Revista Libros

La muerte y la doncella I-V

Publicado el 31 mayo 2013 por Icíar
La muerte y la doncella I-V   
Escritora: Elfriede Jelinek
Hacía tiempo que no encontraba un libro tan incomprensible, pudiendo decir que puede resultar incluso a ratos insoportable, pero al mismo tiempo tan adictivo, hasta el punto que al final lo leí dos veces. No digo más.
Empecé a leerlo, saltándome el prólogo, como acostumbro a hacer, algo que ya aviso no se debe hacer. En este caso el prólogo resulta una excelente ayuda, casi como una traducción.
Bueno, pues dentro de ese creer no comprender nada, aún así no podía dejar de leerlo, había algo casi subliminal que me parecía muy valioso, y por supuesto, que encerraba un mensaje de los que dejan huella. De hecho, Susana Hernández y yo, ahora cuando hablamos, y comentamos tal-y-tal-qué-cosa, si decimos: “Esto es del estilo Jelinek” sabemos muy bien de qué estamos hablando.
Decir Jelinek es cuestionar todo el orden social establecido, un orden tan antinatural para la mujer como tan aceptado por ella y de forma inconsciente, al estar basado en una herencia tan arraigada en nuestro subconsciente que nos es casi imposible identificarlo. Permanece así como una fuerza invisible que nos determina.
Jelinek trata de desenmascarar a este pensamiento impostor, que tan poco favor hace a que la mujer pueda llevar una existencia real. Real, sí porque en esto se centra el libro. Para Jelinek, la mujer no ha conseguido SER. Todos nos encontramos predeterminados, sí, claro, pero mientras al hombre se le ha permitido ser, a la mujer no, y lo que es peor: no lo sabe. Ella existe, sí, pero en función de él.
Así que si para Jelinek la mujer como ser independiente no ha nacido todavía, es por eso que en ese sentido, diga: “que todas seguimos princesas”.
¿Pero qué es “La muerte y la doncella I-V”? pues son los dramas de ser esas princesas, contado a través de relatos conocidos. Concretamente, 4 relatos cortos “contados a lo Jelinek” de los cuentos: Blancanieves; La Bella Durmiente; Rosamunda y el personaje de Jackie Kennedy; Más un quinto relato (La Pared) que aborda los límites impuestos a la mujer y en consecuencia el #LugarDeLaMujer (como diría Rosa Montero), y las fatales consecuencias de aquéllas que osen salirse de esos límites. Un buen ejemplo sería la vida de Marie Curie contada por Rosa Montero en “La ridícula idea de no volverte a ver”; Y ya como broche final, añade un sexto relato a modo de epílogo de la princesa que resucita hacia la eternidad: El relato del funeral de Lady Di.
Jelinek toma estos cuentos de siempre, así como analiza a otros personajes femeninos admirados e incluso envidiados, para tratar de que nos demos cuenta de lo artificial del yo de la mujer, de su yo inexistente. Y algo más duro: la mujer no sólo es víctima de este pasado heredado, sino que a su vez es verdugo de las demás mujeres. ¿Nunca os habéis preguntado que cómo es posible que si una mujer tiene en sus manos la educación de generaciones futuras, cómo no ha cambiado de un plumazo un orden que no la favorece? ¡Basta una sola generación! Pues no. Sencillamente es que no hay consciencia de esto.
Así que todas ellas viven de prestado, como en los cuentos clásicos. Los príncipes les dan la vida y el sentido a la vida de ellas, con su amor, que si se les quita, todas ellas se desmoronan. En esta vida sin existir, alcanzan la existencia con la misma muerte, porque es desde el más allá, a través de esas grabaciones y fotografías que nos han dejado, a través de esa imagen meticulosamente construida en vida, donde al fin su voz será escuchada y la belleza como cúmulo de virtudes, eterna.
