Revista Ciencia

La miseria de los cazafantasmas

Por Daniel_galarza
"Si me encuentro con un hecho 'inexplicable' no doy rodeos. Es tema para los investigadores, pero no significa que debe suponerse automáticamente que se trata de un fantasma" James Houran.

"Una cosa son las anécdotas y las evidencias de peso son otra cosa. Sugiero a las personas que creen en fantasmas, que miren a las evidencias con mucha atención. Veámoslo desde el punto de vista de alguien que intenta engañarme o que yo mismo me esté engañando. Es probable que lo segundo sea cierto" James Randi.


La miseria de los cazafantasmas Ya es Halloween y como de seguro se han fijado en la televisión, los medios impresos y en las calles al salir a pasear, que las figuras, especiales, programas y cuentos de fantasmas y demás chucherías de lo paranormal se vuelven cosa de todos los días más o menos desde mediados de Octubre hasta la primera semana de Noviembre (o por lo menos eso he notado yo en mi el bello Guanatos). Es en estos tiempos en que los vende misterios hacen su agosto contando historias de terror y haciendo "investigaciones" de fantasmas, de modo que ¿qué mejor ocasión para hablar sobre la veracidad (o mejor dicho falsedad) de los "cazafantasmas"?

En el mundo anglosajón son los paranormal investigator (PI por sus siglas en inglés), ghosthunters o ghostbusters los principales conceptos a distinguir (aunque la mayoría de las veces no hay distinción alguna entre los tres). Para  nosotros sencillamente los llamaremos cazafantasmas, los cuales, como explicaré más adelante, son distintos que los investigadores de lo paranormal (los primeros son charlatanes y estos últimos son personas auténticamente comprometidas con querer saber qué hay de verdad detrás de los reclamos de lo paranormal), aunque muchos cazafantasmas abusen del concepto de investigador paranormal. También es frecuente escuchar calificativos como los de "investigador psíquico", "investigador de laboratorio psi" o "parapsicólogo" haciendo referencia a un cazafantasmas sin más. Esto también hay que definirlo claramente.

Primero lo primero, y lo primero es definir las diferencias de un investigador paranormal propiamente dicho y un cazafantasmas. Un investigador paranormal es aquel que investiga casos en los que se denuncia alguna actividad paranormal en específico. Por actividad paranormal puede entenderse reclamos sobre encuentros con fantasmas, orbs, casas encantadas, posesiones, fenómenos psíquicos, maldiciones, milagros, ovnis, el chupacabras, duendes... y todo lo que se le venga a la mente que se vea usualmente como terrorífico e "inexplicable". El investigador paranormal científico se vale del conocimiento de física, lógica y psicología, pues siempre tiene presente que una explicación natural siempre es más probable (y simple) que una explicación sobrenatural ante una serie de fenómenos específicos que se presumen tienen origen sobrenatural. Aunque hay muchos que se centran en la investigación histórica de los fenómenos (por ejemplo el escritor Robert Todd Carroll en EEUU o Mario-Méndez Acosta en México), el arquetipo ideal de investigador paranormal es el de un investigador de campo que va a los lugares donde se supone se presentan los fenómenos "paranormales" denunciados (ejemplos de este tipo de investigadores se pueden mencionar a Joe Nickell, Benjamin Radford, Richard Wiseman y James Houran; Luis Ruiz Noguez y Héctor Chavarría en el mundo hispano). Algunos incluso prefieren ser videobloggers de más o menos buena calidad como César Buenrostro y Oxlack Castro, investigando casos populares ya mostrados por medios masivos.


