Señores lectores: Como ya saben ustedes, la Reina británica, Isabel II, murió hace unos días. Significa la muerte definitiva de cualquier vestigio que quedara de aquél mundo «anglosajón» protestante, transatlántico, y, muy importante, próspero. Me consta que la Reina Isabel II era cristiana. Fijaos en lo que dijo, lo que juró, en 1953 durante su coronación: «Quiero pedirles a todos», «cualquiera que sea su religión, que oren por mí en ese día, que oren para que Dios me dé sabiduría y fuerza para cumplir las solemnes promesas que haré. estar haciendo y para que le sirva fielmente a Él y a usted todos los días de mi vida».
¿Alguno de ustedes se imagina a un monarca español hablar así en los últimos lustros? Hasta el hijo de la reina, el ahora rey Carlos III, habló de ser «defensor de la fe», entendida ésta como la fe cristiana protestante. De hecho, hace muchos años escribí en este mismo blog un artículo sobre el hecho de que ya existe un estado protestante confesional: Reino Unido. Lo enlazaré al final, para que repaseis el por qué. En la mayor parte de su vida, Isabel II hizo exáctamente eso, pero de hecho, tras la IIª Guerra Mundial, Inglaterra quedó destruida para siempre.
Después de tantas victorias científicas, morales y sociales, empezaba la época de la humillación. El imperio desaparició y, junto con él, la confianza en sí misma de Gran Bretaña y, en última instancia, su autoestima a nivel individual. Es difícil de creer ahora, pero Gran Bretaña no siempre fue un centro bancario regional/campo de refugiados. Era un lugar real con una historia, un idioma, una cultura y un pueblo genuinamente distinto, un país en el Atlántico Norte, del tamaño de un estado pequeño en EEUU, que de alguna manera se apoderó del mundo y lo gobernó con un sentido de tolerancia mucho mayor que cualquier otro imperio que la historia haya conocido. El imperio británico, por ejemplo, incluso fue más equitativo en muchos temas si comparamos con el español, católico. Eso sí, al igual que el imperio español y su declive, afectó profundamente la sensibilidad británica. Hoy por hoy, España o Reino Unido son países que tienden a «odiarse» a sí mismos, y eso es señal de decadencia. Lo mismo empieza a ocurrir, en menor medida, aquí en EEUU.
¿Perfecto, el imperio? ¡Ah! ¿Pero existe la perfección en este mundo? Insisto: fue un imperio mucho más benévolo que cualquier otro. Obviamente, ya no existe. De hecho, apenas se le recuerda. La reina Isabel II realmente fue el último vínculo, el último eslabón vivo de la verdadera Gran Bretaña. Ya hemos visto, en las diabólicas redes sociales, como los mutantes babosos habituales celebraron su muerte. Por ejemplo, tenemos a la «profesora» nigeriana, de raza negra, Uju Anya, diciendo «que muera en agonía» y «que su dolor sea insoportable». Sí, como lo lees estimado lector. Esto, de una «profesora» en la Carnegie Mellon. ¿Qué consecuencias ha tenido su odio? CERO. ¿Alguien se imagina un caso al revés? ¿Se imaginan el revuelo si hubiese sido un varón blanco expresando su placer por la muerte de un negro famoso? La doble vara de medir de siempre, y tienen la «suerte» de que los patriotas no presionan con la misma intensidad que los demás. Si hubiese sido un blanco, ya estaría despedido hace tiempo. Pero, la culpa la tienen los demás, porque nadie presiona como sí hacen los «woke». Todo el mundo se desahoga en foros, pero poco más. Si algo de mérito le doy a los «woke» es que no descansan ni un minuto hasta conseguir lo que quieren.
Luego vimos a los típicos ignorantes en los medios, incluido un columnista de la revista «The Atlantic» y un par de empleados de NBC News, también celebrando la muerte. «El Imperio Británico era malvado», escribieron, ocultando, descaradamente, lo que vino después. ¿Qué vino después del Imperio Británico? ¿Cómo, por ejemplo, le fue a los negros africanos después de que los británicos se fueran? Veamos. Uganda sufrió la dictadura sangrienta de Idi Amin, que era un caníbal. Rhodesia se convirtió en Zimbabue y luego se convirtió en el país más pobre del planeta bajo el loco racista llamado Robert Mugabe. Y, mientras tecelo estas palabras, Sudáfrica todavía está siendo aplastada por un ladrón incompetente llamado Cyril Ramaphosa.
