La Mirada Estroboscópica

Y todo comenzó a ser como en un tebeo. Las cosas eran así: al derechas y al revés. Había enormes tuberías y mucho tiempo para perderlo. También una ventana nunca antes usada. Fueron los tres mejores años olvidados que he tenido.
Puedo recordar algún que otro bar, el ruido cercano de la lluvia, un ordenador obsoleto con la pantalla de color verde fosforescente. Tres años, tres, de los que me llevo únicamente eso. Ahora no sé para qué, pero ya llego tarde a no sé qué lugar. Y a saber porqué vienen a la memoria onírica esos momentos que he dejado tirados en cualquier lado. He estado muerto unos cuantos años y antes creía que no íbamos tan solos hacia ningún lugar. En la cárcel, el malhechor ha vivido, ha jugado a las cartas y, alguna que otra vez, ha sonreído. El desgraciado espera su suerte y, a veces, consigue sonreír leyendo un "Mortadelo" o viendo a ese señor tan simpático que sale por la tele haciendo más el ridículo que él.
Yo no.
He perdido tres años, tres, entre disensiones tan reales que nunca han sucedido, y ni tú ni yo podemos imaginar qué ha podido pasar. He perdido tres años, tres, y no sé a dónde se han ido. Soñando, a veces sueño que así, dormido, los recupero.
David Fueyo. "Onírica". La Última Canana de Pancho Villa, nº 586, 2011.