La miseria de los cazafantasmas
En cambio, por cazafantasma (alejándonos un poco de la idea de los tipos con un rayo de protones como los de la película Ghosbusters) entenderemos a aquella persona que busca lucrar con las creencias de las personas, que no investiga nada o hace una investigación que peca en lo sesgado, buscando hacer más un show. Dicen buscar evidencias contundentes de los fenómenos paranormales pero siempre acaban con las manos vacías, aunque siempre digan que la foto de una sombra o lo que ellos "sintieron" en su "investigación" es algo significativo. Ejemplos de este tipo encontramos a personajes como Jason Hawes y Grant Wilson [los protagonistas de la popular serie Ghost Hunters y directores de The Atlantic Paranormal Society (TAPS por sus siglas)] por parte del mundo anglosajón, y de parte del mundo hispánico (y en específico en México) podemos nombrar a Carlos Trejo, la Agencia Mexicana de Investigación Paranormal (AMIP/CNPSI) y el célebre grupito de imbeciladores, digo, investigadores de Extranormal. Ejemplos "paradigmáticos" todos estos del típico cazafantasmas. Usualmente los cazafantasmas  abusan de términos técnicos y utilizan tecnología que presumen detecta actividad paranormal (vamos desde la ouija y los detectores de fenómenos de voz electrónica, hasta la utilización de psíquicos y videntes), pero que en realidad no ayuda en nada, por lo que solo juegan a los pseudocientíficos. Si usted quiere llamar a estos tipos como "investigadores paranormales" solo recuerde el agregarle la palabra que clarificará qué clase de investigadores son: investigadores paranormales pseudocientíficos. A este mismo grupo entran los "investigadores psíquicos", los "investigadores psi" y los "parapsicólogos".

La miseria de los cazafantasmas

Algunos videobloggers hacen investigación de casos paranormales presentados en los medios masivos. En la imagen, un anuncio del sitio en YouTube de Oxlack Castro.


Debido al abuso de calificativos, cualquier fan de Cañitas o de Extranormal puede formar con su propio círculo de amigos una asociación de investigación paranormal, grabando videos de ovnis, sacando fotografías de fantasmas en algún cementerio, buscando duendes en casas abandonadas o grabando gemidos de gatos en apareamiento, digo, voces de ultratumba a media noche. Curiosamente fue esta falta de "especialización" la que dio origen a grupos como TAPS,  AMIP y otros similares alrededor del mundo, pero el sesgo y la investigación pseudocientífica sigue igual en estas sociedades. Se ha descubierto más de una ocasión que estos grupos "serios" han sido los autores y/o promotores de burdos fraudes paranormales, los cuáles se hacen cada vez más fáciles (y barato) de hacer debido a la tecnología. Por esto no es sorprendente que estas asociaciones no tengan prestigio más allá de sus círculos de fans, pero pasen inadvertidas para la comunidad científica o sean objeto de burla por parte de los investigadores científicos. Obviamente si uno compara la investigación de un cazafantasmas (sobre algún caso X en específico) con la de un investigador paranormal científico (del mismo caso X), encontrará conclusiones muy distintas

Es curioso que mientras los investigadores científicos, por más que buscan, no se topan con fantasmas reales, mientras que pareciera que a todos lados a donde va un cazafantasmas, los buenos amigos de Gasparín ya los están esperando, pues casi siempre se concluye que en efecto hay actividad paranormal con esos sujetos. Si no me cree, vea Ghost Hunters o Extranormal, o busque en YouTube las presentaciones de Carlos Trejo en Otro Rollo. ¡Qué tiene que hacer un investigador científico para que los fantasmas no se espanten! Sobran los que han dicho que eso no es más que prueba de un efecto de declinación en el que la presencia del escepticismo y poca fe del investigador es detectado por las "energías" del lugar (pásame el churro a mí también, para estar iguales, ¿no?). La cosa se pone todavía más cómica (y lo cómico, en estos casos, es inversamente proporcional al nivel de cientificidad; así que entre más cómico menos científico y más pseudocientífico) cuando salen los casos de investigadores religiosos de lo paranormal.

Todo esto suena como para pasar un buen rato riéndose de TV Azteca y sus especiales de Extranormal y después cambiarle a History (¿de "Guate-mala" a "Guate-peor"?), pero la verdad es que esto tiene su lado serio y preocupante. Y es que mientras se siguen almacenando las investigaciones de Joe Nickell o de Luis Ruiz Noguez (por poner dos ejemplos paralelos en la situación de EEUU y México respectivamente), las personas que sinceramente piensan ser víctimas de brujería y espectros, llaman a gente de nula calidad investigativa,  y de calidad moral altamente cuestionable. Estos cazafantasmas se aprovechan de personas de este tipo que, de buena fe, los contactan para resolver sus problemas, cuando lo único que logran hacer es abusar de su confianza, asustarlos más, dejarlos con falsas ilusiones y obteniendo buenos shows que se pueden transmitir en cadena regional, nacional o incluso internacional. Peor cuando se trata con "investigadores psíquicos" que buscan resolver casos de desapariciones o asesinatos (los llamados detectives psíquicos), depositando toda la confianza (y el dinero) en manos de vulgares estafadores. La historia ha dado tristes pruebas de ello.


