Por el alumno Álvaro Camacho
Permítanme aportar primeramente el pilar sobre el cual se va a sostener mi definición de política. Política en mi opinión no es más que el marco institucional que hace posible que los ciudadanos estén orgullosos del contexto situacional sobre el que han votado.
La política histórica ha hecho uso de un amplio elenco de recursos “exaltacionistas” por llamarlos de alguna manera, ya desde tiempos helenísticos, recorriendo un amplio espacio de tiempo, hasta llegar a los parlamentos contemporáneos de alrededor del mundo.
Una pregunta a formular podría ser: ¿Hay motivos para sentirse orgulloso de España hoy en día? Se podrían obtener diferentes respuestas dependiendo del sujeto que responda y las circunstancias que lo rodeen, ya sea un idealista utópico, una ignorante, un intelectual o un retrógrado nostálgico, pero se podría responder analizando los diferentes cambios electorales contemporáneos que han habido en el País desde que tengo conciencia: en 2004, el desgaste de la guerra y el sufrimiento de diversos ataques terroristas, hicieron que la mayoría de los españoles no se sintieran orgullosos con los principales dirigentes derechistas del Congreso, por lo que se produjo un produjo un cambio hacia la izquierda, que mantuvo a los españoles “orgullosos” de su nación en dos ocasiones: en 2004 y 2008, perdiendo su confianza en 2011, donde la derecha salió beneficiada de la pésima gestión de los años anteriores.
¿Cuál es la situación política actual?, parece una situación de cámara oculta, en la que la casta política admitiría que todo ha sido una broma de mal gusto, que los diputados no mantienen sueldos vitalíceos, que el libro de Zapatero sobre economía era una burda burla con un gran sentido del humor, que las cajas de ahorro no han financiado el disfrute privado de los políticos autonómicos, que no existen embajadas catalanas y andaluzas en Puerto Rico y que el nepotismo es un concepto napoleónico superado actualmente.
¿Se puede estar orgulloso de nuestro herido de muerte País hoy en día? Parece casi imposible, sólo una burda idea de algún ya citado anteriormente retrógrado ciego e ignorante cegado por el fanatismo podría estar orgulloso de una nación con tantos fallos estructurales como es ésta. La gente gana orgullo normalmente al aliviarse la presión económica y al establecerse una justicia equitativa.
Por eso, queridos lectores, abogo por un nuevo concepto de política, la muerte de la política tradicional que no ha conseguido que nos sintamos orgullosos de este, nuestro País, y a raíz de la cual han surgido falsos nacionalismos que no hacen otra cosa que favorecer la ruptura de la unidad y la ciudadanía. Un nuevo concepto de política, ya que la satisfacción viene de la mano de la economía, una política al servicio de la economía, como hemos podido observar en países como Italia y Austria, que han conseguido superar esta difícil situación y cuyos ciudadanos no pueden estar más orgullosos de su nación.
Porque para estar orgullosos de una nación, ésta debe ser próspera y competente, claro que envidio a naciones como Austria y Estados Unidos, en la que sus ciudadanos están completamente orgullosos de ellas, ya que su política ha establecido las condiciones óptimas para estarlo, mientras que aquí, la clase política ha fallado, y no se llegará a la verdadera ciudadanía sino se deja atrás a ésta y se asesina al concepto actual de política que podemos ver en España, para quién sabe, a lo mejor en un futuro, volver a retomarlo. Pero para llegar a este paso, dado que todos nuestros esfuerzos han sido en vano, desde la capital de la región más pobre y más conflictiva de España, pido públicamente: “Merkel, pishita, colócanos a un técnico”.