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La muchacha indecible

Publicado el 03 abril 2014 por Santosdominguez @LecturaLectores
La muchacha indecible
Giorgio Agamben.Monica Ferrando.La muchacha indecible. Mito y misterio de Kore.Traducción de Ernesto Kavi.Ensayo Sexto Piso. Madrid, 2014.
La colaboración de la palabra medida y serena del filósofo Giorgio Agamben y las magníficas ilustraciones en pastel o al óleo con las que Monica Ferrando ilumina La muchacha indecible da lugar al espléndido libro que acaba de publicar Sexto Piso con traducción de Ernesto Kavi.
Mito y misterio de Kore es el subtítulo de esta aproximación literaria y plástica a los misterios de Eleusis a través de la figura de Kore-Perséfone, la muchacha indecible a la que Eurípides citó en uno de los versos de Helena.
En torno a la belleza y al secreto de esa muchacha indecible –un arquetipo psicológico femenino que comentó Jung- se organizan las tres partes de un libro que aborda ese mito y el viaje iniciático desde la sombra a la luz, desde la tierra sin flores y sin frutos a la fertilidad que inspiraba aquel culto ritual y secreto que representa, como escribió Erwin Rohde, "la historia sagrada del secuestro de Kore, de la errancia de Deméter y del reencuentro de las dos diosas."
Raptada por Hades cuando es una muchacha, Kore se convierte en metáfora de la vida– explica Agamben-, de la iniciación suprema y de la consumación de la filosofía.
A partir de la dimensión visual del misterio, que equipara conocimiento y visión y convierte al iniciado en un espectador de escenas, gestos, palabras y objetos, Agamben explica el nexo imprescindible entre el misterio y su más adecuado método expresivo, la pintura.
Ese vínculo justifica la fusión de palabra e imagen en este libro, la presencia de decenas de ilustraciones de la pintora Monica Ferrando, que ha elaborado un corpus temático de referencias a Kore en las fuentes antiguas -de los himnos homéricos a Ovidio, de Eurípides a Platón- y ha escrito además las dos páginas de la segunda parte -A la musa de la pintura-, el momento de más intensidad literaria del libro, donde la pintora define a Kore, esa muchacha indecible, la Proserpina romana, como musa de la pintura:
Kore –escribe la pintora- es la pintura que emerge de la oscuridad del Hades /.../ impulsada por su propia fuerza germinadora.
Quien entra en este libro reconstruye, aunque sea de manera vicaria, un proceso iniciático que Aristóteles equiparó al conocimiento filosófico y en el que, como la diosa infernal y solar, va de la sombra a la luz y aspira a la revelación del conocimiento supremo. 
Así lo matiza Giorgio Agamben,:
Vivir la vida como una iniciación. Pero ¿a qué? No a una doctrina, sino a la vida misma y a su ausencia de misterio. Eso hemos aprendido, que no hay ningún misterio, sólo una muchacha indecible. 


Santos Domínguez

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