La miseria de los cazafantasmas
Este problema ético surge precisamente porque cualquiera que tenga una cámara y crea en fantasmas puede autodenominarse ya "investigador", poniendo su cartel de aviso o aprovechando las redes sociales para promocionarse, sin tener la más mínima noción de la metodología de investigación, el conocimiento científico necesario y la utilización inadecuada de herramientas científicas, obteniendo respuestas pseudocientíficas con éstas. Es aquí donde cabe cuestionarse, similares a las que plantea Todd Carroll: ¿Qué capacitación o fondo de conocimiento debe tener el investigador sobre ciencia, lógica y pensamiento crítico? ¿Debería tener alguna experiencia o capacitación forense? ¿Entiende la naturaleza y los límites de la percepción y la tecnología (que usa)?¿Qué reputación tiene el investigador en la comunidad científica? (entre otras).

Permitir que estos charlatanes pasen limpios ante los ojos del público en general sería igualmente inmoral, del mismo modo en que es inmoral el que estos se atrevan a "ejercer" investigación. Poner en evidencia sus fallos metodológicos, sesgos cognitivos, falacias de ignorancia y abuso tanto a sus "clientes" como de los conceptos científicos resulta de vital importancia, aunque la atención del público a estos puntos sea el mínimo. Lo importante es que sí hay quienes se interesan en mirar "las dos caras de la moneda". La denuncia de estos charlatanes (tanto los que salen en TV Azteca como los que no estén patrocinados por nadie) ante las autoridades depende de nosotros.

Bueno, ya para irnos a festejar este Halloween, quedémonos en nuestras mentes una frase que resume bien este asunto, del célebre mago y desenmascarador de charlatanes, James Randi: "Disfruta la fantasía, la diversión, las historias, pero asegúrate que haya una línea claramente definida dibujada en el suelo [entre la realidad y la fantasía]. Hacer lo contrario sería abrazar la locura".


Ahora sí...

¡¡¡FELIZ HALLOWEEN!!!

SI TE INTERESA ESTE TEMA *Fraudes Paranormales. Fenómenos ocultos, percepción extrasensorial y otros engaños, de James Randi, Tikal, 1982. *Desmontando lo Paranormal, documental presentado por James Randi que se ocupa de desmitificar varios fenómenos paranormales, desde astrólogos a psíquicos. *El capítulo "Espíritus" de la serie/documental Revelaciones (Is It Real?), de National Geographic. *Los engaños perseguirán siempre la historia paranormal, artículo de Lee Arnold, traducido al español en el blog de Luis Ruiz Noguez.

*La serie Carlos Trejo- El reporte Cañitas, del blog Tumbaburros, ofrece una completa investigación sobre el que considero el charlatan mexicano más popular del siglo XXI (a la par de Jami Maussán y el circo de Extranormal).

*La entrada Paranormal Investigator en The Skeptic's Dictionary, de Robert Todd Carroll, describe las características de un investigador paranormal científico y uno pseudocientífico, la metodología de la investigación paranormal de campo y la ética de la investigación. *El artículo Ghost-Hunting Mistakes: Science and Pseudoscience in Ghost Investigations, de Ben Radford, describe los fallos metodológicos de investigadores como los miembros del programa Ghost Hunters. *El ensayo The 'Ethics' of Ghost Hunting? de Karen Stollznow, critica las recomendaciones de Brian Schill sobre la ética de la investigación paranormal. La autora asegura que "para ser verdaderamente ética la investigación, los 'cazadores de fantasmas' deben evitar las investigaciones privadas y evitar ser envueltos en las vidas personales de los demás". *El artículo The Haunted Brain, del psicólogo Richard Wiseman, nos explica cómo las denuncias de fenómenos paranormales dicen más sobre nuestros mecanismos cerebrelas que de algo "científicamente inexplicable". *Scientific Investigation vs Ghost Hunters, una comparación que el investigador senior del CSI, Joe Nickell, hace respecto a la conclusión de TAPS sobre casos célebres y las conclusiones a las que Nickell llegó luego de investigar los mismos casos. *El sitio oficial de la Skeptical Analysis of the Paranormal Society ofrece investigaciones que se basan en su principio de que, más que divulgar la incredulidad, buscan "ofrecer formas alternativas [escépticas] de pensar sobre cuestiones paranormales".




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