La música a todo volumen en las discotecas tienen un sentido: ocultar el vacío comunicativo existente entre las personas que bailan, ríen y beben juntas, pero que de ninguna forma serían capaces de abordar juntas algo tan sencillo como una simple conversación con un mínimo de profundidad. Porque esa música ensordecedora, pienso, sustituye a la cadena de palabras vacías que aparece en el momento en el que dos personas sin ningún tipo de curiosidad intelectual común comienzan a codificar y descodificar como dos posesos que, en realidad, sólo se están oyendo. “Escúchame” no es una petición cualquiera. A mí jamás se me ocurriría pedirle a aquel colgado del Utopía que me escuche. Mi abuela diría que eso es pedirle peras al olmo.Gracias, Perico, por ser mi peral favorito.