Para la pedagogía Waldorf la muñeca que tiene en sus manos un niño/a tiene una importancia y una intimidad en el juego infantil que no tienen los otros juguetes.
Mi hija prefiere las muñecas waldorf con mucha diferencia a otro tipo de muñecas. Pepa (la de la foto) es su favorita, que fue un regalo de cumpleaños que conseguimos en JugariJugar.
He registrado día a día en mi diario (estoy haciendo un diario observacional de cómo evoluciona su juego en cada etapa) cómo se relaciona con ellas, es fascinante observarla.
Y teniendo en cuenta que a menudo recibo consultas y preguntas sobre la muñeca waldorf, voy a intentar explicarte hoy cómo es la muñeca Waldorf, por qué es así y otras dudas que puedan surgir…
¿Por qué jugar con una muñeca?
La muñeca es un compañero/a, un amigo íntimo muy próximo a su corazón, que acompaña al niño/a en sus vivencias, es un consuelo en sus penas y celebra sus alegrías. El niño no establece esta relación con una pelota o con un coche.
Además, la muñeca viene a ser un espejo de su propio ser y de la situación en que se halla su desarrollo. De ahí que según la edad no se le ofrezca cualquiera, sino una que esté en consonancia a su momento evolutivo.
Una muñeca para cada edad
Hagamos un breve repaso sobre qué muñeca es más adecuada para cada edad según la pedagogía Waldorf…
La muñeca del bebé: de nudos
El muñeco de nudos se caracteriza por tener una cabeza redonda y dura, no elaborada, donde la forma esférica aparezca bien caracterizada. Las extremidades y el resto del cuerpo apenas se sugieren con una tela suave y unos nuditos en los extremos.
Este muñeco manifiesta la situación de desarrollo del bebé, donde la cabeza es la parte que más llama la atención y las extremidades y el tronco son descoordinadas y apenas sostienen el cuerpo.
Es muy simple, pero acostado al lado del niño como compañero hace las funciones de “tu”. Así el niño no se queda solo cuando la mamá no puede tenerlo en brazos.
Este muñeco de nudos es el que confeccionamos con algodón orgánico en nuestro Atelier.
A partir de los 2 años: la muñeca de abrazar
El niño/a ya ha conquistado el espacio, se levanta, camina,… En este momento las extremidades ya empiezan a ser funcionales por lo que esto se ve reflejado también en su muñeca. El cuerpo sigue siendo blando, pero ya está elaborado de una forma sencilla, y los brazos y las piernas ya están visibles. La cabeza continua igual, aunque puede tener cabellos, y también se pueden sugerir los ojos y la boca.
Si quieres confeccionar una, puedes ver el tutorial que publiqué de cómo hacer una muñeca de abrazar.
A partir de los 3-4 años: la muñeca de miembros
A partir de los 3 años el niño/a ya empieza a denominarse a sí mismo “yo”, ya no se dirige a sí mismo como si fuera una tercera persona. Empieza a aprender a situarse como ser humano en el mundo.
Es un proceso que sucede despacio en el que también aprende a relacionarse con su propia corporalidad; Si hace frío, nos abrigamos, protegemos los pies con zapatos, hay que lavar el cuerpo, y también peinar el cabello. También nos alimentamos varias veces al día. Por la noche nos ponemos el pijama y nos tapamos con una manta o edredón para calentar el cuerpo,…
La muñeca debe tener por tanto este tipo de experiencias. Ya debe estar elaborada con detalle en cuanto a su forma básica. La cabeza tiene forma de cabeza humana. Las piernas y los brazos son móviles y aptos para cualquier movimiento.
La muñeca debería contar con varios vestidos, para que pueda acompañar el ritmo estacional, por ejemplo.
En la etapa escolar, a partir de los 6-7 años la relación con la muñeca cambia. Ya no la necesita como anclaje y pierde esa misión de ser espejo de la propia persona. Pero aumenta el aspecto social y entonces el niño/a pasa a cuidar de la muñeca, como si fuese un hermano/a u otra persona. La alimenta, la viste y le da cuidados durante el ritmo diario.
Esta muñeca suele acompañar al niño/a perfectamente hasta los 10-13 años.
La muñeca Waldorf de mi hija, a la que ha bautizado como Pepa, es de Jugar i Jugar. Fue gracias a Claudia y Carmen que conocimos estas muñecas preciosas, confeccionadas artesanalmente con materiales naturales y a un precio más asequible, pues normalmente tienen un precio muy alto. Los complementos de madera (platitos, cubiertos y copas) también son de Jugar i Jugar, puedes encontrarlos aquí.
¿Cómo son las muñecas Waldorf?
Los materiales de las muñecas Waldorf
Los materiales para confeccionar las muñecas Waldorf están muy pensados, no son casuales. Siempre son telas naturales, suaves, ligeras como algodón o lana, nunca sintéticas.
Al ser materiales “vivos” que respiran despiertan determinados sentimientos e impresiones sensoriales mucho más ricas en el niño/a.
Para el relleno del cuerpo siempre se utiliza lana cardada de oveja y lana hilada artesanalmente para los cabellos.
¿Cómo se confeccionan?
