Una cosa lleva a la otra y al final de una conversación piensas "voy a volver a leer La Náusea". Claro que hay que contar con el paso del tiempo, con las lecturas que se han ido añadiendo a lo largo de los años y con una conciencia de la realidad que, siendo siempre escasa, al menos es superior a la de la adolescencia. Por eso, me recuerdo mucho más impactada por la Náusea en el instituto que ahora. Podría incluso decir en bajito que incluso me he aburrido con esta nueva lectura.
Nunca hay que olvidar que para Sartre esta obra magistral aguardaba la intención de plasmar sus pensamientos más profundos y que es mucho más interesante una lectura desde el punto de vista filosófico que prestar un poco de atención a la forma. En esto último creo que, a medida que pasan los años, va perdiendo pues tiene un pequeño toquecito que hace que parezca un libro antiguo.
De todas maneras, es un título indispensable que hay que leer. Siempre, eso sí, teniendo en cuenta su contexto, sus influencias y lo que aportó al pensamiento europeo. Considero a Sartre un magnífico pensador, pero quizás no un estupendo literato.