práctica a finales de los años cuarenta tras darse cuenta de que los niños preferían jugar en los lugares donde había material de desecho, tan abundante en la Europa de la posguerra y no en los parques diseñados por él mismo. La capacidad de autoconstrucción, posible gracias a la autonomía y la creatividad de los niños fue la respuesta de Sørensen para el diseño de los parques infantiles de una Europa sin recursos económicos tras la Segunda Guerra Mundial.
Lady Marjorie Allen, inglesa y arquitecta de paisajes vio la experiencia de los parques infantiles de Sørensen en Dinamarca y se dispuso a implantar el modelo en Londres, dando lugar a los Adventure Playgrounds, nuevos lugares destinados a que los niños pudieran desarrollar la propia imaginación y medirse con la vida y sus riesgos. El gran éxito de la labor de Allen está en haber comprendido que esta necesidad de autonomía, de superación y puesta a prueba de las propias capacidades se da también en los niños con algún tipo de minusvalía. Os recomiendo que miréis el vídeo de uno de los parques impulsados por Lady Marjorie Allen donde aparecen niños con serios problemas físicos en plena libertad de experimentación y superación de las propias facultades, una verdadera lección para la sobreprotegida y mediatizada sociedad en la que vivimos.
Emdrup Playground, obra del arquitecto paisajista Carl Theodor Sørensen, Dinamarca, 1943. Foto: via Architektur für Kinder