Revista Música
Parte I
Sobra decir lo que se debe considerar realidad: la música clásica no pasa de moda. También lo podemos expresar de otras maneras: “No tiene fecha de expiración”, “es siempre vigente”. Y digo “se debe considerar como realidad” porque ¿qué es la realidad hoy en día sino lo que simplemente la mayoría considera verdad?
Lo que quiero decir, es que el concepto música para el 90% de la población seguramente está representado por un ejemplo de música popular. Si se menciona la palabra “elefante” todos más o menos tendremos la misma representación del concepto y la imagen de un elefante aparecerá en nuestras mentes. Pero si se menciona “música”, unos pocos pensarán en orquestas y la mayoría pensará en Pop y rock.
Con esto tendremos que la música clásica, al ser llamada “música”, tendrá que cumplir con las características del concepto mayoritario: el del pop y rock. Donde las obras son creadas por montones a cada momento para vender y se deben de volver a crear a cada instante porque pasan de moda. Volvemos a lo mismo: música de los grandes maestros, música del pasado que debe ser remplazada.
Necesitamos crear una manera de explicar el funcionamiento del mundo de la música académica para evidenciar que las obras Bach y Beethoven no son música del pasado. Me encantaría saber que es lo que otras personas (melómanos, músicos, apasionados o quien sea) piensan al respecto (comenten, por favor). Por el momento me gustaría compartir brevemente la idea que tengo.
El punto clave es la existencia de un objeto en la música académica, el cual es la esencia de mucha de sus definiciones: la partitura.
Podemos decir que tal grupo de rock lanzó tal sencillo en tal año y luego tuvo cierto tiempo de éxito. Lo que yo percibo es que la creación de la partitura parece ser tomada como el lanzamiento de la obra (a semejanza del sencillo de rock). Entonces sería aceptable decir que ya pasó demasiado tiempo desde que la obra fue lanzada (hay que avanzar ¿o no? No podemos seguir aferrados al pasado).
Pero parecemos olvidarnos de algo: la partitura no es la música. La música solo existe cuando las ondas sonoras están en el aire. En la música clásica tenemos a dos artistas: músico-compositor y músico-intérprete (sí, sí, ya sé que pueden ser los dos al mismo tiempo pero hablo de manera abstracta). El compositor crea la partitura, pero ésta es una obra inalcanzable para el oyente; por lo tanto, necesitamos al intérprete quien también es un artista y como artista que es, él también crea.
El sencillo de rock se crea una vez y cumple su función más fuerte durante un tiempo determinado (hasta que otro grupo haga un cover quizá, y el ciclo se repita); ahí queda su etiqueta en el tiempo. Pero ¿qué pasa con la música de los grandes maestros? Es simple: los músicos-intérpretes están re-creando a cada momento la música. Porque no se trata de “ah… todos los que tocan la novena de Beethoven, están tocando lo mismo”. Los intérpretes están siguiendo las mismas instrucciones (partitura) pero están creando la obra nuevamente.
Esa es la diferencia entre una canción de rock de moda que varios grupitos puedan interpretar: todos están tocando la misma canción. Sin embargo, en el mundo clásico, los artistas crean la música cuando interpretan la partitura.
El intérprete no nos viene a decir: “mira, esta música se creó hace dos siglos”.
El intérprete artista verdadero nos viene a decir: “mira, en este momento voy a crear una obra nueva(mi obra como artista, que es la interpretación) siguiendo las instrucciones de otra obra que hace dos siglos otro artista realizó (el compositor)”. Nosotros percibimos el todo como música, y en el presente, es una obra nueva.
Suena cursi pero así es. Es la cualidad del arte en la música clásica, no vamos al concierto a escuchar “música de antes”, vamos a apreciar artistas creando música. Y si sabemos que la música se está creando en ese momento ¿como podemos decir que es música vieja?
Mientras usted está leyendo este post, en el mundo hay un enorme grupo de músicos intérpretes, desde estudiantes hasta expertos. Todos ellos están re-creando la música de los grandes maestros. A cada segundo que pasa, la música de Bach, Beethoven, Mozart, Tchaikovsky, Mahler, etc., vuelve a ser nueva. ¿Qué más vigencia podríamos pedir?