Durante la Segunda Guerra Mundial, el Tercer Reich no solamente quiso apoderarse de Europa, su territorio, sus ciudades y sus riquezas. También quiso para sí todo el arte que pudiera robar y saquear. Adolf Hitler planeaba crear en la ciudad austriaca de Linz en Museo del Führer donde deberían mostrarse todas aquellas obras. Hitler no consiguió dominar Europa. Tampoco su arte. Fue gracias al esfuerzo de muchos hombres y mujeres. Entre todos ellos, destacó la labor impagable de Rose Valland, una especialista en arte que colaboró con la resistencia francesa y con los aliados para recuperar más de sesenta mil piezas artísticas escondidas en lugares tan insospechados como minas de sal o casas de granjeros.La hija de un herrero Rose Antonia Maria Valland nació el 1 de noviembre de 1898 en Saint-Étienne-de-Saint-Geoirs, Isère. Rose era hija de un herrero y provenía de una familia humilde por lo que recibió una educación básica en su ciudad natal. Pero la pequeña Rose soñaba con convertirse algún día en profesora de arte por lo que estudió y estudió para graduarse en 1918 y poder ingresar en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lyon. Allí permaneció hasta 1922. Tras superar con creces el difícil examen de acceso, fue admitida en la Escuela Superior de Bellas Artes de París donde se graduó en 1925.
Desde entonces, Rose compaginó su trabajo como profesora de arte y sus estudios en la escuela de arte del Louvre y de la universidad de París.
La experta en arte Cuando los nazis ocuparon Francia, Rose Valland se encontraba trabajando en el museo de arte del Jeu de Paume, lugar elegido por los dirigentes alemanes como centro de operaciones para recopilar, catalogar y almacenar todas las obras de arte robadas en territorio francés.
El talento artístico de Rose y su actitud callada y tímida fueron razones más que convincentes para los nazis al contratarla como responsable de aquel saqueo a gran escala. Pero lo que no sabían era que Rose conocía el alemán y trabajaba con la resistencia francesa.





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