Me encanta cuando en su ironía y crudeza, la Jelinek dice algo así como que el amor ha de ser el valor eterno de la mujer, y añade algo así: perdona, ¿no es uno de los tuyos?¿se supone que tiene que ser uno de los míos? ….
¿Por qué se dice que la mujer busca seguridad mientras el hombre, mucho más guay, no necesita de esa seguridad?¿Es porque el hombre es de una naturaleza diferente, más centrado, más inteligente, más fuerte y seguro?¿O no es esto una consecuencia de un tipo de sociedad que no nos favorece nada? Responde la Jelinek, en su relato de La pared: “Como soy mujer, he de ser lista y hacerme con tanta seguridad como me sea posible con vistas a los insoportables años de la vejez cuando muy probablemente no sea capaz de conquistar a ninguna otra pareja. Así que está decidido, haré cuanto tenga que hacer para conseguir una pareja de la manera habitual".
¿La mujer es fiel por naturaleza y el hombre no lo es? Respuesta, del relato también de La Pared: “Por ser mujer no puedo satisfacerme de manera promiscua y al mismo tiempo seguir gozando del respeto y apoyo de la sociedad, ergo he aquí una de las causas de mi envidia a la libertad de los hombres".
Un ejemplo aplicado a toda esta realidad femenina: Hay una novela en concreto, muy conocida, que viene de perlas a esto. A mí por lo menos me ha venido a la mente. Me refiero a la novela de Zweig y que, en su día,  me produjo un rechazo total: “Cartas de unadesconocida”. En ella se retrata a una mujer sin existencia real ¿qué le quedaba entonces? Tener el destino de las princesas: la muerte, y así alcanzar el súmmum femenino: la belleza eterna, la bondad eterna, la abnegación eterna, la generosidad eterna …. ser, aunque sea ser en la muerte ¡Espantoso!
Me despido con un desahogo mío y que yo añadiría como el último drama de princesas, ya puestas: Leticia Ortiz. Soy de las que cuando escucharon la noticia del compromiso con el príncipe Felipe, sentí una gran compasión por ella. Pensé, ¡qué putada! Acabas de perder una vida para pasar a tener una vida artificial, en palabras de la Jelinek, una vida de no-ser. Ya nunca más se escuchará tu palabra, sino tus vestiditos, y si estás más o menos guapa o suficientemente delgada, ya clienta asidua de clínicas plásticas, de boutiques, y de eterna cara de Dulzura, buena madre y demás poses emocionales, esconde tu carácter, tu ambición, o te cortarán la cabeza … ¡La muerte en vida! ¡pero eso sí, si construyes bien tu imagen, serás recordada eternamente en la muerte! ¡Te acompaño en el sentimiento!
Despedida: Un largo video de la 2 por si alguna quiere de una forma mucho más comprensible entender la mucha verdad de lo que hay en el discurso de la Jelinek. Aviso que es impactante :D.

Mensaje para ALE de BIBLIOBULIMICA: primer libro de tu reto "Leer a las 12 mujeres Nobel de Literatura". Libro leído. Ha merecido la pena.
NOTAS:
  1. Jelinek, cuando compara a Jackie Kennedy y Marilyn Monroe, dice que ambas son un nada. Si alguien quería coger a Marilyn, como en un sueño, cuando la alcanzan se daban cuenta que no hay nada, era todo una imagen construida. A Marilyn nadie la escucha, solo la veían, pero si se coge, el sueño se esfuma. Es un no-ser;   Con Jackie, tampoco pueden cogerla, ni siquiera la carne, que no tiene, la miran de otra forma, ahora miran su funda (es graciosa la Jelinek), el estilo, el porte, más imagen. Jackie es sus vestidos, su forma no ha de cambiar nunca. Sus vestidos son su escritura.
  2. Habría infinidad de notas. Jelinek tiene entre otras cosas, conocimientos de mitología griega que utiliza muy bien. Hay conexiones muy interesantes con ellas, pero ya no soy capaz de ponerlo. Me he quedado seca. El libro da para mucho. Eso sí.



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