Hoy en día la mayoría de objetos que nos rodean no están hechos por manos humanas, sino por máquinas que aunque son muy prácticas y rápidas, no traspasan al material lo que transmiten las manos humanas o el cariño con el que el ser humano hace las cosas.
Para la pedagogía Waldorf es muy importante que los juguetes, y especialmente las muñecas, se confeccionen mediante procesos manuales y además (esto es algo primordial) con pensamientos cariñosos. Es como si la persona que la confecciona transmitiera parte de su esencia, algo suyo a la muñeca, que permanecerá en ella.
Recuerdo sobre esto hace un tiempo cuando trabajando en el grupo de manuales de la escuela de mi hija, estábamos precisamente confeccionando una muñeca de abrazar. En el trabajo surge fácilmente la conversación, y una mamá sacó un tema relacionado con un juicio que en ese momento era noticia y que provocó varias opiniones. Entonces la directora de la escuela nos hizo detenernos y reflexionar sobre el tipo de pensamientos que teníamos en el momento de confeccionar la muñeca, de cómo podíamos impregnarla con ello. Fue algo que generó polémica después en el grupo de mamás pero que llegamos a comprender. Y de hecho desde entonces lo tengo muy presente cada vez que confecciono un hada por ejemplo.
¿Por qué las muñecas Waldorf apenas tienen rostro?
Todo juguete, incluida la muñeca, es más adecuado cuanto más indeterminado sea. Si está muy elaborado, muy definido, no da espacio a completarlo por la imaginación del niño/a.
Lo incompleto siempre estimula al ser humano a terminarlo, a poner en práctica su propia creatividad. Por eso, debemos permitir al niño/a que pueda completar los juguetes y enriquecerlos.
Esto se aplica al rostro de las muñecas. Poner un rostro que esté completamente estructurado establece una impresión fija e invariable en el niño (siempre estará triste, alegre, indiferente…).
En cambio, si la boca y los ojos apenas se hallan sugeridos, la fantasía del niño o la niña pueden completar el resto, pues tendrá espacio suficiente para que la muñeca se ría, llore o sonría, dependiendo de cómo esté la situación anímica del propio niño.
Algunas cuestiones pedagógicas interesantes…
¿Los niños también deben jugar con muñecas?
Contestar a esta pregunta me parece hasta inoportuno, debería estar ya más que asumido. Aquellos papás y mamás que piensan que su hijo puede perder la masculinidad por jugar a cosas de niñas, deben estar muy tranquilos, ¡no hay ningún peligro!
Y les planteo la siguiente pregunta: ¿Cómo podrá un niño actuar más tarde como marido, compañero o como padre de familia si como niño se dedicó solamente a jugar con pelotas y cochecitos?
Los niños también necesitan muñecas (chicos o chicas esto es indiferente) para compartir sus vivencias y acompañarlos en sus juegos, pues el niño/a crea inconscientemente a través del juguete su relación con el mundo y las personas que se hallan a su alrededor.
¿Muñecas niña o niño?
Hasta los 11-12 años de vida, el niño/a experimenta el “ser niño”, esto es el estado pleno de ser humano. De forma natural tiene la vivencia del ser humano como una unidad, no lo concibe dentro de la dualidad hombre-mujer, salvo que el adulto y la sociedad le impongamos un sentido en ella (con muñecas adultas hipersexuadas por ejemplo).
No es hasta el inicio de la pubertad que adquiere la madurez sexual y entra en juego la relación hombre-mujer.
Esto quiere decir que para un niño/a es totalmente indiferente si el compañero de juegos es niño o niña. El niño/a busca el contacto humano independientemente del sexo representado. Obviamente conoce su cuerpo y sabe que los niños y niñas tienen apariencias diferentes, pero no tiene mucho sentido para él.
Es como si los niños contactaran con la individualidad, con el yo, con lo puramente humano de cada uno, que no es ni masculino ni femenino. Y en este sentido, la muñeca la percibe como imagen del ser humano.
De ahí que el sexo en las las muñecas Waldorf en general no es muy aparente. Pueden ser niños o niñas por tener el cabello más largo o más corto, pero tampoco es algo muy definido ni invariable.
¿La muñeca se debe parecer al niño/a?
Si la muñeca es una especie de espejo para el niño/a, entonces debe poder identificarse con ella. Por ese motivo no es adecuado que una niña rubia tenga como primera muñeca una que sea negra o morena.
Es importante que cada niño/a tenga al menos una muñeca con los rasgos de su raza y sus rasgos correspondientes.
Es cierto que es bueno que tenga muñecas de otras razas, así aprende que la humanidad se compone de distintas razas, todas bellas y dignas de ser amadas y respetadas. Pero la primera muñeca que recibe o la preferida, debería ser semejante a él/ella.
Espero que este artículo pueda darte un poco más de luz y te ayude a entender por qué las muñecas Waldorf son tan especiales. Y si tienes alguna pregunta, ¡te espero en los comentarios!
Además, para profundizar en este tema, te recomiendo el libro: Mi querida muñeca de Karin Evelyn Scheven de la Ed. Pau de Damasc.
AguamarinaSobre la muñeca recae una gran importancia, pues todo en ella, pensado o no pensado, tiene una acción que solamente se revelará en el adulto maduro. – Karin E. Scheven