Revista Cultura y Ocio

La narrativa histórica de Robert Graves

Por Verdi0381

La narrativa histórica de Robert Graves
                                       Robert Ranke Graves (Wimbledon, 1895-Deyá, Mallorca,1985)
Nacido en Wimbledon en 1895, Robert Ranke Graves, en el seno de una familia de aristócratas ingleses, es educado en el espíritu militar y cosmopolita de un imperio en pleno auge. Es en su plena niñez, cuando el símbolo de aquel imperio, desaparece. En 1901 muere Victoria I de Inglaterra, dejando como herencia un imperio casi tan vasto como lo fuera el de Carlos V. Los dominios británicos cubren una considerable extensión: al este del Asia Hong Kong; en el centro, la India y algunas colonias marítimas en el sudeste. En Oceanía Australia y Nueva Zelanda y en África. Su adolescencia, pues, transcurre en las academias militares inglesas, que le daban un carácter de estatus social y económico a las familias. En plena juventud se da el hecho trascendental: a sus diecinueve años se enlista en las filas británicas que combatirán en la primera guerra mundial. Allí, entre las balas y los obuses, la miseria humana, la carnicería el horror y la muerte, se derrumban en su fuero interno todas aquellas imágenes de grandeza con los que fuera educado. Será allí que conocerá al insigne poeta de la guerra, de la devastación de la juventud ante semejante horror: Wilfred Owen. De ese modo cae un imperio que cultivó su derrota a expensas de ambiciones expansionistas. Tras el desengaño político y hallando su verdadera vocación en el ejercicio de las letras, se radica en la isla española de Mallorca, en una pequeña localidad llamada Deyá, respirando el aroma del salitre y oyendo los latidos de Pan al borde del Mediterráneo. Será allí donde comience a concebir sus obras de madurez y las más representativas de su estilo: Rey Jesús, La Hija de Homero, Las Islas de la Imprudencia, Yo Claudio, Claudio El dios y su esposa Mesalina y La Diosa Blanca.
La narrativa histórica de Robert Graves
. Sus laboriosas y digeridas lecturas, inscritas en la búsqueda arqueológica en los cimientos de la civilización occidental ─sobre todo el mundo clásico─ definen los rasgos característicos en su narrativa. Sus temas y personajes toman la experiencia personal como punto de partida. En el grueso de sus relatos históricos, un personaje cercano a los hechos, refiere la historia como una anécdota que es el punto de partida de la estructura de la novela. Ya sea el propio emperador Claudio, quién cuenta los sucesos de su vida desde una plácida vejez, o ya sea el cronista Agabo el Decapolitano que en el periodo de Domiciano arranca su relato de los hechos milagrosos del taumaturgo-profeta Jesús de Nazareth, el autor anula su yo, poniendo en boca de otro el eslabón narrativo. 
Quizá sea este rasgo tan propio lo que da a sus obras la robustez y la verosimilitud a sus ficciones históricas. En un género tan complejo y de minuciosa laboriosidad como la narrativa de histórica, que habría que diferenciar de la narrativa de época ─que algunas veces se limita solamente a contar la historia en un periodo particular, pero muchas veces carente de profundidad y rigor─, Graves se constituye en piedra angular y modelo de escritor riguroso, crítico, ausente de afanes mercantilistas y comprometido con su oficio. Pero no sólo incursionó en la narrativa histórica sin profundizar en sus estratos más profundos. En su vasta y desconocido opus mágnum La Diosa Blanca, «una gramática histórica del mito poético», como el mismo la llama, explora los orígenes de la lengua y el pensamiento poéticos. Se centra sobre todo en el análisis de la lengua céltica, los símbolos tomados del panteísmo natural y telúrico, inspirándose en el alfabeto de los árboles para recrear las atrevidas metáfora y la simbología de los bardos galeses. En suma es un evangelio estético en el mejor sentido de cómo lo veía Nietzche. Una vuelta a los valores dionisiacos de la cultura occidental. Fue éste su testamento literario, con profunda raigambre en la cultura clásica mediterránea y céltica en un puñado de libros, que parafraseando a Spinoza hacen de la obra de Graves el perfecto ejemplo de aquello que dice el filósofo judío en su Ética: «todo lo excelso es tan difícil como escaso.»
La narrativa histórica de Robert Graves

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