Una vez pasadas las elecciones toca el baile de pactos y acuerdos entre las diferentes organizaciones políticas para conformar las nuevas corporaciones municipales. Una de ellas es la de Uviéu/Oviedo que tras 20 años de “gabinismo” parece que abre la posibilidad a romper esa mayoría y poder defenestrar a uno de los mayores sátrapas de la política asturiana.
Según los resultados obtenidos en la capital el PP tiene 11 ediles (antes 17), FAC tiene 7, PSOE 6 (antes 9) y Oviedo por la Izquierda en la que se integra IU, tiene 3 ediles. A simple vista una mayoría aplastante de la derecha, fragmentada esta vez en dos organizaciones diferentes, pero con problemas evidentes en entendimiento entre ambas. Dejando de lado ya los problemas personales, que ponen precio a la cabeza de Gabino de Lorenzo dentro de FAC, en el caso de Uviéu surgen también problemas programáticos difíciles de salvar como es el proyecto de Gabino de Lorenzo de construir un parking en el subsuelo de la calle Uría y del paque San Francisco y que FAC, apoyado económicamente por la familia Masaveu y por grupos comerciales como El Corte Inglés, todos ellos afectados por la construcción del parking, no puede aceptar el proyecto. Y no es una cuestión baladí, muchos millones de euros e intereses privados están entretejidos en esta operación. Lo mismo ocurre con la necesidad de hacer una auditoría de cuentas que otorgue un poco de transparencia a uno de los ayuntamientos más endeudados de España y, a la vez, con unas cuentas más opacas. En definitiva, lo que los resultados electorales han propiciado es que haya una mayoría absoluta en Uviéu que se opone al gabinismo si se cuentan los 16 concejales que sumarían FAC, PSOE y Oviedo por la Izquierda, frente a los 11 del PP que representan la fidelidad al modelo gabiniano.
Está claro que el PP no puede permitir perder el bastón de mando de la capital, primero por el simbolísmo que eso conlleva y segundo por haber demasiados intereses ocultos, desde unas cuentas sospechosas hasta proyectos impopulares como ya el mencionado parking de Uria insertado en la operación de Villa Magdalena.
Lo que es más llamativo es lo que está ocurriendo en la Federación Socialista Asturiana, incapaz de asumir su derrota y buscando, por un lado en factores externos su caída en picado y, por otro, aferrarse a clavos ardiendo para no perder parcelas de poder. Aún no ha salido una valoración de la FSA en la que asuma que quizá parte de su derrota haya sido propiciada por su mala gestión o por errores en política municipal donde gobernaba. El verse inmerso en una trama de corrupción en el seno de algunas de sus consejerías estrella en el Gobierno del Principado con presuntas ramificaciones en algunos ayuntamientos en su control podría, al menos, tomarse en consideración como un inicio de análisis.
Lo que se percibe desde la ciudadanía es un nerviosismo impresionante en las declaraciones que a diario surgen desde la FSA. La más sorprendente quizá, es la realizada por el Secretario de Organización de la FSA, Jesús Gutiérrez, en la que afirma sin despeinarse que la formación de Álvarez Cascos es la puerta de entrada de la extrema derecha en España a través de Asturies. Con esta afirmación de politólogo por fascículos uno se pregunta si tanta ligereza al utilizar el término “fascismo” y “extrema derecha” es fruto de la ignorancia, del nerviosismo o si realmente responde a una táctica de polarizar la diferencia entre FAC y PP. En mi opinión creo que en la FSA confunden el término entre “extrema derecha” y “populismo”. Porque la formación de Álvarez Cascos, ha hecho una campaña populista y encarna el espíritu de formaciones que en otros países utilizan el mismo discurso para ascender al poder. La base social que impulsó a FAC no se diferencia de la del PP en conformación ideológica, por tanto, no tiene sentido asimilarlos a la extrema derecha a unos y a otros. Por otro lado, el PSOE perdió 6 diputados en beneficio de FAC, que bien es sabido que un par de ellos son fruto de la división de Asturies en tres circunscripciones (quizá el PSOE asuma ahora la negatividad de dicha división), así como también le perjudicó la reforma electoral por la que se dificulta o retira el voto emigrante que pactó PSOE y PP, pero hay unos cuantos miles de votos que se trasladaron del PSOE a FAC, si es verdad que FAC representa una ventana abierta a la extrema derecha, entonces sería significativo cómo parte del electorado que el PSOE perdió fue trasvasado a una formación de estas características.
Siguiendo las declaraciones realizadas por el Sº de Organización de la FSA, suponemos que si FAC es la puerta de entrada a la extrema derecha, es que el Partido Popular representa una fuerza a su izquierda, ocupando el espectro del centro-derecha y, por tanto, más cercana al PSOE que lo que sería FAC. Es decir, por arte de magia, Gabino de Lorenzo deja de ser el corrupto, el cacique, el objetivo a abatir, la derecha rancia, para súbitamente transformarse en una alternativa menos mala frente al avance de la extrema derecha que supone FAC.
Lo que no cabe duda es que desde la ciudadanía ovetense se votó mayoritariamente por alternativas al gabinismo que ya parece insuflar sus últimas bocanadas de aliento. Ese modelo de ciudad ya está caducado y ahora queda en manos de las diferentes formaciones políticas locales decidir si se deciden a dar fin a la era más oscura de la política ovetense o no. La FSA ya se ha adelantado a la decisión y ha anunciado que no permitirá a ninguna de sus formaciones locales votar las listas de FAC o PP. Votar la investidura de un candidato no implica pactar con su partido, ni siquiera respaldar sus políticas y sería totalmente entendido por la ciudadanía siempre y cuando sirviese para cumplir tres objetivos básicos que estas tres formaciones llevaban en su programa: parar el acuerdo sobre Villa Magdalena, acabar con el régimen gabinista y realizar una auditoría en las cuentas municipales. Pero quizá el problema esté en que desde la FSA se busca a la desesperada algún pacto con el Partido Popular que les permita cambiar algunos cromos a cambio de dejar al sátrapa en su sillón. Esperemos que prime el interés común y la FSA abandone esa estrategia de despeñar a su agrupación de Uviéu aún más por el precipicio.