Entonces, ¿realmente pueden decir que están mejor ahora? NO. Pero recordad que para los que intentan forjar la narrativa imperante, no se trata realmente de mejorarle la vida a nadie. Su único objetivo, dicho por ellos mismos, es «desmantelar» el mundo blanco, el «mundo supremacista blanco», sean las que sean las consecuencias posteriores. No les importa eso en absoluto. Y ahora, por supuesto, todo el continente africano tiene un nuevo amo: el gobierno chino. China es la última potencia colonial en dominar África. Sus súbditos pedirán a gritos que vuelvan los británicos pronto. En un mundo ideal, no existirían imperios, solo naciones soberanas, pero no tenemos ese mundo y nunca hemos tenido ese mundo desde al menos los asirios 1400 años antes de Cristo. En el mundo real, en el que vivimos, los países fuertes dominan a los países débiles y esa tendencia no da señales de cambiar. Al menos de los ingleses se puede decir que se tomaron en serio sus responsabilidades coloniales. No solo se llevaron cosas, APORTARON.
Cuando el gobierno de EE. UU. se retiró de Afganistán después de 20 años, dejaron pistas de aterrizaje, contenedores y armas. Thank you, Joe Biden. Cuando los británicos se retiraron de la India, dejaron atrás toda una civilización, un idioma, un sistema legal, centros educativos, iglesias y edificios públicos, todos los cuales todavía están en uso en la actualidad. Mira la preciosa estación de trén en Bombay (ayy perdón, MUMBAI). Os aseguro que no no hay nada ni parecido a eso en Washington, DC, y mucho menos en Kabul o Bagdad. Hoy en día, la India es mucho más poderosa que el Reino Unido, la nación que una vez la gobernó y, sin embargo, después de 75 años de independencia, ¿ha producido ese país un solo edificio tan hermoso como la estación de tren de Bombay que construyeron los colonialistas británicos? No, lamentablemente no lo ha hecho. Ni uno.
Entonces, a pesar de lo que puedan estar afirmando perdedores en Twitter, el Imperio Británico fue más que un simple «genocidio». De hecho, los británicos no cometieron genocidio, excepto quizá si nos ponemos finos, contra los holandeses durante la Guerra de los Bóers. Los británicos le dieron al mundo la Carta Magna y el habeas corpus y la libertad de expresión. Ayudaron a poner fin a la trata transatlántica de esclavos, así como al asesinato ritual de viudas en la India. El Imperio Británico extendió el cristianismo protestante a todo el mundo. Publicó parte de la mejor literatura jamás escrita y produjo los mejores productos jamás fabricados en cualquier lugar y en cualquier momento, incluso ahora.
Era un lugar impresionante dirigido por gente magnífica. Veremos muchos imperios en el futuro, pero nunca veremos uno tan benigno. Eso es verdad y porque es verdad, la gente que quisiera gobernar el mundo de una manera mucho más dura quisiera asegurarse de que no lo sepas. Y así destruyen la evidencia, la evidencia que alguna vez existió. Ya sabes a lo que me refiero: cambiar nombres de colegios o edificios, etc, etc. De todas maneras, lo realmente importante en todo esto es que la reina Isabel II fue de una época mucho, mucho, mucho mejor de la que tenemos ahora. Que nadie diga que yo soy defensor de un imperio, porque de hecho, creo que fue un error y mucha gente sabía que tarde o temprano, la gente colonizada iba a tomar cierta venganza. También se sabía eso en EEUU con la esclavitud.
Al escuchar el discurso de su hijo, el ahora rey Carlos III, me gustó mucho su frase sobre ser defensor de la fe. No me imagino jamás al actual rey de España, ni al anterior, defender la FE, aunque sea en el caso de España, la católica. La corona británica siempre ha sido mil veces mejor que la española. Y a propósito de ser defensor de la fe, he aquí mi famoso artículo defendiendo que los protestantes ya teníamos estado. Hoy, que es domingo, no vendría mal leerlo porque trata muchos temas eclesiásticos. Sobre Isabel II, mi único lamento es que no haya sido más proactiva (porque sí pudo serlo) en la defensa de la identidad cristiana protestante de Reino Unido. Eso no es excluyente de otras religiones, por cierto. A Reino Unido ya no le queda nada realmente propio. En todo caso, GOD SAVE THE QUEEN, la última grande de Reino Unido.