La naciente república del Perú encontró una clase dirigente que no contaba con una figura que encarnara la voluntad popular, por eso, los caudillos militares resultaron la única alternativa para asumir el mando político del país. Así, desfilaron generales liberales y conservadores por la silla presidencial. José de La Mar, Agustín Gamarra, Luís José de Orbegozo, Felipe Santiago Salaverry, Andrés de Santa Cruz, Manuel Ignacio de Vivanco y Ramón Castilla, entre otros, intentaron a través del autoritarismo sentar las bases del nuevo sistema político.
La reducida participación política de los criollos durante el siglo XVIII no les permitió enfrentar los cambios. Por esto, al ser elegidos como representantes en las primeras asambleas y congresos constituyentes, no pudieron llevar a la práctica los principios que defendían. El resultado fue la variación constante de las constituciones. Los civiles se hicieron presentes en al vida política del país desde el Poder Legislativo y el Judicial. Una de las principales preocupaciones de los sectores dirigentes en esta nueva etapa fue la educación. El Convictorio San Carlos y el Colegio Guadalupe jugaron un importante papel en la formación de la élite conservadora y liberal, respectivamente. El periodismo fue el principal difusor de la cultura y también sirvió de tribuna para los debates políticos. En 1827 se fundó el segundo Mercurio Peruano y en 1839 apareció el diario El Comercio.